En pleno alto el fuego que ha permitido la liberación de 19 rehenes israelíes y 5 tailandeses, las familias de los cautivos han comenzado este lunes un ayuno de 500 minutos para conmemorar los 500 días de cautiverio de sus seres queridos, de los 70 secuestrados que quedan en la Franja de Gaza en manos de Hamás y otras milicias. También hay convocadas protestas en Jerusalén y Tel Aviv para exigir su liberación.
También se cumplen 500 días de guerra en Gaza — a pesar del frágil cese el fuego— en los que han muerto por ataques israelíes más de 48.200 palestinos, causado más de 180.000 heridos, unos dos millones han sido desplazados y prácticamente el 90 % de sus infraestructuras han sido dañadas o destruidas.
El ayuno ha empezado a las 10.40 horas y acabará a las 19.00, cuando empezará una manifestación en Tel Aviv en la que hablarán rehenes liberados y familiares de los aún cautivos, ha anunciado el Foro de Familias de Rehenes. Esta mañana, un grupo de familiares y activistas han comenzado una marcha de protesta por Jerusalén desde la residencia del primer ministro, Benjamín Netanyahu, hasta la Knéset (Parlamento israelí), y han exigido que se mantenga el acuerdo de alto el fuego en Gaza.
"Han pasado 500 días desde la masacre del 7 de octubre y todavía más de 70 rehenes están cautivos en manos de Hamás. Y por mucho que nos anime el regreso, nos aterroriza la situación de los que regresan y exigimos a nuestro gobierno y al resto del mundo que pongan fin a esta crisis ahora mismo. Hoy ayunaremos durante 500 minutos, un minuto por cada día que permanezcan en cautiverio, y exigiremos que se tomen decisiones", ha afirmado a los medios Zohar Avigdori, cuya hermana y sobrino fueron liberados en noviembre de 2023, en la primera tregua que permitió la salida de 105 cautivos de los 251 que Hamás tomó el 7 de octubre de 2023, que desató la guerra en Gaza.
A pesar de la amenaza de Hamás la semana pasada de suspender la entrega de secuestrados en represalia por las restricciones a la entrada de ayuda en la Franja, este sábado se llevó a cabo el sexto canje del alto el fuego, en el que Hamás liberó desde Jan Yunis, en el sur de la Franja, a tres rehenes varones civiles —Sagui Dekel Chen, Sasha Trufanov y Yair Horn— a cambio de la excarcelación de 369 presos. La mayoría fueron conducidos a Gaza porque fueron detenidos allá tras los ataques del 7 de octubre; pero 24 fueron deportados a Egipto, desde donde serán distribuidos entre Pakistán, Malasia, Catar y Turquía, y dos presos serán trasladados a Jerusalén Este. Entre los palestinos puestos en libertad este sábado, 36 condenados a cadena perpetua, porque muchos participaron en atentados en la Segunda Intifada (2000-2005), con penas a tantas cadenas perpetuas como víctimas tuvieron estos ataques.
Udi Goren, un activista israelí que exige que Hamás devuelva el cuerpo de su primo asesinado el 7 de octubre, ha señalado que participa en la marcha hasta el Parlamento desde la residencia de Netanyahu para asegurarse de que "el acuerdo actual continúa hasta que veamos a todos y cada uno de unos rehenes de vuelta a casa". "El hecho de que hayan pasado 500 días es inimaginable", ha subrayado Goren, cuyo primo es uno de los 35 secuestrados confirmados muertos.
Mientras, en Tel Aviv, donde habrá una gran manifestación, las familias han escrito un 500 gigante sobre la arena de la playa de la ciudad y han desplegado una gran bandera de Israel sobre el agua, con un reloj de arena amarillo, que representa que "el tiempo se está acabando" para los cautivos.
Segunda fase del alto el fuego
Está previsto que este lunes Netanyahu reúna a su gabinete de seguridad para discutir la segunda fase del alto el fuego, que debería haber empezado a negociarse a principios de febrero, y en la que se liberaría al resto de rehenes vivos en la Franja y se sentarían las bases del fin definitivo de la guerra. Algunos miembros del Gobierno, como el ministro ultranacionalista de Finanzas, Bezalel Smotrich, han exigido que Israel vuelva a combatir en Gaza una vez termine la primera fase de la tregua, en la que deben ser liberados 33 rehenes en canje por 1.900 presos palestinos.
Smotrich también ha pedido este lunes a Netanyahu ocupar el 10% de la Frnaja de Gaza cuando concluya la primera fase del acuerdo, el próximo 2 de marzo. "Llamo al primer ministro a que ocupe el 10 % del territorio de Gaza, establezca un control total sobre él y aplique la soberanía israelí", ha exigido, así como detener toda ayuda humanitaria y que los residentes de Gaza puedan irse de la Franja "en una sola dirección, sin poder volver".
Una delegación israelí ha llegado este lunes a El Cairo para reavivar las conversaciones de la segunda fase. El equipo negociador israelí —encabezado por el jefe del Mosad, David Barnea, y el coordinador de asuntos de los rehenes, Gal Hirsch— se reunirá con el jefe de la inteligencia egipcia, Hasan Rashad. Se trata del primer contacto de los israelíes con los mediadores, con autorización de Netanyahu para abordar la segunda fase del alto el fuego. "Como prometí, el día después de la guerra en Gaza no habrá ni Hamás ni Autoridad Palestina. Apoyo el plan del presidente Trump de crear una Gaza diferente", ha declarado este lunes Netanyahu sobre su proyecto de convertir Gaza en la Riviera de Oriente Próximo y expulsar a los palestinos a Egipto y Jordania.
Las negociaciones sobre la segunda fase fueron uno de los principales asuntos en la agenda de la visita del secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, quien el domingo visitó Israel y discutió el tema con Netanyahu, quien aseguró después que ambos países comparten una "estrategia común" en la Franja de Gaza y para frustrar las ambiciones nucleares de Irán. "Demos la opción. Ni deportación forzada, ni limpieza étnica. En las guerras, la gente se va. ¿Por qué no dar a los gazatíes la opción? ¿Dicen que Gaza es la mayor prisión al aire libre del mundo? No es por nuestra culpa", asveró el domingo el líder israelí en un discurso ante la Conferencia de Presidentes de las Principales Asociaciones Judías de EE.UU., celebrada en Jerusalén tras su reunión con Rubio.
En su rueda de prensa conjunta, Rubio destacó que hay que "eliminar" a Hamás en Gaza, en línea con los objetivos fijados por Netanyahu. Horas antes de este encuentro, llegaron el domingo a Israel las 1.800 bombas MK84 estadounidenses cuyo envío había congelado Joe Biden por el enorme poder destructivo y el riesgo de su uso en Gaza. Ahora Trump ha dado luz verde y ya están en suelo israelí. Cada bomba pesa una tonelada y abre cráteres de 15 metros. Una sola de estas bombas puede arrasar un barrio y llevarse cientos de vidas por delante.
El 'día después' de la guerra en Gaza y la liberación de los rehenes israelíes serán temas que el nuevo jefe de la diplomacia estadounidense también aborde este lunes, tras aterrizar en Riad, con las autoridades saudíes, incluido el príncipe heredero Mohamed Bin Salmán. La administración Trump, como la del Biden, quiere impulsar la normalización de relaciones diplomáticas entre Israel y Arabia Saudí, como frente común regional contra Irán. Sin embargo, Riad ha rechazado frontalmente el plan de Trump para Gaza y ha condicionado el establecimiento de lazos a la creació nde un Estado palestino.
En su primera gira por Oriente Medio, Rubio viaja acompañado del enviado del Gobierno de EE.UU. para la región, Steve Witkoff, quien el domingo mantuvo conversaciones teléfonicas “muy productivas y constructivas” con representantes de Catar y Egipto para discutir el momento idónero para la segunda fase. "Hay que abordar cuál es el momento de la segunda fase, las posiciones de las partes para entender dónde nos encontramos. Continuaremos las conversaciones a finales de esta semana, en El Cairo o Doha", aseveró. Witkoff subrayó que la segunda fase contempla en fin de la guerra, pero también que "Hamás no se involucre en el Gobierno y se vaya de Gaza".
La tregua también es endeble en Líbano
Mientras se discute cuándo comenzará la segunda fase del alto el fuego en Gaza, la tregua en Líbano se mantiene pero con dificultades. El presidente libanés, Joseph Aoun, ha anunciado este lunes que está intensificando sus contactos con el objetivo de "presionar a Israel" para que se retire de las aldeas que sigue ocupando en el sur del Líbano en cumplimiento del acuerdo de alto el fuego, cuya extensión vence este 18 de febrero. "Mantenemos llamadas a distintos niveles para presionar a Israel para que respete el acuerdo, se retire en la fecha especificada y devuelva a los prisioneros", ha subrayado Aoun.
Un portavoz del Ejército israelí adelantó la semana pasada que probablemente las tropas no saldrían completamente del país vecino para ese plazo y que habían solicitado una nueva prórroga, para lo que contaban con el visto bueno de EE.UU. Además, un ataque israelí con dron en la ciudad sureña de Sidon, en la costa mediterránea libanesa, mató a un alto comandante de Hamás en el país. Se trata de Mohamed Shaheen, jefe de operaciones del grupo palestino en Líbano, ha confirmado el Ejército israelí. “Shaheen era activo importante dentro de la organización y participó durante toda la guerra en la promoción de varios ataques terroristas, incluido el lanzamiento de cohetes en el frente interno israelí”, indica un comunicado castrense.
El presidente libanés también ha pedido a los patrocinadores del alto el fuego -Estados Unidos, Francia y la misión de paz de la ONU en el Líbano (FINUL)- que "asuman sus responsabilidades" y ayuden al Estado libanés a que los plazos del pacto sean respetados, a falta de horas para que expire la extensión del alto el fuego. El pasado 27 de noviembre entró en vigor un cese de hostilidades de 60 días que preveía la retirada de las fuerzas israelíes presentes en el territorio libanés y el despliegue del Ejército libanés, así como el repliegue del grupo chií Hizbulá al norte del río Litani, a unos 30 kilómetros al norte de la divisoria con Israel. El pacto fue posteriormente prorrogado hasta el 18 de febrero, después de que las partes incurrieran en demoras a la hora de cumplir con algunas de sus obligaciones.
La semana pasada, el presidente del Parlamento libanés, Nabih Berri, avanzó que Estados Unidos le informó de que Israel retiraría sus tropas de las aldeas del sur del Líbano el 18 de febrero pero que mantendría su presencia "en cinco puntos" del territorio libanés, algo que las autoridades del Líbano rechazaron. Por su parte, el secretario general de Hizbulá, Naim Qasem, amenazó el domingo con tomar represalias si Israel no se retira del sur del país antes de que venza el martes la extensión del alto el fuego. La guerra entre Israel y el partido-milica chií libanés Hizbulá provocó la muerte de más de 4.000 personas y obligó a más de un millón a desplazarse solo en el Líbano.
Human Rights Watch ha deunciado este lunes que los ataques israelíes en el sur del Líbano destruyeron infraestructuras y servicios públicos, lo que impide que "decenas de miles de libaneses" puedan regresar a sus hogares. "La demolición deliberada de viviendas e infraestructuras civiles por parte de Israel y el uso de armas explosivas en zonas pobladas están haciendo imposible que muchos residentes regresen a sus aldeas y casas", ha señalado el investigador para el Líbano en HRW, Ramzi Kaiss.
La organización ha indicado que, desde el alto el fuego, Israel ha matado a al menos a 57 personas en el Líbano, incluidas unas 26 que intentaban regresar a aldeas que siguen ocupadas por sus tropas, incumpliendo la tregua. En cuanto a los desplazados, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) calcula que hasta el 5 de febrero "casi 100.000 personas siguen desplazadas en el país" por el conflicto. La comunidad internacional ha prometido más de 750 millones de dólares en ayuda humanitaria para apoyar la reconstrucción en el Líbano, pero el Banco Mundial estimó en octubre que los daños superan esa cifra ya que "solo las estructuras físicas" ascenderían a 3.400 millones de dólares.