Es curioso como a veces los temas y las preocupaciones de los directores de cine en un determinado momento o quizá por azar pueden confluir. El caso es que este año los nominados al mejor cortometraje documental en los Premios Goya comparten una preocupación similar: reflexionan sobre el paso del tiempo a través de la familia y de lo que está supone.
Así vamos de los recuerdos de un legado perdido entre un abuelo y su nieta en Memoria, de Nerea Barros, a los de superación tras un abuso en Trazos de Alma, de Rafa G. Arroyo, de cotidianidad en el retrato de una enfermedad en La Gàvia, de Adán Aliaga, de la separación de una madre y su hija en Dancing with Rosa, de Robert Muñoz, o de la aceptación de lo diferente en Maldita. A love song of Sarajevo de Amaia Remírez y Raúl de la Fuente. Cinco propuestas con las que es dificil no emocionarse.
Trazos del Alma
En Trazos del Alma de Rafa G. Arroyo, el director nos habla acerca del sufrimiento y del dolor producido por el trauma de un abuso y de cómo puede sublimarse a través del arte. De manera poética descubrimos la historia de María José, la madre del propio director, que fue sometida a abusos sexuales y a la incomprensión de quienes la rodearon, pero gracias a la pintura, y sin que nadie la enseñara a coger un pincel, muchos años después conseguirá expresar sus sentimientos e iniciar un nuevo camino Un precioso retrato emocional a caballo entre lo onírico y lo real
La Gàvia
El director Adán Aliaga nunca pensó que un rodaje casero hecho con la idea de retratar a sus padres en uno de esos domingos cualquiera en los que iban al pueblo, terminaría siendo nominada a los Goya. Pero lo convencieron y esas grabaciones personales terminaron siendo La Gàvia . Nos muestra la vida cotidiana de un matrimonio jubilado; Vicente Aliaga y Elena Pastor, y sus conversaciones cotidianas al hilo de la preparación de una paella.
Pero esa cotidianidad tiene un poso amargo. Vicente está enfermo de cáncer por la exposición al amianto de una fábrica donde trabajaba. Mientras la paella se cuece, el director cruza la historia de dos jaulas (Gàvia). Por un lado, la de un periquito enjaulado y principal pasatiempo del padre, que desea hacerlo cantar . Y por otra, la propia jaula que es sí misma la enfermedad de su padre. Realidad y cotidianidad con un punto de tristeza que retrata el sentido de una vida que bien podría ser la nuestra. Resulta muy difícil no emocionarse con su final.
Dancing with Rosa
¿Qué decisión se puede tomar si tienes un hijo dependiente al que ya no puedes cuidar? Esa pregunta es la que el director Robert Muñoz trata de responder en Dancing with Rosa. Para este su primer trabajo como documentalista, sigue la vida de Rosa, su propia suegra, que con la ochentena sobrepasada, nunca se planteó en serio la necesidad de tener que llevar a su hija Eva con síndrome de Down a una residencia.
Más 59 años de relación en la que Rosa vivió entregada a la rutina de su hija y que ahora no sabe cómo podrá romper. Dotada de una personalidad magnética y un humor encomiable, Rosa, cada noche y con la hija ya acostada, se guarda un pedazo de vida personal para sí, un pequeño secreto. En la cocina baila al son de sus ídolos: los Bee Gees, Tom Jones, Engelbert Humperdinck y, por encima de todos, Neil Diamond. Un cortometraje que nos habla de la vida familiar y del paso del tiempo y que, nos invita a reflexionar sobre nuestra propia fragilidad sin perder el sentido del humor
Memoria
La actriz Nerea Barros nos presenta un sugerente debut en la dirección documental con Memoria. Es difícil pensar que en la era moderna veríamos desaparecer un mar, pero eso es lo ocurrido con el llamado mar de Aral (aunque en realidad se tratase de un enorme lago) Su desaparición progresiva en los últimos 70 años desencadenó una cadena de desastres. La evaporación se aceleró y disparó la salinidad lo que causó la muerte de casi todos los peces.
Nerea Barros bucea en la memoria de una familia que vivió la degradación de ese entorno y su repercusión. Con imágenes poéticas y una gran carga emocional, un abuelo muestra a su nieta un legado que nunca tuvo que ocurrir. A pesar de no ser un tema demasiado original en cuanto a su contenido, la directora ha conseguido dotar al corto de una gran plasticidad y conseguir algunos de los mejores momentos visuales de esta candidatura
Maldita. A Love Song to Sarajevo
Una noche con la audiencia en pie gracias a su peculiar voz, el cantante bosnio Bozo Vreco desapareció del escenario y regresó, ante la sorpresa general, vestido de mujer. Un punto de inflexión para un artista que no quiere encasillarse y que defiende la diferencia de ser en un país tan conservador como Bosnia. Rodada casi en blanco y negro Maldita. A Love Song to Sarajevo nos habla de su historia personal de Vreco, de su familia y su forma de afrontar y entender el mundo.
Pero sus directores Raúl de la Fuente y Amaia Remírez, han ido más allá para realizar un retrato de la guerra que asoló a un país. Un conflicto que ha unido además dos ciudades: Sarajevo y Barcelona y que reflejan a través de la amistad de Bozo con la pianista Clara Pêya. Un precioso documental que nos habla como la música puede sanar algunas heridas
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