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Ucrania, tres años en cifras: ataques masivos, guerra de drones y un frente dividido

  • Rusia ha lanzado casi 100 bombardeos al día, uno de cada tres contra la región de Donetsk

  • Desde febrero de 2022, al menos 12.600 civiles ucranianos han perdido la vida y hay casi 7 millones de refugiados

Tres años de guerra en Ucrania: ¿cómo ha evolucionado el mapa?
LUCÍA MONTILLA | DatosRTVE
Tiempo de lectura 6 min.

Cuando se cumplen tres años desde que las tropas rusas entraron en Ucrania, la paz se discute con más fuerza que nunca, aunque en términos que no satisfacen a todas las partes. El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha acelerado las negociaciones a marchas forzadas, sin contar con Kiev ni con la Unión Europea, a pesar de que el conflicto afecta directamente a sus fronteras. Mientras tanto, las bombas siguen cayendo y, aunque el frente apenas ha cambiado en los últimos meses, Rusia sigue anexionando localidades poco a poco.

En una contienda que se libra fundamentalmente en suelo ucraniano, al menos 12.600 civiles han muerto y más de 29.000 han resultado heridos, según Naciones Unidas. Aunque las primeras semanas fueron las más cruentas, la intensificación de los ataques con drones sigue aumentando el número de víctimas.

Desde el 24 de febrero de 2022, los ucranianos conviven con los bombardeos, el miedo y la pérdida. Solo en el último mes, al menos 139 personas han muerto y 738 heridos entre la población civil, un 39% más que en el mes de diciembre y un 27% más que en enero de 2024.

Una de cada tres víctimas se encontraba en la región de Donetsk, ocupada parcialmente por Rusia desde 2014, mientras que la mitad de los ataques afectaron a las provincias de Jersón, Járkov y Zaporiyia. A día de hoy, estas zonas siguen siendo las más asediadas por el ejército ruso y donde los combates son más intensos.

En 36 meses de conflicto, Rusia ha lanzado 109.000 ataques aéreos y con drones sobre Ucrania, un promedio de 100 al día, según el proyecto de datos de conflictos armados ACLED. Tres de cada cuatro proyectiles han impactado en el este del país, mientras que solo el 0,5% alcanzó Kiev y sus alrededores, tras el fracaso del ataque relámpago con el que Moscú intentó tomar la capital en los primeros días de la invasión.

Ante el desgaste de las tropas y un frente congelado, la guerra se ha trasladado de las trincheras al aire. En pocos meses, el conflicto se ha transformado en clave armamentística con el uso masivo de drones: desde modelos ‘nodriza’ que lanzan otros drones hasta dispositivos no tripulados equipados con escopetas, rifles y explosivos.

En esa línea, mejorar la precisión y la letalidad de los drones se ha convertido en una prioridad para ambos países, que ahora miden su poder ofensivo en los ataques aéreos más que en el desempeño de sus ejércitos. Así, mientras Ucrania ataca bases enemigas y refinerías de combustible, Rusia bombardea infraestructuras energéticas y provoca cortes de emergencia en todo el país.

A pesar de la intensidad de los ataques, los datos no reflejan, por ahora, un aumento de la mortalidad. De hecho, cuando se cumplieron seis meses de guerra, se registró el mayor número de bombardeos —casi 1.100 ataques aéreos en una semana—, pero dejaron la mitad de víctimas que la semana más cruenta, la del 3 de noviembre del primer año, con 400 bombardeos menos.

Año 2024, Ucrania entra en Kursk y Rusia avanza en Donetsk

Al inicio de la guerra, Rusia llegó a controlar una cuarta parte del territorio ucraniano —unos 157.000 kilómetros cuadrados—. La contraofensiva ucraniana redujo su dominio y desde entonces Kiev se ha centrado en frenar el avance ruso. Sin embargo, a mediados de 2024, cambió de estrategia y pasó de bombardear territorio ruso a lanzar su propia incursión terrestre en Rusia.

El 6 de agosto, con el objetivo de debilitar la estrategia rusa en el este, Kiev lanzó una ofensiva en la región de Kursk. La incursión buscaba desviar tropas rusas del frente y ganar una posición de fuerza en unas eventuales negociaciones de paz con Moscú. El ataque sorpresa partió de la provincia de Sumy, una de las fronteras clave, y en pocos días Ucrania destruyó tres puentes estratégicos.

En las primeras semanas, Ucrania aseguraba haber tomado más de 90 localidades y avanzado más de 1.200 km² en territorio ruso. En respuesta, Rusia movilizó una nueva línea de defensa y, tres meses después, había recuperado el 40% del terreno perdido.

Seis meses después de la incursión, Ucrania ha iniciado una nueva contraofensiva en la región; una gran parte de las tropas norcoreanas que defienden Kursk ha sido neutralizadas; y Rusia sigue avanzando en Donetsk para sumar nuevas localidades a su lista de conquistas estratégicas —Mariúpol (2022), Soledar y Bajmut (2023)—.

En esa línea, el análisis de War Mapper, un proyecto unipersonal que ha seguido la evolución del conflicto desde el inicio, señala que la ofensiva en Kursk no disminuyó el avance ruso. Solo en Donetsk, el principal frente de la contienda, Rusia amplió su control del 58% en agosto al 66% en enero. Mientras tanto, el dominio ucraniano sobre Kursk se redujo de casi un 3% en septiembre a solo un 1,4% en enero.

Esa pérdida de terreno refleja un giro en el equilibrio del conflicto. En agosto, Ucrania llegó a controlar cerca de 800 km² en Kursk, pero su incursión terminó jugando en su contra. En los siguientes cuatro meses, Rusia no solo recuperó la mitad de ese territorio, sino que además sumó más de 2.100 kilómetros cuadrados en suelo ucraniano, el doble de lo conquistado en los primeros ocho meses del año.

Otra dimensión de la guerra: casi 7 millones de refugiados

Más allá de las víctimas mortales, la guerra en Ucrania ha provocado un éxodo sin precedentes. Sin contar a quienes se han desplazado dentro del país buscando refugio en zonas menos asediadas, al menos 6,9 millones —el 18% de su población— de personas han huido al extranjero.

Nueve de cada diez refugiados han buscado asilo en Europa, mientras que alrededor del 8% ha huido a países como Estados Unidos o Canadá, según la última actualización de ACNUR basada en los datos reportados por cada país. Alemania y Rusia lideran la acogida con más de 1,2 millones de asilados cada uno, y junto a Polonia —que comparte frontera con Ucrania— concentran el 55% de los refugiados en Europa.

A pesar de que Ucrania también limita con Bielorrusia, Eslovaquia, Hungría, Moldavia y Rumanía, estos países han acogido en conjunto a menos del 9% de los refugiados. En cambio, naciones más alejadas como República Checa o Reino Unido han recibido a unas 390.000 y 250.000 personas, respectivamente. España, situada en el otro extremo de Europa, ha dado asilo a 220.000 ucranianos, convirtiéndose en el sexto país con mayor número de refugiados.