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De la fallida rebaja fiscal al caos político de los conservadores: las seis semanas que sepultaron a Liz Truss

  • Sin credibilidad, con un partido dividido y fracasando su programa político, su etapa ha durado 44 días

  • Llegó con un programa basado en recortar impuestos drásticamente y aumentar la deuda pública

  • Así te hemos contado la dimisión de Liz Truss

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El 5 de septiembre Liz Truss llegó a lo más alto del Partido Conservador Británico y se convirtió en primera ministra británica con una meta clara: reconducir la situación de un país que se enfrentaba a su peor crisis en décadas.

Ahora, seis semanas después, lejos de solucionarse el problema, la situación se ha agravado. Su credibilidad y la de su partido se han hundido, la libra ha sufrido el revés más duro desde hace medio siglo y en su breve mandato se han revolucionado los mercados y la política interna de su partido.

Truss llegó con un programa basado en recortar impuestos drásticamente y aumentar la deuda pública, con el partido dividido por las luchas de poder internas y con los mercados dándole la espalda desde el primer día de mandato que estuvo marcado por el cierre de la era de Isabel II.

Pero en las seis semanas que ha estado al frente del gobierno, su plan gubernamental se ha caído como un castillo de naipes y ni siquiera ha podido poner en práctica los planes que había prometido a sus electores si era elegida como sucesora de Boris Johnson.

Rechazo financiero desde la toma de posesión

Sus promesas, que iban más allá del programa electoral conservador de Boris Johnson en 2019, fueron recibidas de forma negativa por los mercados.

El 7 de septiembre, un día después de la toma de posesiónla libra reaccionó cayendo a su nivel más bajo respecto al dólar desde 1985. Los inversores no veían viable esa drástica bajada de impuestos que defendía la conservadora.

Además, ese mismo día Truss decidió excluir de su gobierno a los partidarios de Rishi Sunak, quien había sido su rival en la carrera por suceder a Johnson y a quien había ganado por un estrecho margen de votos.

Por si fuese poco, a penas 24 horas después, moría la monarca más influyente de la historia moderna de Reino Unido, Isabel II, y el país se paralizó y con ello las turbulencias de su agitado inicio al frente del gobierno.

Pero cuando la actividad política recobró a la normalidad después del luto por la monarca, Truss volvió a darse de bruces con la realidad. Ni la sociedad británica apoyaba sus medidas, ni dentro de su propio partido contaba con el apoyo necesario, y la situación en los mercados se agravaba a la par que la desconfianza comenzaba a asentarse entorno a su figura.

Liz Truss se posiciona como la líder menos valorada en la historia de Reino Unido

El "Plan de Crecimiento" que la sepultó

El 26 de septiembre la libra se hundió a su nivel más bajo en más de 50 años después de que el 23 de septiembre, el entonces ministro de Economía, Kwasi Kwarteng, desvelase el llamado "Plan de Crecimiento", que contemplaba la mayor bajada de impuestos en medio siglo "para afrontar la elevada inflación" y que rebajaba la tasa impositiva a las rentas altas en el Reino Unido.

Entre las medidas se incluían la cancelación a los límites al impuesto de sociedades y a los bonus de banqueros o una rebaja del "tipo básico del impuesto sobre la renta al 19%", pero nadie creyó en el plan.

Con la prima de riesgo disparada y la libra hundida, el 3 de octubre, y a pesar de que había intenado defender a la desesperada el proyecto, Truss reculó brevemente y realizó una huída hacia delante. Ese día la conservadora canceló la rebaja prevista del 45 al 40% del tramo más alto del impuesto sobre la renta, que había sido muy criticada por economistas y compañeros de partido. Para entonces ya era tarde.

Truss rectifica su plan fiscal y destituye al ministro de Finanzas

Marcha atrás económica

Acorralada por su gestión económica, parecía tener los días contados. El 14 de octubre dio marcha atrás total en su plan económico y destituyó al ministro de Finanzas británico, Kwasi Kwarteng, quien había dado la cara por el proyecto que había hundido a la libra y provocado graves alteraciones en los mercados financieros, pero que simplemente se dedicaba a cumplir las órdenes de la primera ministra.

A pesar de que prometió cambios en su política fiscal, entre ellos, que el impuesto de sociedades siguiese lo marcado por el gobierno de Johnson y permaneciese en el actual 25%, sin bajar al 19% prometido, la líder conservadora no conseguía reconducir la situación.

Por ese motivo, el martes 18 de octubre pidió perdón por los "errores" que aseguraba haber cometido en el comienzo de su mandato, pero Truss se acercaba cada vez más y más al abismo mientras se desplomaba en las encuestas y se posicionaba como "la líder menos valorada en la historia de Reino Unido".

Sin embargo, este miércoles 19 de octubre, la líder 'Tory' se sentía con fuerzas. Aseguró que no dimitiría y que sería la candidata conservadora en las próximas elecciones generales, y que se sentía con ganas porque ella es "una luchadora" y "no alguien que se rinde", pero su proyecto fue herido casi de muerte: la ministra de Interior británica, Suella Braverman, dimitió en plena crisis por la gestión de Truss.

La dimisión de Braverman precipita el final de Truss

"Me preocupa el rumbo de este Gobierno", aseguraba al marcharse Braverman. Una preocupación compartida por otros miembros del partido.

De hecho, al mismo tiempo que Braverman anunciaba su salida, el caos se apoderó del partido. Durante la votación sobre la moratoria al "fracking" y que se planteaba como una moción de confianza de los laboristas al Gobierno, en los pasillos del Parlamento británico se vieron "intimidaciones muy agresivas", según asegura la oposición.

Y es que algunos miembros del partido de Truss recibieron "presiones, intimidaciones y acosos" para no romper la disciplina de voto y evitar una derrota en la votación que habría puesto más en entredicho al Gobierno.

Tras ello, y con un clima de tensión permanente, este jueves otros 15 mandatarios 'tories' han pedido públicamente la dimisión de Truss y se han sumado a aquellos que lo han hecho en privado mediante cartas a la ejecutiva del grupo parlamentario porque no confían en la jefa del Gobierno.

Sin autoridad tras haber tenido que anular prácticamente todo su proyecto político y financiero y con la popularidad más baja de la historia de Reino Unido, Truss abandona este 20 de octubre el número 10 de Downing Street 44 días después de que asumiera el cargo en un efímero pero muy agitado paso por el cargo.

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