Toda crisis humanitaria, como la que vive Ucrania, exacerba las vulneraciones de los derechos de las mujeres y castiga especialmente a niñas y adolescentes. Desde ese país que lleva 57 días sufriendo una guerra atroz llegan testimonios e informaciones que ponen de relieve las desigualdades a las que se enfrenta ese colectivo y que alertan sobre cómo la violencia de género
Por esa razón y por la manera específica en la que la invasión está castigando a las mujeres es muy necesario analizar la emergencia ucraniana desde una perspectiva de género, como han coincidido en señalar este jueves las expertas que han participado en una mesa redonda organizada por Plan Internacional bajo el título 'Perspectiva de género y crisis humanitarias: el caso de las niñas y adolescentes en Ucrania'.
El encuentro, que ha tenido lugar en el CaixaForum de Madrid , también tiene como contexto la futura reforma de la Ley de Cooperación, que, según ha anunciado la secretaria de Estado de Cooperación Internacional, Pilar Cancela, está previsto que se apruebe por el Consejo de Ministros el próximo mes para que arranque su trámite parlamentario y esté vigente "antes de que termine este año".
La "brutal violencia" a la que están expuestas las niñas y mujeres en Ucrania
Durante su intervención, Concha López, directora general de Plan International España, ha profundizado en el impacto de la guerra de Ucrania, recalcando que “el abuso, la explotación y la violencia sexual contra las niñas y adolescentes se repiten en todas y cada una de las emergencias humanitarias" y ha incidido en que, por ese motivo, "el enfoque de género y edad debe ser prioritario en las respuestas humanitarias".
"Europa está siendo testigo de la brutal violencia a la que están expuestas las niñas y mujeres en el conflicto en Ucrania", ha añadido López, que también ha pedido que “se garanticen los apoyos y las ayudas a medio y largo plazo para las familias y la infancia que han llegado desde Ucrania" porque "su futuro sigue siendo incierto y las administraciones públicas deben facilitarles medios de vida sostenibles”.
Según las agencias de Naciones Unidas, cerca de cinco millones de personas han tenido que buscar refugio fuera de Ucrania desde que estalló el conflicto. Además, se calcula que entre el 30 y el 40% de los que huyen de Ucrania son niñas y niños menores de 14 años, muchos no acompañados o separados de sus cuidadores. En total, más del 80% de las personas refugiadas son mujeres, adolescentes, niñas y niños.
La secretaria de Estado de Cooperación Internacional también ha incidido en la importancia visibilizar los riesgos a los que se enfrenta este colectivo y ha advertido de que "las violaciones sistemáticas contra mujeres y niñas en situaciones de conflicto bélico son un arma de guerra". "No es solamente el dolor físico, la barbaridad física, sino también las secuelas mentales, y es la manera de debilitar, de diezmar a una población. Está pensado especialmente y crudamente para que sea así; los objetivos son muejeres y niñas", ha agregado Cancela.
Respecto a la situación específica de Ucrania señala que será en un tiempo, cuando puedan hablar las afectadas y no sean los hombres quienes ofrezcan los datos, cuando se conozca "la magnitud bárbara de lo que está pasando".
López ha señalado que no hay datos precisos todavía pero sí apunta que están llegando cada vez un mayor número de denuncias y de informes sobre la violencia que están sufriendo las mujeres que siguen en Ucrania. "El 81% de las mujeres que están allí han reportado y han tenido problemas de violencia de género (...) El miedo impide que haya información clara sobre qué está ocurriendo pero es evidente que esto está pasando", ha dicho.
Sophie Muller, representante de ACNUR en España, también ha incidido en el "golpe moral" que supone para las mujeres tener que separarse de sus familiares porque, "además del sentimiento de inseguridad física", recuerda, ellas "tienen el sentimiento de inseguridad sentimental y moral".
Voces de niñas o jóvenes ucranianas: "Solo quiero volver a mi vida de antes"
Durante el acto, Ana Laura, Elena y Anabel, tres jóvenes que participan en Youth for Change, el Comité Juvenil de Plan Internacional, han leído los testimonios de algunas niñas, adolescentes o mujeres jóvenes ucranianas para dar voz a su dolor.
"Yo nunca había salido de Ucrania. Mi madre estaba asustada, estaban atacando lugares cerca de nuestra ciudad. Me da miedo esta situación, pero creo que todo irá bien. Quiero volver a casa. Estoy en bachillerato, pero mi escuela está cerrada desde que empezó la guerra”, dice Katy, una de las miles adolescentes que han sido castigadas por la guerra.
“Mi hija estaba muy asustada y todavía sigue hablando del ruido que hacían las sirenas“
"Solo quiero poder volver a mi vida de antes", afirma Julia, de 33 años, mientras que Natasha, de 29, dice esto: "Angelina, mi hija, estaba muy asustada y todavía sigue hablando del ruido que hacían las sirenas. La asustaron mucho. Cuando oye un ruido fuerte, piensa que son las sirenas y se pone nerviosa. Esto permanecerá en su mente durante mucho tiempo".
Esos y otros testimonios están incluidos en un manifiesto leído por las tres jóvenes que colaboran con Plan Internacional, quienes subrayan: "Son niñas, adolescentes y mujeres jóvenes, como nosotras, que tienen aspiraciones sobre su futuro, igual que nosotras. La diferencia es que sus vidas se han visto interrumpidas por la guerra (...) Sienten miedo, han perdido sus hogares o han tenido que separarse de sus familias".
“Son las más expuestas a violencia sexual y por género, arma de guerra, moneda de cambio“
Tras recordar que esta situación tan grave que vive en Ucrania llevan años padeciéndola mujeres de otros países como Siria, Palestina o Yemen, añaden: "Las niñas y las mujeres en las situaciones de crisis se enfrentan la desigualdad agravada por la violencia, la pobreza y los desplazamientos. Son las últimas en comer, las primeras en abandonar el colegio, las que huyen solas, las que cargan con tareas domésticas y de cuidados, a quienes nadie pregunta su opinión, las más expuestas a violencia sexual y por género, arma de guerra, moneda de cambio, las que pagan el precio más alto".
Una madre refugiada en España con su hija: "Tuvimos mucha suerte"
En el encuentro también ha estado presente Marianna Pinkovska, una madre ucraniana refugiada en Madrid que ha contado en primera persona la dura experiencia de dejar atrás un hogar en guerra para comenzar una nueva vida: “A los pocos días de estallar la guerra me marché de Ucrania junto a mi hija; tomé esta decisión porque no quería que ella viviese con el recuerdo de los bombardeos. Ahora ella puede ir al colegio en España y vivimos en una casa en Madrid, pero yo quiero tener la oportunidad de trabajar”, cuenta.
Hace aproximadamente un mes que Marianna y su hija, de 9 años, están en Madrid. Salieron de Odesa el 24 de febrero pero pasaron por Moldavia, por Rumanía y por Bulgaria antes de llegar a España. En todo momento contaron con la ayuda de conocidos que tiene en esos países o de otras personas que, de manera altruista, les ofrecieron un techo.
"Mi otra amiga ucrnaiana nos ayudó a conectar con una familia española que vive aquí y que me dijo que nos esperan en Madrid, que nos podían ayudar. Yo siempre trataba de estar positiva y tener confianza en que hay más gente buena que mala, pero pensando en el camino nosotras tuvimos que hacer creo que tuvimos mucha suerte por habernos encontrado con gente buena, pero todo podría haber sido de otra manera", dice la mujer, en alusión a los enormes riesgos a los que se enfrentan las refugiadas.
Ahora Marianna está en un lugar seguro pero la vida sigue siendo dura y es imposible hacer planes a largo plazo, dice, porque ni si siquiera tiene trabajo y porque no cuenta con ningún tipo de ayuda económica, más allá de la que le ofrece su familia de acogida.
"Mi hija ha empezado el cole y yo he empezado la búsqueda de trabajo. Hasta que lo encuentre, ojalá, la familia española me apoya pero sería mejor tener apoyo del Gobierno o de alguna organización porque la gente que me ayuda mucho también tienen trabajos y tienen que pagar electriciad, comida...", cuenta la mujer, que ha tenido que separarse también de su pareja, el padre de su hija.
Las "brechas" en la protección que detectan los expertos
Las expertas que han participado en la mesa redonda (enmarcada en un evento bautizado como "Girls in crisis. El impacto de las crisis humanitarias en las niñas y adolescentes") también han podido conversar sobre la necesidad de trabajar de formar conjunta y coordinada en protección infantil y frente a la violencia sexual y de género para prevenir situaciones de riesgo, tanto en tránsito como en destino, de caer en redes de explotación y trata. En definitiva, para evitar situaciones que viven otras mujeres que no tienen esa "suerte" que describe Marianna.
Anita Queirazza, responsable de protección infantil de emergencias de Plan Internacional, es una de las muchas profesionales que atiende a refugiadas ucranianas en alguna frontera del país. Ella, concretamente, trabaja en Rumanía, donde ha podido constatar que hay "grandes brechas en cuanto a la protección" que se brinda en las fronteras a las mujeres.
"En primer lugar, los refugiados cruzan una frontera y no saben lo que viene a continuación, no saben lo que hay que hacer. Hay servicios que ofrecen información y que les dicen a los refugiados 'estos son los riesgos, esto es lo que puedes esperar', pero ha habido una falta de este tipo de servicios al principio de la respuesta", cuenta la experta.
Por otro lado, Queirazza explica que en esa situación de emergencia aparecen muchas opciones de alojamiento para los refugiados y es "muy difícil" distinguir entre los que ofrecen genuinamente su ayuda y los que pretenden "abusar".
"Hemos visto particulares que ofrecen a los refugiados un coche para el transporte y muchos voluntarios que organizan transporte en los puntos de recepción. Se necesitan mecanismos para mitigar el posible riesgo de tráfico de personas. Ha preguntado muchas veces cómo se distingue, y lo que me contestan es que toman nota de la identificación del conductor y de la matricula, pero no hay base datos con nombres de estas personas; no hay manera de comprobar si tienen antecedentes penales estas personas que se ofrecen a transportar. Básicamente, se organiza el transporte pero no sabemos a dónde llegan y esa es otra de las brechas que he detectado", agrega.
Del mismo modo, Queirazza ve necesario mejorar el apoyo psicológico y también establecer mecanismos para identificar a los menores que llegan "muy perturbados" o a las niñas y jóvenes que están expuestas a un posible abuso sexual. También cree que hay que mejorar los controles de acceso a los centros de acogida, ya que en algunos no se exigen documentos para entrar.
El Gobierno prevé que la nueva Ley de Cooperación esté lista a finales de año
En su intervención durante el acto, la secretaria de Estado de Cooperación Internacional, Pilar Cancela, ha anunciado también que el Consejo de Ministros tiene previsto aprobar el próximo mes de mayo la nueva Ley de Cooperación para que arranque su trámite parlamentario y que "antes de que termine este año" España cuente con una nueva normativa en esta materia.
El pasado enero el Consejo de Ministros dio luz verde al anteproyecto de la nueva Ley de Cooperación, que permitirá blindar la ayuda internacional que España presta a otros países y que por vez primera fija mediante una norma el objetivo de aportar a este fin el 0,7% de la renta nacional bruta en el año 2030.
"Esta no es una ley del Gobierno, no es una ley del Ministerio de Asuntos Exteriores, es una ley de la Cooperación Española y así es como debe pervivir y resistir", ha subrayado Cancela tras explicar que el nuevo texto irá acompañado también de un desarrollo reglamentario y subrayar que la "cooperación feminista" es clave para afrontar "conflictos venideros y crisis olvidadas".