Colas infinitas, cancelaciones, retrasos... Las imágenes se repiten por los aeropuertos de toda Europa este verano. Las aerolíneas no cuentan con suficientes trabajadores para satisfacer la alta demanda de viajeros, cercana ya a los niveles de 2019, y los aeropuertos se han visto obligados a adoptar restricciones, con el fin de evitar los cuellos de botellas de las últimas semanas. A la falta de personal se suman las huelgas de trabajadores en algunas compañías aéreas, que reclaman mejoras en sus convenios, y un aumento de costes sin precedentes tras la guerra de Ucrania. Un cóctel explosivo que genera incertidumbre en el turismo y podría terminar lastrando una temporada donde el sector ha puesto todas sus esperanzas.
“Los ciudadanos están de cierta forma pagando las consecuencias que no son de su responsabilidad”, denuncia el presidente de la Mesa de Turismo, Juan Molas, en una entrevista en los micrófonos de RNE. A su juicio, esta situación está afectando a los usuarios, si bien afirma que “ya se han mitigado parte de ellas” y a la vez espera que las pendientes “se arreglen de una forma inmediata” porque todavía queda un mes y medio o dos de temporada veraniega.
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“España ha hecho los deberes”
En este sentido, según Gándara, “España ha hecho los deberes”. “Aquí, salvo el tema de control de pasaportes, que ya está en vías de solución, no ha habido esos problemas de personal”, recalca en los micrófonos de RNE.
Tal como afirma el portavoz de la ALA, los cuellos de botella registrados en los aeropuertos españoles a comienzos de verano tuvieron su origen en los controles de pasaporte a los pasajeros británicos. Y es que, tras el Brexit, los ciudadanos procedentes de Reino Unido ya no se consideran comunitarios y, por tanto, tienen que pasar por el filtro correspondiente a los ciudadanos de terceros países, del que antes estaban exentos.
Esto exigía, coincidiendo con la recuperación del tráfico internacional, de un refuerzo de los efectivos policiales en los controles de pasaporte, que fue reclamado en varias ocasiones por la asociación al Ministerio del Interior. Según las cifras que manejan, se han perdido hasta mitad de año unos 20.000 vuelos solo en Barajas por este motivo, y el problema se extiende también a otros aeropuertos turísticos.
En respuesta a esta situación, el Ejecutivo defendió la movilización de un 40 % de agentes más con respecto al verano de 2019 destinados al control de pasaportes, sobre todo de pasajeros procedentes de fuera del espacio Schengen como Reino Unido, así como la movilización de 200 agentes de refuerzo en el aeropuerto de Barajas, uno de los principales afectados.
“La situación ha mejorado. Se han puesto más efectivos de policía, como llevábamos tiempo pidiendo, y, ahora, salvo momentos puntuales, parece que el tema de control de pasaportes, tanto de llegada como de salida, está bastante mejor que antes”, sostiene Gándara, quien a la vez celebra que en España "es mucho mejor que en el resto aeropuertos europeos”.
Atención a las huelgas
Pese a ello, España no se libra de las cancelaciones y los retrasos, en este caso derivados de las huelgas de los trabajadores de compañías aéreas como Ryanair, EasyJet o Iberia Express, que reclaman mejoras en sus convenios. Las protestas se habían dejado aparcadas por la pandemia, pero con la recuperación del turismo, se han vuelto a recuperar. Y con más fuerza.
El conflicto más enquistado es de los tripulantes de cabina de Ryanair. Exigen que se aplique la legislación española en materia laboral. Los sindicatos convocantes denuncian que la aerolínea irlandesa "no ha mostrado el más mínimo intento de acercamiento", por lo que auguran que, lejos de solucionarse, los paros se extenderán hasta enero de 2023.
En el caso de Easyjet, la huelga este mes de agosto la protagonizan sus pilotos “ante la negativa de la empresa a recuperar las condiciones laborales que tenían antes de la pandemia, así como a negociar el segundo convenio colectivo”. Mientras que desde Iberia Express, han sido los tripulantes de cabina de pasajeros de la base de Madrid los últimos en sumarse a estas protestas, que comenzarán el 28 de agosto y se extenderán, en principio, hasta el 6 de septiembre.
“El convenio actual lleva sin revisarse, sin aplicarse subidas salariales desde 2016, por lo que, ante la negativa de la empresa a ceder en las reivindicaciones salariales que tienen los trabajadores, nos hemos visto obligados a tener que recurrir a la última medida, que es la huelga”, explica a RTVE.es el responsable de Vuelo de USO-Sector Aéreo, Ernesto Iglesias, quien en este caso confía en llegar “más pronto que tarde” a algún tipo de acuerdo.
Menos optimista se muestra con la situación en Ryanair. Desde el comienzo de la huelga el pasado 24 de junio, se han producido 353 cancelaciones y 6.240 retrasos en España, de acuerdo con la parte social. “Ryanair es otra liga. En su caso no son problemas puntuales, sino un problema estructural en sí mismo, ya que el modelo que pretenden implementar está al margen totalmente del resto de compañías”, apunta Iglesias, “por ejemplo, no queriendo negociar un convenio colectivo, cosa que todas las empresas tienen”.
Por contra, el director de Personas de Ryanair, Darrell Hugues, defendió en Efe que la compañía va a trabajar para mejorar las condiciones de sus trabajadores "con quién esté dispuesto a negociar y llegar a un acuerdo". En este sentido, recordó que la aerolínea llevaba negociando cuatro años con USO y Sitcpla y no pudo llegar a ningún acuerdo; mientras que con CC.OO. "pudimos anunciar un acuerdo el pasado 29 de mayo". Los sindicatos convocantes aseguran, no obstante, que ese acuerdo no es representativo.
El sector turístico, pendiente de la evolución económica
Ante este contexto, uno de los principales temores es la posible repercusión de estas huelgas en el turismo, ahora que ha despegado con fuerza tras el fin de las restricciones. Uno de los aeropuertos más afectados ha sido el de Palma de Mallorca. Desde la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM) subrayan a RTVE.es que esta situación “se ha podido notar más en ciertos mercados como el británico”, si bien “dado que hay muchas reservas de último minuto, las cancelaciones que se ha producido, en gran medida, se han ido cubriendo con reservas nuevas”.
De esta forma, y teniendo en cuenta que las huelgas continuarán lo que queda de año, desde la FEHM esperan que “las reservas de septiembre y octubre continúen la tendencia positiva que registramos antes de la pandemia en estos meses”. “Sin embargo, tendremos que esperar a ver cómo evoluciona la situación porque la coyuntura sigue siendo compleja y puede haber cambios”, explica su vicepresidenta, María José Aguiló, pues las aerolíneas también han advertido de subidas de precios debido, entre otros motivos, a la inflación.
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Entre ellas, Ryanair ha anunciado un incremento en el precio de sus billetes en los próximos años a medida que los crecientes precios del combustible y los cargos ambientales pasen factura. De momento, la compañía tiene asegurado un 80 % del fuel a un precio más barato hasta marzo de 2023 y un 30 % para el año fiscal siguiente, por lo que "va a seguir teniendo los precios más bajos frente a la competencia", afirmó Hugues. Al menos a corto y medio plazo.
Así, y a pesar del reto que supone para Ryanair enfrentarse a un verano muy difícil desde el punto de vista operacional en Europa, Hugues celebró que “siguen creciendo en el número de pasajeros". A su juicio, tampoco las huelgas convocadas en otras aerolíneas en España como easyJet o Iberia Express están afectando a la recuperación del turismo en nuestro país. En el sector hotelero, sin embargo, no lo tienen tan claro: “Nuestro esfuerzo está centrado en tener cuantos más meses abierto mejor, si las circunstancias lo permiten”, sentencian desde la FEHM.