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Análisis | Reino Unido

Truss, acorralada por su gestión económica: "Ha perdido el control y tiene los días contados"

  • La líder conservadora se enfrenta a una profunda crisis política apenas un mes después de llegar al cargo

  • El nombramiento de Hunt como ministro de Finanzas puede ser un arma de doble filo, según los analistas

PALOMA DE SALAS
8 min.

Liz Truss lleva poco más de cinco semanas en el cargo y ya se enfrenta a su primera crisis política por su gestión de la economía en un momento especialmente delicado para el Reino Unido. La primera ministra fue escogida en unas primarias convocadas en el Partido Conservador por la dimisión forzada de Boris Johnson, tras un mandato marcado por los constantes escándalos y la constante guerra interna que fragmenta al partido desde la victoria del Brexit. Cuarenta días después, Truss tiene los días contados y podría caer en las próximas semanas, de acuerdo con los analistas consultados por RTVE.es.

Truss ha sacrificado al 'cordero' Kwarteng para salvarse a sí misma

En su primer discurso como primera ministra, Truss prometió a los británicos "salir de la tormenta" económica que atraviesa el Reino Unido por las consecuencias de la pandemia, la guerra en Ucrania y la salida de la Unión Europea. Para ello, formó un tándem neoliberal junto a Kwasi Kwarteng como ministro de Finanzas y número dos y prometió una reducción de la factura eléctrica y los impuestos, en un intento de mostrar un fuerte liderazgo en tiempos de crisis.

Treinta y ocho días después y tras varias rectificaciones en política económica, Truss ha destituido a Kwarteng, un movimiento "para salvar su propio pellejo", según destacan los profesores de política británica Adam Cygan, Paul Webb y Simon Tormey. "Hay mucho malestar en su partido, que opina que no estaban manejando bien la situación económica y, para mantenerse en el cargo, Truss ha sacrificado al 'cordero' Kwarteng", subraya el profesor de la Universidad de Leicester Simon Tormey.

Truss rectifica su plan fiscal y destituye al ministro de Finanzas

Una crisis "creada por Truss y Kwarteng"

Truss llegó al poder con una inflación del 8,6% que en septiembre subió al 9,9%. El 23 de septiembre, las alarmas saltaron cuando Truss y Kwarteng anunciaron su plan económico, basado en una histórica bajada de impuestos, la mayor en 50 años, para hacer frente a la incipiente crisis energética y del coste de la vida. De inmediato, la libra esterlina se desplomó y cayó al mínimo histórico contra el dólar desde 1985. Apenas diez días después, la presión en su partido y los mercados llevó a Truss a dar marcha atrás y renunció a la rebaja fiscal para las rentas más altas. "Os hemos escuchado", dijo entonces Kwarteng, en un intento por explicar un cambio radical de opinión que muchos atribuyeron a la primera ministra.

Pero este cambio no sirvió para calmar los ánimos y este viernes, el exministro de Finanzas volvió de urgencia desde Washington para ser despedido por una de sus aliadas.

Para Simon Tormey, esta crisis política a raíz del plan económico es una "crisis autoinfligida provocada por Truss y Kwarteng. De no ser por su incompetencia política, los mercados no se habrían hundido. El problema es que apostaron por políticas muy radicales sin consultar a los actores económicos, incluso cogió por sorpresa al Banco de Inglaterra. Por eso, los mercados están castigando al Gobierno".

En lo que va de año, la situación económica en el Reino Unido no ha hecho sino empeorar: la inflación no deja de crecer, la libra sigue sin recuperarse y el Banco de Inglaterra ha tenido que comprar deuda en busca de estabilidad. De hecho, los británicos han tenido ya cuatro ministros de Finanzas este 2022 y muchos se preguntan si no llegará un quinto. Ahora, Truss ha decidido mantener el impuesto de sociedades de Johnson al sostener que "servirá de pago para el plan fiscal a medio plazo", pero lo cierto es que supone un nuevo giro de guion que genera más desconfianza. "Ella defendió en campaña la retirada de este impuesto como pilar para fomentar la inversión y crear ese crecimiento que tanto menciona. Y todas las medidas económicas han sido su decisión", apunta el profesor de la Universidad de Leicester Adam Cygan.

Hunt, una concesión que amenaza a Truss

Truss ha nombrado a Jeremy Hunt, un prominente conservador que optó al liderazgo tory en 2019 y 2022 y con un perfil moderado capaz de generar confianza en los mercados, según apuntan los analistas, que coinciden en que Truss no va a sobrevivir a esta crisis. "Me sorprendería que siguiese en el cargo, desde luego no va a llegar a las elecciones que, según la norma, deberían celebrarse en 2024. Y no me extrañaría que Hunt se convirtiese en primer ministro, ya que será visto como una figura más moderada. Si Truss se va, el partido se pondrá de acuerdo para nominar a Hunt y se ahorrará las primarias, que es lo último que quieren", explica Paul Webb, de la Universidad de Sussex.

Para Tormey y Cygan, el nombramiento de Hunt supone un guiño y una concesión a la rebelión interna que viene gestándose en el seno del Partido Conservador en los últimos días. "Ha sido claramente impuesto sobre Truss, porque no comparte su ideología, incluso ha sido un rival. La opción más radical hubiera sido volver a Rishi Sunak `[el exministro de Finanzas de Johnson], una figura muy tecnocrática pero demasiado obvia. Al final, Hunt tiene una buena experiencia con los medios y no minará los esfuerzos de Truss. El drama cesará durante un par de semanas y tendremos una estabilidad que solo será una ilusión, porque en general ya se ha decidido que Truss es incompetente", apunta Tormey.

La llegada de Hunt es una pequeña victoria para el ala descontenta del partido, pero los tories van a seguir conspirando

Y es que la única certeza por ahora en una era política que cambia en cuestión de minutos es que la primera ministra ya intenta aferrarse al cargo a la desesperada. Por eso no sorprende que el viernes evitase responder a los periodistas que querían saber por qué no dimite, por qué no pide perdón y por qué no asume que los errores de su plan fiscal son suyos. Un "desastre" de rueda de prensa, según varios de sus compañeros.

"No me sorprendería que no siguiese el lunes", dicta Cygan. Webb y Tormey, por su parte, apuntan a que su destitución se puede producir en cuestión de semanas. El problema, señalan es que los tories están buscando la fórmula para no sepultar al partido por el camino. "Lo que están debatiendo ahora es a quién poner en el poder. Y el problema de Truss es que, haga lo que haga, ha perdido el control de su propio destino: va a tener críticas en el partido, en los mercados y en el público. La llegada de Hunt es una pequeña victoria para el ala descontenta, pero los tories van a seguir conspirando", dice Webb.

Los tories, ¿de mal en peor?

Más allá del futuro de Truss, lo cierto es que el Partido Conservador no logra dejar atrás las crisis internas desde hace años. El referéndum del Brexit expuso las divisiones en torno a la cuestión europea, se llevó a David Cameron y Theresa May por delante y acabó sumiendo a la clase política británica en la peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial. Estas divisiones siguen ahí, pero lo preocupante es que se han trasladado a todos los ámbitos. "La historia del Partido Conservador ya está escrita por el caos que provocó el el Brexito la era Johnson. Es un partido que sigue dividido por Europa, por las políticas económicas y sociales y que no puede seguir adelante en este estado. Por eso, necesita pasar a la oposición para tomarse un tiempo y analizar todas estas cuestiones", subraya Cygan.

No obstante, tanto Cygan como Webb recuerdan que la historia demuestra que los tories tienen la capacidad de resurgir ante los desafíos económicos, aunque les suponga perder el Gobierno, tal y como ocurrió tras la crisis rovocada por el miércoles negro de 1992, cuando el Gobierno conservador retiró la libra esterlina del Mecanismo Europeo de Cambio. "Aunque habían dado la vuelta a la situación, el público no lo olvidó en las siguientes elecciones de 1997. La situación actual recuerda a entonces: el daño está hecho y los conservadores no pueden hacer campaña presentándose como el 'partido de la responsabilidad económica'", apunta Cygan.

Los tories están acorralados porque no pueden renovar al líder una y otra vez sin unas elecciones

Con el fantasma de pasar a la oposición cada vez más presente, los conservadores buscan la supervivencia a la desesperada. Las encuestas llevan semanas apuntando a una victoria laborista y los tories son conscientes de que no pueden volver a organizar unas primarias en las que apenas 140.000 personas escogen al nuevo primer ministro en un país con más de 67 millones de habitantes. "Están acorralados porque necesitan un nuevo líder, pero a estas alturas esto solo puede ocurrir si hay un adelanto electoral porque la presión será enorme. No pueden renovar al líder una y otra vez sin consultar al público en elecciones", señala Cygan. Unas elecciones que, según los sondeos, acabarían con más de una década de un partido que se presenta como garante de la estabilidad.

Y en pleno debate, Webb considera que la situación política británica ya "recuerda al caos de Italia, porque no encuentran un primer ministro que pueda gobernar a su propio partido y atraer al público". Un "sálvese quien pueda" al que por ahora se aferra Liz Truss.

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