Desde fuera es simplemente una bonita casa de tres plantas junto a la que se puede observar a un padre jugando con sus niños al fútbol. Pero si se entra en ella hay algo que llama la atención: las decenas de zapatos junto a la puerta. Y es que aquí vive una familia con sus tres hijos y unos 15 más que han acogido que vienen de las zonas del frente.
Aquí chicos y chicas de entre 6 y 17 años encuentran un lugar seguro y lo más parecido a estar como en casa. "Vienen confusos, tristes", reconoce Alexander, el padre de acogida.
Son niños que han sufrido, algunos han perdido a sus familiares más cercanos o sus propias casas han sido bombardeadas.
"Tenía tres hermanos, los tres han muerto"
Daniel tiene 15 años y tiene una mirada profunda de quien ya conoce el dolor más intenso. "Yo tenía tres hermanos y los tres han muerto", cuenta, y mientras sigue añadiendo detalles. Se llamaban Andri, Yana y Sacha.
Su hermano mayor ha muerto hace dos meses en el frente y los otros dos, en el bombardeo de su propia casa en Donetsk, en una de las zonas más peligrosas. "Estoy preocupado por mi madre, solo quiero que venga lo antes posible", dice.
Suelen hablar por teléfono, pero desde hace cuatro días no consigue comunicar con ella. Daniel ha encontrado aquí lo más parecido a un hogar y a unos hermanos o amigos e incluso a un maestro, Josef, quien viene a la casa a darles clase.
"Soy pensionista y es mi forma de ayudar", asegura este profesor de Física jubilado. La guerra ha dado un vuelco a la vida de todos estos chicos, aunque al menos aquí han encontrado un lugar en el que por momentos volver a cantar y a sonreír.