El 7 de octubre de 2023 a Itzik Horn le arrebataron a dos de los pilares de su vida. Como parte de un brutal ataque en el que fueron asesinadas 1.200 personas, Hamás sacudió Nir Oz, el Kibutz en el que vivía su hijo Yair (46), y tomó como rehenes tanto a él como a su hermano Eitan (38), que estaba allí de visita. "Me sentí como si me faltaran dos piernas, o dos brazos, como si no tuviera dos partes de mi cuerpo", relata a RTVE.es este padre, que ha pasado un año y cinco meses exigiendo su regreso.
Ahora, Yair está de vuelta en Israel —fue liberado el 15 de febrero, como parte del vigente acuerdo— pero el cautiverio continúa para Eitan, cuyo nombre no figuraba en la lista proporcionada por Hamás para esta primera fase de la tregua. En total, de los más de 200 rehenes tomados por Hamás el 7 de octubre, quedan en Gaza 56, cuya fecha de regreso está aún por establecer.
Itzik atendió a RTVE.es hace cinco meses, cuando todavía esperaba el regreso de los dos. Para entonces, confesaba, la esperanza de volver a verles le mantenía firme, aunque tras un año de guerra, las fuerzas empezaban a flaquear. Ahora, el regreso de Yair les concede a él y a su familia una felicidad contenida, un alivio a medias. Uno de sus hijos está de vuelta y gracias a él saben que, al menos la última vez que lo vio Yair, Eitan seguía vivo. Durante la mayor parte del tiempo, estuvieron juntos en los túneles de Hamás en la Franja de Gaza.
Esta vez Itzik, que es padre de tres hijos, recibe la llamada de este medio desde el hospital Hospital Ichilov de Tel Aviv, donde lo ingresaron para recibir un trasplante poco antes de la liberación de su hijo. De hecho, la familia pidió a las autoridades que Yair fuera ingresado en ese mismo centro médico —donde permaneció una semana— y el reencuentro entre ambos tuvo lugar allí. Itzik no recuerda qué se dijeron ese día. "Más que palabras, nos abrazamos y lloramos", relata.
PREGUNTA: Hace meses, concediste una entrevista a RTVE, cuando estaba cerca de cumplirse un año de la captura de tus hijos. Desde entonces, han cambiado algunas cosas. ¿Cómo están usted y su familia?
RESPUESTA: Estamos contentos de haber salido, por supuesto, del infierno. Pero como digo yo, nos hicieron un juicio salomónico: mi otro hijo quedó adentro y no tenemos la menor idea de cuándo va a poder salir de ahí. Eitan, además, está enfermo. Tiene un grave problema de piel e imagina las condiciones dentro de los túneles (de Gaza), con la humedad y con la falta de higiene, porque obviamente los terroristas no es que no les dejan bañarse todos los días y, por supuesto, tienen que tomar antibióticos que no tiene.
Así que estamos muy preocupados, tanto por su salud como por todos los rehenes que siguen adentro. Tampoco está muy claro qué va a pasar con el actual acuerdo, así que lo nuestro es medio vaso lleno y medio vaso vacío.
Los hermanos Horn Cedida
P: En la lista que proporcionó Hamás, estaba el nombre de Yair, pero no el de Eitan…
R: Al día siguiente de su regreso, Yair hizo una declaración a la prensa diciendo que con las pocas fuerzas que todavía le quedan —porque volvió con 30 kilos menos; un chico que antes pesaba 100— se va a dedicar a sacar de allí a su hermano. Lo que cuenta de las condiciones, de cómo están realmente, es de terror, mete miedo. Los torturan físicamente, mentalmente, los zambrean, los encierran, los encadenan. Y por si eso fuera poco, llevan más de 500 días sin ver la luz del sol, sin respirar aire puro.
P: El 15 de febrero, Yair fue liberado junto a otros dos rehenes tras un año y cinco meses en cautiverio. ¿Cómo describiría ese día, cómo fue su regreso?
R: Lo pedimos, y lo trajeron al mismo hospital donde yo estoy internado. Escuché el helicóptero cuando llegaba aquí al helipuerto, lo vi bajar. Ya lo había visto cuando lo liberaron en Gaza en esa ceremonia que me parece tan ridícula por parte de Hamás y, cuando llegó obviamente pasó las pruebas pertinentes antes de encontrarse conmigo. Cuando quedó aclarado que está todo bien, fui a verlo. Fue un encuentro muy emocionante.
Además, el tiempo que estuvo ingresado, nos veíamos en su hábitat. En este hospital, hay un piso condicionado para recibir a quienes salen a la libertad (tras el cautiverio en Gaza).
“No hubo palabras, fue más llorar. Fue abrazarse. Fue una escena muy especial.“
P: ¿Qué se dijeron ese día ese día, después de tanto tiempo?
R: No hubo palabras, fue más llorar. Fue abrazarse. Fue una escena muy especial. Te diría incluso de (el director, Federico) Fellini.
P: Yair dijo hace unos días que hasta que Eitan y los demás rehenes no regresen él no está realmente en casa. Su cuerpo sí, pero no su alma, dijo. ¿Cómo está su hijo?
De la primera vez que lo vi, a la última vez, que fue ayer, lo vi bastante mejor. No se quita aún los anteojos de sol porque estuvo casi 500 días bajo tierra y contar, no cuenta mucho. No es solo él, es la situación de todos los que vuelven, pero nosotros vamos a ir respetando, porque es lo que corresponde, sus tiempos, cuando va pasando el tiempo van encontrando la manera.
Imagínate adaptarse de repente, parece una estupidez lo que voy a decir, pero Yair ha vuelto a tener control sobre sus actos. Cosa que no tuvo mientras estuvo este prisionero. Pero es un muchacho fuerte, al igual que Eitan, y se va a reponer, por lo menos físicamente. Mentalmente, le llevará su tiempo... digamos que de una experiencia como esta uno no se deshace fácilmente.
Está rodeado de profesionales que se ocupan de su salud física y mental, está acompañado todo el tiempo por su hermano, por sus sobrinos y por su cuñada. Y nosotros estamos en contacto permanente, a veces telefónico, a veces nos encontramos. La primera reacción de casi todos los que vuelven es interesante, porque al principio hay un estado de euforia, de querer verse con todo el mundo; y después empiezan a lentamente a no querer saber de nada de nadie. Por ejemplo, ayer me dijo "yo no me voy a entrevistar con nadie, no voy a hablar absolutamente con nadie, salvo que sea algo puntual que tenga que ver con la lucha. Ahora estamos en eso, en traer de vuelta a Eitan y a todos los demás, porque no tienen tiempo.
No podemos ir a una operación otra vez en etapas. Hay que traer a todos los que aún están con vida para que se recuperen, se rehabiliten y a los que lamentablemente ya no están entre nosotros para ser enterrados en la tierra de Israel como corresponde.
P: ¿Qué siente cuando ve que quizás la tregua puede estar en peligro?
Siento lo que sentimos todos los familiares. Primero miedo, segundo, tengo dudas que va a pasar. Tercero, esperamos que los países que son intermediarios [Catar, Egipto y EE.UU] cumplan con su misión. Pero no hay que olvidarse aquí que no es un tratado entre Estados, es un tratado con una organización terrorista. El 7 de octubre Hamás invadió Israel sin ningún tipo de razón mató, violó, incendió, destruyó y raptó y secuestró gente. Y por si acaso, faltaría algún algún ingrediente, antes de ayer enterramos a Shiri, Kfir y Ariel (la familia Bibas) porque fueron asesinados a sangre fría por manos de sus captores. ¿En qué mente entra? [...] No entiendo a quienes en el mundo apoyan a Hamás pensando que apoyan a la causa palestina. Menudo favor le hacen. Tampoco entiendo cómo hay Gobiernos que aún no han declarado jamás organización terrorista.
P: Los Bibas eran, además, vecinos de Yair, vivían en el mismo Kibutz. ¿Cómo fue recibida esta noticia entre las familias?
R: Eran muy amigos. De Yarden, el papá, que por suerte salió y de la mamá y los hijos. Yair tenía una relación muy especial con los chicos, contó que era amigo de Ariel, que se saludaban todas las mañanas. Ha sido muy duro. Que el mundo entienda, que abra los ojos. Eso es el Islam radical.
No son los únicos que fueron asesinados en cautiverio, pero este caso es mucho más doloroso porque son criaturas y genera más odio. Es la palabra, odio, y no entender, no es que uno quiera entender la mente de una organización terrorista, pero lo que les hicieron a dos bebés y su mamá por el hecho de vivir en Israel. Eso es lo que tenemos y con eso hay que seguir adelante.
P: ¿Sabe Yair algo del paradero de Eitan? ¿Bajo qué condiciones estaban?
R: Estuvieron bastante tiempo juntos, y eso fue importante porque hay algunos rehenes que estuvieron todo el tiempo solos. Ellos se fortalecían el uno al otro. Y de ahí también tenemos la información del estado de salud de Eitan.
Hasta lo que contó Yair, estuvieron todo el tiempo en los túneles. Nunca salieron. Yair estuvo casi 500 días en los túneles. No han salido. ¿Bajo qué condiciones? ¿Qué condiciones puede haber en un túnel? Los torturaron. Los hombres los torturaron. No solo físicamente, sino mentalmente. Los tenían atados, estaban atados con cadenas. Estaban encerrados en celdas. Esas son las condiciones en las que estaban. Estaban y están.
En un momento, a Yair le avisaron de que lo liberaban y los separaron. Pero no tenía noción del tiempo. Ahí no hay reloj, no hay nada.
P: El día de la liberación. Yair le mandó un mensaje a su hermano y le dijo "Eitan, eres el siguiente". ¿Cómo estáis viviendo esta nueva espera?
R: Por un lado, y Yair está fuera y hasta los últimos días vio a Eitan. Eso por supuesto que nos fortalece. La gran duda es cuándo vamos a poder tener de vuelta a Eitan y en qué condiciones...
P: Hace cinco meses fuiste muy tajante y dijiste que el Gobierno israelí "es el responsable de lo que les ocurrió" a tus hijos y al resto de rehenes. ¿Cuál es tu opinión de la actuación del Gobierno israelí desde entonces?
Mi posición con el Gobierno sigue siendo crítica. Son responsables por lo que pasó a los ciudadanos de Israel y son responsables de traerlos de vuelta. Mientras no nos traigan a todos de vuelta. Yo no tengo que agradecerle al Gobierno de Israel, que solo hizo lo que corresponde, que por supuesto podría haber sido mucho antes y podríamos haber evitado muchas muertes de rehenes y de soldados israelíes.
Mira, quiero contarte una anécdota. Ayer, enterramos a uno de los secuestrados, Oded Lifshitz, de 84 años [el suyo fue uno de los primeros cuatro cuerpos entregados en este acuerdo]. El 5 de octubre fue el cruce fronterizo con Gaza para llevar a una niña al hospital en Israel, para que la atendieran y estuvo durante todo el tiempo que duró el tratamiento y la llevó de vuelta al cruce de Gaza el 7 de octubre. Hamás le hirió y mató, o murió en cautiverio. Este es el mejor ejemplo de lo que representa Hamás. [...] Y quiero aclarar que aquí nadie habla de venganza, hablamos de justicia.