Llevamos días viendo en redes sociales imágenes de personas humilladas públicamente en Ucrania. Se las ata semidesnudas con plástico a un poste y a veces se las pinta la cara de verde y se las azota. Las autoridades ucranianas reconocen la existencia de estos actos, conocidos como “castiga al merodeador” o saqueador, y hemos verificado dos de ellos. Pero las fotos y grabaciones que se difunden están rodeadas de falsedades o interpretaciones sesgadas.
Decenas de vídeos muestran castigos físicos a las personas capturadas. En algunos casos no se ve la agresión, pero los detenidos presentan signos de violencia tales como ropa ensangrentada o moratones. Están atados a postes, farolas o señales de tráfico. Algunos de los afectados confiesan, por ejemplo robo de alimentos, y piden perdón.
En Internet se dan distintas versiones. Algunas cuentas afirman que se está utilizando a estas personas como escudos humanos o que las han capturado intentando salir del país. Otras aseguran que las imágenes corresponden a niños atados a postes por “nazis de los batallones ucranianos”, en relación a prácticas del Batallón Azov, de origen neonazi. También se denuncia una persecución específica a personas de etnia gitana a los que patrullas nazis ucranianas presuntamente golpean, atan y pintan las caras de verde.
No solo son cuentas individuales las que realizan esta interpretación de los hechos. La televisión rusa RT también los describe como persecuciones a extranjeros y minorías por parte de radicales. Sin embargo, todo lo que hemos investigado conduce a pensar que se está dando esta práctica contraria al derecho internacional humanitario, pero que los afectados son saqueadores o merodeadores principalmente. Aquí tienes la normativa del Comité Internacional de la Cruz Roja sobre prohibición de torturas y humillaciones en tiempos de guerra.
Hemos visto decenas de vídeos y ninguno tiene trazas de estar manipulado digitalmente. Proceden de zonas diversas dentro del país. Además, el gobierno de Ucrania ha reconocido los episodios con carácter general, sin referirse a ninguno concreto y en un texto sobre penas relativas a saqueos, que es el delito con el que relaciona las humillaciones públicas. “Hoy en día, es habitual que los residentes de ciudades ucranianas hagan frente a los saqueadores y a otros ladrones por sí mismos, exponiéndoles a la auto-inmolación y atándoles a postes eléctricos y árboles para escarnio público. Hay muchas pruebas de esto en Internet”, concluyen. La Rada Suprema de Ucrania ha endurecido las penas por saqueo durante la vigencia de la ley marcial, aumentando de 5 a 10 años la pena de cárcel por robo.
Kiev recuerda que se debe entregar a esas personas a los agentes de la ley “tan pronto como sea posible” para que afronten su castigo. La Policía de Járkov, que lleva varias semanas documentando con fotos sus intervenciones contra los saqueadores, advierte de las penas a las que se enfrentan los “merodeadores” e invita a los ciudadanos a que les llamen en cuanto les detecten.
Mujeres con la cara pintada de verde
En una de las series de fotografías que más ha impactado, varias mujeres jóvenes morenas y con la cara pintada de verde aparecen atadas a postes. En muchas cuentas se describe la escena como ataques racistas a gitanos. Pintar la cara de verde con el antiséptico “zelyonka” (significa “verde brillante”) es una forma de castigo utilizada desde hace tiempo en el país. Existen casos conocidos de estas agresiones, como la que sufrió el expresidente ucraniano Petro Poroshenko o el ataque al alcalde de Dnipro, Borys Filatov. La sustancia desaparece difícilmente de la piel y es peligrosa si entra en contacto directo con los ojos.
Hemos contactado con la Unión Romaní de España. Su presidente, Juan de Dios Ramírez, describe la “persecución y el trato inhumano que sufren las familias de etnia gitana” en el conflicto, pero expone que no tienen “datos contrastables” sobre estos episodios. El Centro de Derechos Humanos Zmina, en Ucrania, lleva tiempo describiendo las actividades racistas de un grupo local denominado “Los Cazadores” que se dedica a interceptar a carteristas romaníes. El centro también les atribuye a ellos ahora esta acción.
En su página de Facebook, “Los Cazadores” publicaron el 11 de marzo un vídeo que muestra mujeres con la cara verde detenidas. Además ofrecen una de las imágenes actuales en mayor definición que en ningún otro sitio, lo que apunta a que están en el origen de la acción. Esta fotografía de calidad ha permitido al periodista Brecht Castel, del periódico belga Knack, investigar los detalles y geolocalizar el episodio. La agresión se produjo en Leónidas, al oeste del país (49.8743014,24.0611217).
En el centro Zmina, pese a relatar anteriormente las actividades racistas de “Los Cazadores”, creen sin embargo que Rusia está aprovechando propagandísticamente estas fotografías actuales para confirmar una supuesta “actividad neonazi en Ucrania”. El sitio especializado en información romaní Romea.cz reconoce también que los afectados en esa serie de fotografías son de etnia romaní (gitana) pero expresa la misma idea: que Rusia está distorsionando la situación para perjudicar la imagen de Ucrania. El argumento de que el país está plagado de nazis y es racista es uno de los más utilizados por El Kremlin en esta guerra: es la táctica de la gota de veneno, el atribuir a todo el grupo un rasgo que solo presenta una minoría.
Atado a un poste en Nikolaiv
Otro caso que hemos comprobado es del 27 de febrero. Un hombre aparece en tres fotografías nocturnas, iluminado por los faros de un vehículo y atado con plástico a un poste metálico, con chándal y las nalgas al aire. Los primeros medios locales que hablan de ello mencionan como fuente la cuenta de una ciudadana en Facebook, pero ha cerrado su perfil y no contesta a los mensajes. El gobernador de Nikolaiv, Vitaly Kim, sí publicó abiertamente una foto del castigo en Telegram con el siguiente mensaje irónico: “El responsable de 33m2 [grandes almacenes ucranianos] me llamó y me pidió ayuda… El saqueador se ató accidentalmente a un poste”. Kim advierte a los saqueadores que “se aplicará la ley marcial”.
Hemos encontrado un vídeo que muestra la escena y hemos preguntado por las voces que se oyen en él a Iulia, ucraniana de la que no facilitamos el apellido por motivos de seguridad. Dice que hablan las personas que detuvieron al saqueador, que han llamado a la policía y que advierten: “No robéis u os trataremos de la misma manera”. En otra instantánea que encontramos se observa efectivamente a un coche de policía en el lugar. Es un vehículo similar a otros que hemos visto de este cuerpo de seguridad en Ucrania.
En una de las imágenes se ve el letrero de una tienda parcialmente tapado por la farola en la que está atada la víctima. Con ayuda de esta herramienta de traducción del cirílico al latino hemos dado con los caracteres que faltaban y con el nombre completo de la tienda, pudiendo geolocalizarla en la calle Kazars’koho de Nikolaiv (46.9817434,32.0551062). Es el ultramarino Смачний кошик, que significa “El cesto sabroso”.
Sin pruebas de racismo ni información sobre el contexto
Hemos contactado con organizaciones de defensa de los derechos humanos para preguntarles por estas prácticas. Amnistía Internacional, que ha documentado en el pasado torturas y detenciones a civiles en el este de Ucrania, nos explica que “no ha podido verificar” estas imágenes.
Consideramos la existencia de estos episodios como cierta pues lo reconocen las autoridades, su número hace imposible plantear que sean teatralizados, solemos encontrar referencias cruzadas y grabaciones complementarias y no hallamos indicios de manipulación digital. En los dos casos en que nos hemos centrado específicamente, todos los testimonios y contenidos recopilados coinciden en describir el castigo.
En ningún caso obtenemos pruebas incontestables de los presuntos delitos que han cometido las personas humilladas. No hay constancia de que medie ningún juicio o tribunal. Estos actos son condenables por ilegales y contrarios a los derechos humanos pero no son, según los análisis que hemos realizado, castigos desempeñados por las autoridades ucranianas de modo sistemático. Tampoco hay prueba de racismo o nazismo institucionalizado en ellas, como apuntan algunas publicaciones, especialmente rusas, ni puede confirmarse que los autores sean neonazis. Aunque en algunas escenas sí aparecen miembros del batallón Azov y militares, la mayoría de los castigos que hemos visto se presentan como flashmobs (o acciones relámpago) donde aparecen ciudadanos comunes.
Si te llegan mensajes con estas fotografías o vídeos, no los compartas. El texto con el que se describen puede estar plagado de sesgo o inexactitudes y además lo que se muestra es contrario a la dignidad de las personas. En este análisis te hemos ofrecido las imágenes mínimas de todas las que hemos recopilado para que puedas comprender lo que sucede.