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Goya 2023: la gran cosecha del cine español

  • Informe Semanal entrevista a los protagonistas de uno de los mejores cursos de nuestro cine

  • El relevo generacional y la diversidad de miradas, claves del éxito internacional de las películas españolas

REBECA AUGUSTO
9 min.

Hubo un tiempo en el que criticar al cine español parecía deporte nacional. Todos hemos escuchado alguna vez aquello de que 'es aburrido', 'siempre salen las mismas caras' o 'solo habla de la guerra civil'.

Tópicos que siempre han sido injustos y que se desmontan definitivamente al echar un vistazo a la temporada de premios y festivales del pasado año: hubo una película española en Sundance, tres en la Berlinale y en Cannes, en Venecia, en el checo Karlovy Vary, en Toronto, Tokio, San Sebastián... En 2022, prácticamente no ha habido certamen internacional sin presencia española.

Y todo eso, sin apoyarnos en Almodóvar, Coixet o Fernando León de Aranoa, los pesos pesados de nuestro cine. La crítica coincide en que ha sido un año para enmarcar, fértil en historias bien contadas, talento femenino y miradas diversas, cuyos frutos se recogerán el próximo 11 de febrero en Sevilla, en la 37 edición de los Premios Goya.

"A mí me parece que el cine español pega un cambio brutal en cuanto a la temática, tiene una capacidad de mirar desde muchísimos ángulos", afirma María Guerra, responsable del programa La Script y presidenta de AICE, la asociación de periodistas cinematográficos de España: "cada vez que voy a ver una película tengo la sensación de que se rasga un papel de celofán y aparece algo nuevo.

Este año ha sido especialmente abundante en miradas jugosas y muy emocionales". Un diagnóstico en el que coincide Gerardo Sánchez, director del programa Días de Cine de TVE: "ha sido un año estupendo de cine español, se habla de un año excepcional. Pero excepcional se refiere a que es una excepción, y me gustaría que no lo fuera".

El fenómeno Alcarràs

El primer fruto maduro de esta gran añada de cine fue Alcarràs caía en la Berlinale. Carla Simón - que ya en 2017 pasó por este festival con su primer largometraje - se convertía en la primera directora española en lograr el Oso de Oro con esta crónica de la última recogida del melocotón de una familia de agricultores a punto de perder sus tierras.

Un film rodado en catalán con actores no profesionales -payeses de la zona- que la directora eligió tras un laborioso cásting entre 9.000 personas. Su actuación resulta tan veraz que en la Berlinale creyeron que era una familia de verdad, explica la realizadora: "el jurado nos contó que se quedó sorprendido al ver que cada actor tenía un apellido distinto, que no eran familia".

Su delicadeza no solo encandiló al jurado del festival. También al público: Alcarràs es una de las películas españolas más vistas del pasado año. Simón reconoce que sin el Oso de Oro, quizás el recorrido del film no hubiera sido el mismo: "Berlín permitió que se viese en todo el mundo, y a partir de ahí hubo un interés muy grande de muchos festivales. La película ha viajado mucho". La cinta fue seleccionada por la Academia de Cine para representar a España en los Óscar, aunque finalmente se quedó fuera de la competición.

Más allá de Alcarràs, también competía por el Oso de Oro Un año, una noche, del catalán Isaki Lacuesta. Y fuera de concurso, en la sección Panorama, debutaba la directora vasca Alauda Ruiz de Azúa con Cinco Lobitos, su aplaudida ópera prima. Un retrato sin filtros de la maternidad y los cuidados que ganó la Biznaga de Oro del pasado Festival de Cine de Málaga, y que llega a los Goya con 11 nominaciones, entre ellas, la de mejor guion y mejor película.

"Quería hacer un retrato muy honesto de la maternidad, basado en lo cotidiano. También de las contradicciones de la familia, de cómo vamos cambiando con ella, y si en algún momento dejamos de ser hijos", explica la realizadora.

El reconocimiento de las cineastas

Maternidad y familia son temas que también abordan La Maternal, de Pilar Palomero y El agua, de Elena López Riera, con tres y dos nominaciones respectivamente.

El 2022 fue el gran año de las mujeres en nuestro cine. El reflejo está en los Goya: por primera vez hay más mujeres que hombres nominados en las categorías de mejor película y mejor dirección novel. Los frutos, dicen desde el sector, de las cuotas de género del ICAA para favorecer la producción femenina. "La política de ayudas por género empezó en 2018 y entonces había un 8% de directoras en España. Ahora, estamos en el 51%", explica María Guerra.

"Creo que estamos en un buen momento", dice María Luisa Gutiérrez, presidenta de la Asociación Estatal de Cine (AECINE). "Pero también creo que hay que seguir peleando y remando mucho porque sigue habiendo muchísimas más películas dirigidas por hombres que por mujeres". La directora de Alcarràs opina igual: "estamos en el camino, con la certeza de que estamos aquí para quedarnos y seguir haciendo cine. Porque lo natural es que si somos la mitad del mundo, contemos la mitad de historias".

Se ha notado la mirada de las cineastas en los temas, y los géneros. Carlota Pereda es una de las pocas mujeres en España dirigiendo cine de terror. Cerdita es su primer largometraje. Una historia sobre bullying, gordofobia y violencia que parte de un corto homónimo de 2019 también premiado en los Goya. "Una película de género es más difícil de levantar si eres una mujer", asegura esta directora y guionista. "A lo mejor no es un género que se considere tradicionalmente femenino. Ahora, esperemos que las cosas cambien".

'Cerdita': la ópera prima de Carlota Pereda, única película española en Sundance

Opta a 6 premios Goya tras causar sensación en el pasado festival de Sundance: "fue el número uno durante muchas semanas en Paramount, ha funcionado en Latinoamérica, en Corea... hemos hecho una película que es una cosa muy local, y de repente ha conectado con gente de todos los sitios. Eso es la magia del cine", reflexiona Pereda.

El relevo generacional

En la carrera hacia los premios, estos días se suceden los actos y encuentros con el público. En un coloquio organizado por DAMA (Derechos de Autor de Medios Audiovisuales) varios directores y guionistas explican sus trabajos. Una de las preguntas que surge es ¿a qué se debe este año de cine tan bueno?

La pandemia -pese al cierre de salas y parón de rodajes que supuso- es una de las explicaciones. "Los cineastas siempre mencionamos la pandemia como un momento en el que se pospusieron muchos proyectos. De repente se ha creado un cuello de botella", asegura Rodrigo Sorogoyen, que también apunta a un cambio generacional como razón de este año triunfal: "ha surgido una nueva generación que está haciendo muy buenas primeras pelis, muy buenas segundas pelis. Ha surgido ahora y está aquí para quedarse".

Sorogoyen firma -junto a su coguionista habitual, Isabel Peña - As Bestas, la gran bestia a batir de estos Goya, con 17 nominaciones. Un thriller basado en un crimen real que nos lleva a la Galicia profunda, alabado en Cannes, y premiado en Tokio y San Sebastián. "Yo creo que una historia de amor, fundamentalmente. Pero nos sirve también para hablar de la xenofobia, del odio y el miedo al extranjero, de la naturaleza y el choque campo, ciudad. Un mejunje, pero creemos que está bien engrasado", explica el director sobre su película.

Junto a Sorogoyen, el otro gran favorito de los Goya es Alberto Rodríguez y su Modelo 77, un drama carcelario ambientado en la transición que suma 16 nominaciones, entre ellas mejor película y actor. Premio al que aspiran sus dos protagonistas, Miguel Herrán y Javier Gutierrez. "Es un regalo para Miguel y para mí", asegura Gutiérrez, que no ahorra en elogios hacia el director de 'La Isla Mínima'': "habla a las claras de la buena dirección y del buen trato que tiene Alberto a la hora de dirigir actores".

La mirada rural

Casualidad o no, este año coinciden entre los nominados a los Goya varios títulos que ponen el foco en el mundo rural, sin idealizarlo: la propia As Bestas se ha comparado con Perros de Paja de Sam Peckinpah, un western clásico.

Una influencia que el director no niega: "nos encanta esa idea. Evidentemente, no es un western 100%, pero sí tiene los elementos de la taberna, el forastero, los malos..."

También vuelven la vista a los conflictos rurales Alcarràs y Suro, de Mikel Gurrea, sobre una pareja que abandona la ciudad para tratar vivir del alcornoque en una comunidad rural. La mirada de los cineastas españoles al campo es algo natural, para Carla Simón "porque somos un país muy rural. Lo raro sería casi que no las hubiera".

Detrás de estas historias, dice la directora catalana, una generación de cineastas que "crecimos en pueblos, que fuimos a estudiar fuera con becas... Y que luego volvemos a nuestros pueblos a contar esas historias que nos representan y que forman parte de nuestra vida".

La taquilla

El único 'pero' a este gran año de cine español sigue siendo llenar las salas. En 2022 nuestro cine atrajo a 13 millones de personas y recaudó 80 millones de euros, el 21% de la taquilla total.

Salvo las imbatibles franquicias de Santiago Segura y Tadeo Jones, pocas pelis españolas superan la barrera del millón de espectadores. Cómo atraerles otra vez al cine es una reflexión que para María Luisa Gutiérrez, de AECINE, debería hacer toda la industria: "Creo que es bueno para todos el hecho de que cuando tú como espectador vayas al cine, puedas elegir entre, entre terror entre sí, leer entre aventuras, entre que haya, que haya mucho producto. Y desgraciadamente hemos tenido unos años en los que sólo se hacía lo que funcionaba".

"Hacemos historias para que la gente vaya al cine. Es la única razón de meternos en estos líos", dice la directora de Cinco Lobitos. "Estamos intentando encontrar historias que nos emocionan a nosotros, pensando que también pueden emocionar al espectador... yo soy optimista. Yo creo que esto puede empezar a cambiar".

De momento, la buena racha parece continuar: ya hay una película española seleccionada para el Oso de Oro en la Berlinale de 2023 (20.000 especies de abejas, de Estibaliz Urresola), Pacifiction, de Albert Serra, competirá por nueve César del cine francés. Y allí, de nuevo As Bestas, podría llevarse el premio al mejor film extranjero.

Solo queda por saber el próximo 11 de febrero cuál es el Goya a la mejor película de un año pleno de mejores películas. La noche en la que el cine español debería creer -más que nunca- en sí mismo.

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