Los alemanes eligen el próximo 23 de febrero a sus representantes del Bundestag. De las urnas saldrá el próximo canciller, en unas elecciones anticipadas por Olaf Scholz tras haber perdido una moción de confianza y haberse disuelto la coalición de gobierno del Partido Socialdemócrata (SPD), Los Verdes y el Partido Liberal con la salida de este último en noviembre.
A menos de una semana de la cita, las encuestas dejan un ganador claro: los conservadores de la CDU, con Friedrich Merz como líder del partido y candidato, serían la formación más votada, según el promedio de DatosRTVE a partir de las encuestas publicadas en Alemania.
Los sondeos coinciden unánimemente en el ganador y en el resultado general de los principales partidos, pero el escenario político a continuación sigue abierto, con dos incógnitas principales: el peso de la ultraderechista Alternativa por Alemania (AfD) y su líder, Alice Weidel; y la coalición de gobierno que se forme, en la que los principales partidos han coincidido hasta ahora en no incluir a AfD.
La unión de los conservadores de CDU y CSU parece tener garantizado el primer puesto, con una estimación cercana al 30% de los votos y un crecimiento de casi seis puntos respecto a 2021. Sin embargo, el mayor ascenso lo protagonizaría la ultraderecha de AfD, que duplicaría el 10,4% del voto que consiguió en las últimas elecciones y se dispararía por encima del 20%, convirtiéndose en la segunda fuerza en el Bundestag. El SPD, que ganó en 2021 las elecciones con un 25,7% —apenas punto y medio de distancia con los democristianos—, en la actualidad caería al tercer lugar, dejándose casi diez puntos, en una tendencia a la baja que no ha logrado frenar en los últimos días.
En cuarto lugar, estarían los Verdes, cuyo cabeza de lista es Robert Habeck, quien ha sido vicecanciller y ministro de Economía, con alrededor del 13% de los votos, un resultado peor que el de 2021. Y a continuación quedarían dos partidos que rozan el umbral del 5%, la barrera electoral para conseguir representación en el Bundestag. Según los últimos sondeos, La Izquierda está remontando y pasaría del 6%, lo que le garantizaría una treintena de diputados en el Bundestag, mientras que su escisión, la Alianza Sahra Wagenknecht-Por la Razón y la Justicia (en alemán, BSW), rozaría el 5%, y podría no superar el umbral. Idéntica suerte podrían compartir los liberales del FDP, que se han estabilizado en un 4% que les haría irrelevantes. De este modo, la coalición “semáforo” (socialdemócratas, verdes y liberales), que gobernó Alemania hasta su disolución en noviembre, se vería derrotada con severidad en las urnas.
Ajustada aritmética para pactos sin la ultraderecha
Así las cosas, la principal combinación para formar gobierno sin incluir a la ultraderecha de AfD pasa por una ‘gran coalición’ entre CDU y SPD, que además podría ser insuficiente para alcanzar la mayoría sin el concurso de un tercer partido, que en este caso tendría que ser el de Los Verdes. Escenarios menos esperables, como una coalición entre conservadores y Verdes —poco probable políticamente— estarían muy lejos de ser posibles a la vista de los sondeos.
Con AfD ascendiendo a segunda fuerza política, el tradicional cordón sanitario de la política alemana será puesto a prueba como nunca. Decenas de miles de personas se manifestaron en Berlín el 2 de febrero para exigir a los partidos un claro distanciamiento con la extrema derecha, protestando contra las votaciones conjuntas del bloque conservador con AfD para restringir la inmigración. La coalición entre la derecha y la ultraderecha es un tabú político y ha sido rechazada por la CDU, aunque llegue a ser aritméticamente viable.
Cómo funciona el sistema electoral alemán: un ciudadano, dos votos
El sistema electoral alemán es conocido por su alta representación proporcional, aunque también es complejo de entender: es una votación mixta, que mezcla la elección directa y la proporcional, y hasta las elecciones de 2021, el número final de parlamentarios dependía del resultado electoral y no se podía prever. En 2023, se aprobó una reforma electoral que fue recurrida al Tribunal Constitucional alemán, que la matizó en 2024.
Los electores emiten dos votos en una misma papeleta, que no tienen por qué ser a las mismas siglas: el primer voto elige directamente a un candidato de la circunscripción a la que pertenece el votante -en Alemania hay 299 circunscripciones electorales-; y el segundo voto es para un partido político que presenta a sus candidatos en listas cerradas en los 16 Länder o Estados federados.
Los candidatos con más votos obtienen escaños directos, pero solo si su partido lo obtiene también en la segunda votación, puesto que tras la reforma de 2023 ya no hay escaños compensatorios o excedentarios, que se añadían para garantizar la presencia de estos representantes y mantener la proporcionalidad a nivel nacional. Por ejemplo, si un partido gana en 20 circunscripciones pero solo tiene derecho a 15 escaños en virtud del segundo voto, solo los 15 ganadores de distritos con el mayor porcentaje de votos entrarán en el Bundestag (si ocurriera a la inversa, los cinco diputados restantes saldrían de la lista nacional).
El voto a la lista de partidos es el más importante y el que finalmente determina la relación final de fuerzas en el Bundestag, cuyo número de miembros ha quedado fijado en 630. La fórmula de asignación de escaños que se usa es la regla de Sainte-Laguë, más proporcional y que favorece en mayor medida a los partidos minoritarios, en comparación con la fórmula D'Hondt que se usa en países como España. Para optar a un escaño, los partidos tienen que obtener al menos el 5% a nivel nacional en esta segunda votación.
Con la aplicación de esta nueva ley electoral, partidos como CSU y La Izquierda, que obtuvieron entre ambos unas decenas de escaños en 2021, ahora se quedarían fuera del Bundestag, razón por la que estas formaciones recurrieron la ley ante el Tribunal Constitucional alemán. Este sentenció que no habría escaños de compensación para los partidos que queden por debajo del 5% del voto a nivel nacional, pero sí mantuvo la conocida como cláusula del mandato básico, por la que se da escaños a quienes hayan obtenido representación directa en tres o más distritos aunque no superen la barrera electoral del 5%. En cualquier caso, el total de diputados no podrá superar el citado límite de 630 representantes.
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