Las fuerzas ucranianas siguen recuperando localidades bajo control ruso, pero las duras batallas y los miles de minas y artefactos sin explotar están provocando una oleada de amputaciones durante la guerra.
Lo saben bien en el centro de fabricación de prótesis al que se ha desplazado un equipo de TVE, en el que llevan semanas recibiendo docenas de pacientes.
"Desde que empezó la liberación de Járkov y Donetsk han aumentado los heridos, muchos vienen con los pies arrancados", dice la doctora Irina, mientras muestra a cámara algunas de las prótesis que fabrican allí, con componentes muy avanzados.
Las prótesis se han convertido en una de las principales necesidades de los heridos de guerra. Desde el inicio de la invasión ha habido decenas de miles de soldados heridos, muchos han sufrido amputaciones también a causa de las minas. En esta fábrica de prótesis de Dnipro, la más importante del país, han multiplicado la producción y también han visto multiplicada la demanda.
Uno de los pacientes, Andri, espera en una de las salas del centro para su consulta habitual. Los amputados no solo necesitan una prótesis a medida, también un seguimiento del proceso, que pasa también por superar el trauma.
Andri, combatiente voluntario: "Había batallas muy duras"
Este joven trabajaba en la construcción y cuando empezó la guerra se alistó como voluntario. "Me tocó combatir en Popatsna, en Lugansk", cuenta a TVE, "y había batallas muy duras".
Una granada cayó junto a él y la explosión le arrancó la pierna. "Incluso sin la pierna seguí disparando", recuerda, todavía con una media sonrisa.
Le evacuaron tarde y le cosieron mal, explica y todo se complicó. En el batallón de Andri había decenas de soldados y, según él, el 90% ha fallecido. Dice que no se arrepiente del camino que tomó y que aún, al menos, puede disfrutar de sus dos hijos.