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5 años de la pandemia de covid

La factura de la pandemia del covid-19 en los adolescentes: "Yo era muy sociable y ahora tengo mucha más vergüenza"

  • RTVE.es habla con cuatro jóvenes que eran entonces adolescentes cinco años después del estado de alarma

  • Muchos arrastran problemas para socializar o prefieren quedar en casa que salir al exterior

ÁLVARO CABALLERO
10 min.

El covid-19 pasó como un huracán por las vidas de todo el mundo, dejando, cinco años después, secuelas físicas y psicológicas a personas de todas las edades. Pero si los más afectados por el virus en sí fueron los mayores, las medidas para frenarlo se cebaron especialmente con los adolescentes.

Esta etapa entre los 12 y 18 años es de "alta vulnerabilidad desde el punto de vista psicológico", a "mucha distancia" del resto de franjas de edad, según explica a RTVE.es José Antonio Luengo, decano y presidente del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid. 

El estado de alarma, el confinamiento y las medidas de distancia social llegaron en un momento de gran inseguridad vital como es la adolescencia, una etapa en el que la necesidad de contacto, precisamente aquello que estaba vetado, es clave en sus vidas. 

Cuando se cumple un lustro desde la irrupción de la pandemia y el aislamiento impuesto para hacerle frente, hablamos con cuatro jóvenes sobre el impacto que ha dejado en sus vidas. Una factura que, aún hoy, sigue muy presente, en forma de dificultades para socializar o una disminución del rendimiento académico, aunque también ha dejado nuevos aprendizajes.

"Salgo porque tengo amigos y no quiero perderlos"

"Yo era supersociable y ahora me he dado cuenta de que me he hecho más reservada. Antes no me gustaba pasar tiempo sola y ahora lo disfruto". Quien habla es Loren, una alicantina de 20 años, pero su diagnóstico es compartido por muchos de su edad, incluidos la mayoría de los que han participado en este reportaje.

Tenía 15 años cuando toda España se encerró en casa para evitar la propagación del virus. De un día para otro, pasó a ver a sus amigos y compañeros de clase solo a través de una pantalla. "Si me dan a elegir, prefiero quedarme en mi casa", cuenta, y reconoce: "Salgo porque tengo amigos y no quiero perderlos".

Como ella, Javi, un valenciano que ahora tiene 22 años y entonces 17, admite: "Yo antes del covid era muy sociable, no tenía ningún tipo de problema en salir de fiesta, en llegar a una clase nueva y hablar con gente sin ningún tipo de problema. Y después sí que noto que me da mucha más vergüenza".

Él cursaba primero de Bachillerato en Canadá gracias a una beca cuando comenzó la pandemia. Tras unos meses en los que se sentía bastante solo, empezó a relacionarse con un grupo de amigas con las que sentía más conexión, pero tuvo que ser repatriado a España y aquello frustró todos los planes que ya habían empezado a hacer.

"He perdido la posibilidad de haber tenido una relación profunda con ellas. Al final me fui justo en el momento que iba a ser un paso adelante en formar una relación, y eso me ha afectado mucho a la hora de tener relaciones de amistad con la gente después del covid", relata.

"El plan predilecto siempre es quedarnos en casa"

Más dificultades para socializar y, si hay que hacerlo, quedar en casa. Carla, una madrileña que cursaba 4º de la ESO en 2020, reconoce que se quedó "tocada del tema social". "Yo le cogí mucho miedo a salir. Salí la primera vez que se permitió y viví tanto miedo que me tiré un mes sin hacerlo o saliendo lo menos posible", señala.

No cree que el encierro le proporcionara más ganas de hacer vida en la calle, sino todo lo contrario. "No sé si es por el grupo de amigos que yo tengo, pero hacemos muchos planes de estar en casa, en las de unos y la de otros". Cree que puede deberse, en parte, a que tras el desconfinamiento "nos forzaban a estar en el exterior".

En la misma línea se expresa Javi. "Con mi novio cuando hacemos planes, el plan predilecto siempre es quedarnos en casa, ver una peli, jugar a un juego", apunta. "Me siento un poco presionado por el exterior a hacer cosas fuera", añade.

Aumentan los problemas de salud mental en adolescentes por la pandemia

Campus "vacíos" y nuevas maneras de relacionarse

Viene ocurriendo desde hace años y no es solo cosa de la pandemia, señala Luengo, que además de presidir el Colegio Oficial de Psicología de Madrid es profesor en la Universidad Camilo José Cela. "Este efecto [de quedarse más en casa] lo cuentan los chicos, pero se ve en las dinámicas sociales y culturales que siempre han rodeado los campus universitarios", subraya.

Él mismo lo nota cuando va a la facultad a dar clase y ve los campus "vacíos", algo impensable en su época de estudiante. La pandemia marcó "un antes y un después" y los campus han dejado de ser en gran medida ese "espacio de intercambio, de aprendizaje social, de cierta revolución cultural"

"Se han configurado nuevos modos de relación y, sobre todo, de divertimento. Se ha diversificado mucho más el cómo me gusta pasar el tiempo, con quién y haciendo qué". Detrás de ello está también la expansión de las redes en los últimos años.

"La pandemia nos tocó uno en un momento vital, pero nos tocó con la facilidad o la desgracia de tener redes sociales", coincide Carla, y pone de ejemplo: "No es lo mismo que yo pueda ver una película en línea con mis amigas a que me hubiera pillado la época de mis padres, que la única forma de comunicarse prácticamente era salir a la calle".

Estamos como queremos - Adolescentes en peligro - 18/07/2021

El lastre de las clases a distancia: "Me costó un montón sacarme Bachiller"

A todos ellos la pandemia les afectó en años clave como son los del paso a la universidad. Luana, una joven de 22 años de Mataró, Barcelona, pasó la pandemia estudiando la selectividad. "En otros cursos los profesores se lo tomaban con más calma, pero con nosotros no podían. Fue una carga más pesada, porque estaba el estrés de entrar en la universidad".

Tampoco fue fácil el primer año de carrera, en su caso de Diseño en Barcelona. "Era un cambio muy drástico y me tocó hacer el primer año confinada también. Y el primer año es el que tienes que conocer a la gente, fue un poco horrible", lamenta. Ella no tuvo problemas para socializar con sus compañeros cuando la situación ya se había normalizado, pero sí que sufría, igual que otros en su clase, "ansiedad social". 

En tercero de carrera, pone de ejemplo, cuando ya se había dejado atrás la crisis sanitaria, "muchos llevaban mascarilla". Ella, por ejemplo, arrastra desde entonces un malestar al estar en sitios con grandes aglomeraciones. "Hace poco en un concierto estaba en pista y con cada canción me tenía que salir porque sentía que me faltaba el aire".

"Me costó un montón sacarme bachiller. Primero lo pasé copiando y segundo repetí",

A nivel académico, Loren también siente que el hecho de tener las clases en línea le ha pasado "factura". "Yo estudiaba, pero a mí si nadie me explica, yo no lo entiendo. Yo miro el libro, lo copio y ya está", admite. "Me costó un montón sacarme Bachiller. Primero lo pasé copiando y segundo repetí", señala.

A día de hoy aquellos dos cursos han tenido efecto: "Yo estaba haciendo el Bachillerato científico, quería hacer algo de Ciencias de la Salud, pero por notas bajas y repetir terminé haciendo Turismo, que no me gusta".

No es lo mismo la enseñanza presencial que la enseñanza telemática

El profesor José Antonio Luengo coincide. "No es lo mismo la enseñanza presencial que la enseñanza telemática. La enseñanza tiene mucho que ver con la mirada, los gestos, con cómo te mueves, con cómo facilitas la interacción. Uno no se siente igual de comprometido en un aula que por internet, y esa dinámica es fundamental en los niveles que luego tenemos", detalla.

Más ansiedad, depresión y TCA desde la pandemia

Más allá de los problemas académicos, la huella de la pandemia es muy real en la salud mental de los entonces adolescentes. Se han incrementado los trastornos mentales, en especial la ansiedad y la depresión, ha habido un aumento "notable" de los trastornos de conducta alimentaria (TCA) como la anorexia o la bulimia y también las conductas de violencia autoinfligida, como las autolesiones, desarrolla este psicólogo. 

Concretamente en España, los trastornos de salud mental entre los menores aumentaron un 47% y los trastornos de ansiedad o depresivos casi se cuadruplicaron respecto a los números de 2019, según un estudio de 2022 del Grupo de Trabajo Multidisciplinar sobre Salud Mental en la Infancia y Adolescencia, formado por varias asociaciones y sociedades de pediatría españolas. 

Con la irrupción del virus se abrió ante los jóvenes "un agujero negro" por la incertidumbre por su futuro en una etapa determinante de sus vidas, según Luengo. Y afrontaban esta situación crítica con una "inexperiencia" vital que les impedía encontrar respuestas a sus problemas. A todo ello se sumó la dificultad para pedir ayuda en pleno encierro. 

Los chicos no tenían a quien consultar, no sabes lo que te pasa o no lo cuentas

"Los chicos no tenían a quien consultar, no sabes lo que te pasa o no lo cuentas, entonces te metes en tu habitación y ahí entras en internet y encuentras a gente que te cuenta cosas extremadamente inadecuadas", expone.

Carla cree que la aparición de los "gurús del ejercicio" hizo "mucho daño" y empeoró los casos de trastorno alimentario, ya que muchas personas ya vulnerables se obsesionaron con las dietas o rutinas que promocionaba "tu youtuber favorito". 

"En aquella época estaba en tratamiento por TCA y nos reunió la psicóloga al grupo de terapia y nos dijo ‘por Dios, no veáis a ciertas gurús’". A ella, dice, no le afectó tanto ya que ya estaba yendo a terapia, pero recuerda que había mucha gente sin diagnosticar que aquel momento que pudo desarrollar trastornos. 

Un trauma que "todavía da mucho miedo tratar"

Cinco años después, seguimos sin haber procesado el trauma de aquellos meses, coinciden los entrevistados. "Creo que es un trauma colectivo que no se ha tratado bien y que todavía da mucho miedo tratar", considera Javi, que pone de ejemplo el malestar que sigue generando a día de hoy ver una película o una serie en la que la gente aparece con mascarillas.

Él, por ejemplo, no reconoce haber "borrado" sus recuerdos de lo que hizo durante el confinamiento. "Yo sé que me vi Anatomía de Grey entera y leí muchísimos libros", asegura. Carla, por su parte, cree que "se tiende a disociar y a borrar el momento traumático que vivimos".

Si ya vivíamos en una sociedad individualista de por sí, con el covid hemos perdido un poco el sentido de colectividad y nos ha hecho un poco más egoístas

Como no hemos procesado el trauma, tampoco hemos salido mejores, tal y como se decía entonces, considera Javi. "Si ya vivíamos en una sociedad individualista de por sí, con el covid hemos perdido un poco el sentido de colectividad y nos ha hecho un poco más egoístas". Sí que cree que socialmente hemos aprendido, por ejemplo, a trabajar autónonamente con el teletrabajo o la educación en línea. 

"En general hemos cambiado poco los valores y los principios que rigen nuestras vidas", asevera Luengo. Y aunque cree que hemos olvidado "pronto" aquel momento traumático, sí que ve una enseñanza positiva: la "irrupción" del concepto de la salud mental. "Ahora somos mucho más conscientes de lo importante que es para vivir bien el estar bien con uno mismo", remata.

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