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Guerra en Ucrania

El compromiso de relajar el asedio a Kiev: ¿prueba de voluntad de negociación o "estrategia de la mentira" de Putin?

LAURA GÓMEZ DÍAZ
9 min.

Más de un mes después de iniciar la invasión de Ucrania, Rusia ha aparcado sus intenciones de controlar la capital, Kiev, y las posibilidades de crear un nuevo Gobierno títere en ese país. Moscú también ha asegurado que sus fuerzas se concentrarán en el este de Ucrania para lograr la “liberación” de la región del Donbás.

Estos anuncios parecen indicar -en teoría- un cambio en la estrategia de Rusia que, según la mayoría de los expertos, obedece a la inesperada resistencia ucraniana que se han encontrado las tropas rusas tanto en Kiev como en otras partes del país.

El profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense, Javier Morales, asegura a RTVE.es que “no se puede descartar que Moscú vuelva a su estrategia anterior y redoblara los ataques” si las negociaciones con Ucrania no avanzan como quiere.

Por su parte, la investigadora del Real Instituto Elcano, Mira Milosevich, señala que el anuncio de Moscú de concentrarse en el este de Ucrania “confirma que Rusia no ha cambiado la estrategia de la mentira”.

La relajación del asedio ruso a Kiev, un paso lógico

Tras una nueva ronda de negociaciones cara a cara en Estambul entre las delegaciones de Ucrania y Rusia, Moscú anunciaba este martes que reducirá de forma drástica el asedio a la capital ucraniana, Kiev, y la ciudad de Chernígov.

El plan inicial de Rusia, según los servicios de Inteligencia británicos, era llevar a cabo una guerra relámpago en Ucrania que durara no más de una semana e incluso funcionarios estadounidenses pronosticaron que la capital caería tan solo días después del inicio del conflicto. Una columna de blindados rusos se quedó a alrededor de 30 kilómetros de Kiev, pero no consiguió avanzar más. En la capital muchos edificios residenciales han sido alcanzados por los bombardeos rusos, aunque desde que empezó la guerra los combates han sido más intensos en la periferia, como en Irpin, a 20 kilómetros de Kiev, donde las fuerzas ucranianas han logrado hacer retroceder a las rusas en las últimas horas.




El profesor Morales asegura que “teniendo en cuenta los problemas militares que está teniendo Rusia, es lógico que deje atrás esas intenciones de controlar la capital y las posibilidades de forjar un nuevo Gobierno en Ucrania”, aunque advierte de que “no se puede descartar que si las negociaciones con Ucrania no avanzan como quiere Rusia, Moscú volviera a su estrategia de antes y redoblara los ataques”.

Por su parte, el profesor de Historia Contemporánea de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), Isidro Sepúlveda, señala que “lo que tenemos que ver es si esto realmente obedece exclusivamente a una posición en la mesa de negociación o si detrás hay realmente una evidencia de incapacidad militar por parte de Rusia”. “Eso sería una noticia extremadamente trascendente en el trato que se puede tener con Rusia de ahora en adelante”, añade.

La "estrategia de la mentira" de Rusia

El jefe adjunto del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de Rusia, Serguéi Rudskói, afirmó el viernes que las tropas rusas habían logrado “los primeros objetivos” de la primera fase de la “operación militar” en Ucrania, tal como describe Moscú la invasión del país vecino.

Además Rudskói aseguró que los esfuerzos de las fuerzas rusas se concentrarían ahora en lograr su “objetivo principal”, que sería la “liberación” de la región del Donbás. El anuncio muestra un posible cambio de estrategia por parte de Moscú con objetivos más limitados después de encontrarse con la inesperada resistencia ucraniana un mes después de que comenzara la guerra. Sin embargo, la mayoría de los expertos creen que estas declaraciones son poco fiables.

El profesor Sepúlveda advierte en declaraciones a RTVE.es de que “en cualquier conflicto hay que tomar la información con una precaución exquisita”, ya que “en muchas ocasiones se hace justamente lo contrario de lo que se estaba diciendo hasta media hora antes”. El experto señala que “no hay ningún cambio” en la estrategia militar rusa, pero sí “un cambio de estrategia en cuanto a la reagrupación de unidades y concentración de ataques, fundamentalmente evidenciando la incapacidad de las Fuerzas Armadas rusas para tomar grandes ciudades”.

Milosevich señala que el anuncio de Moscú “confirma que Rusia no ha cambiado la estrategia de la mentira”. “También afirmó que no iban a invadir Ucrania y luego lo hizo. Que Rusia diga algo ya carece de credibilidad y Ucrania no puede basar sus planes de defensa en las declaraciones del Kremlin”, recalca.

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Por su parte, Morales indica que la idea de que Rusia se centre únicamente en el este de Ucrania “es poco creíble”. “Si fuera así nos tendríamos que preguntar por qué una invasión a gran escala como la que lleva llevando a cabo Rusia si una parte importante de las regiones del Donbás ya las estaba controlando”, explica el profesor, quien asevera que “más bien a lo que suena es a que Rusia está moderando las ambiciones que tenía al principio porque la guerra le está costando más de lo que pensaba”. “La ventaja que ha tenido Putin es que como ha habido tanta ambigüedad en la forma en la que ha presentado los objetivos de la guerra, ahora también puede excusarse en que esto era lo que quería desde el principio”, opina.

La importancia de Mariúpol, y de Odesa, la joya de la corona

La ciudad portuaria de Mariúpol está siendo asediada desde varios frentes por las fuerzas rusas, mientras que Odesa, la tercera ciudad más grande de Ucrania, es otro de los objetivos prioritarios de Moscú por su importancia en la estrategia de Rusia para controlar el Donbás.

Mariúpol se encuentra en el sureste de Ucrania, a menos de 30 kilómetros de los territorios separatistas en el Donbás. En esta ciudad permanecen alrededor de 160.000 civiles sin agua, luz ni calefacción y apenas sin comunicación, y el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha señalado que más del 90% de Mariúpol ha sido destruido por los ataques rusos. El Gobierno ucraniano rechazó un ultimátum de Moscú para la rendición de la ciudad, cuya caída sería un triunfo simbólico para Rusia.

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El profesor de Estrategia y Política de ESADE y director de ESADEgeo, Ángel Saz-Carranza, explica a RTVE.es que para Rusia Mariúpol “es el acceso al mar Negro”. “Lo que Mariúpol le permite a Rusia es poder tirar un puente terrestre desde Rusia hasta Crimea, porque ahora mismo lo que tiene Rusia es Crimea y el Donbás, pero no están unidas por tierra”, detalla el profesor. “Es lo que está buscando Rusia y quién sabe si en algún momento Odesa se vuelve también relevante para poder llegar hasta Moldavia”.

No solo en Mariúpol, también la situación es complicada en Odesa, el principal puerto del país, que constituye la principal salida para la exportación de sus productos a otros países desde el mar Negro. La ciudad sufrió hace más de una semana su primer ataque por parte de las fuerzas rusas.

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Para el profesor Sepúlveda “Odesa tiene para Rusia muchísima más importancia que Mariúpol”. “La joya de la corona sería Odesa, porque no solamente dejaría sin salida al mar a Ucrania, sino que le daría una proyección al mar Negro a Rusia de una forma extraordinaria y, de ese modo, enlazaría con Transnistria, el territorio que le fue de facto arrebatado a Moldavia y que desde hace 12 años prácticamente controla Rusia. De ese modo se unirían todos los territorios”, añade.

En este sentido, Milosevich señala que Rusia cerraría a Ucrania “la salida al mar Negro, que desde el punto de vista de Moscú es un punto estratégico porque en el mar Negro, desde la ampliación de la OTAN”.

Cuanto más territorio ocupado, más capacidad de chantaje

Después de casi cinco semanas de guerra, con 10 millones de desplazados, más de 4.000 edificios de viviendas y alrededor de 370 escuelas destruidas o dañadas, el Gobierno de Kiev ha dado en las negociaciones de Estambul el paso de aceptar que el país adopte un estatus de neutralidad. Está dispuesto a asumir esa exigencia de Rusia a cambio de un mecanismo de seguridad del que formarían parte ocho países, entre ellos Turquía, Israel y Polonia, que permitiría a Ucrania pedir ayuda militar.

La presión militar de Moscú ha dado sus frutos y a estas alturas de la invasión, el Ejército ruso tiene bajo su control la ciudad de Jersón, ha rodeado completamente Mariúpol y puede terminar consiguiendo unir la península de Crimea con los territorios de Donestk y Lugansk en el este.

Milosevich asegura que Estados Unidos y sus aliados “han constatado que Ucrania está ganando la guerra, pero si miramos el mapa vemos que Rusia está ocupando territorios en el este de Ucrania”. “Sin duda alguna esto fortalece la posición de Rusia en la mesa de negociaciones. Cuanto más territorio tenga, más posibilidades tiene de chantajear a Ucrania y exigir su rendición”, indica.


Saz-Carranza opina que “cuanto más fuerza tenga Rusia, ya sea del potencial o porque haya dominado mucho territorio, le dará más fuerza en cualquier negociación”. “Tener más es mejor porque podría dar algo a cambio en la negociación”, explica el profesor, quien afirma que “esa hipótesis de tener más territorio para luego usarlo como moneda de cambio encajaría mejor con una estrategia de querer abarcar lo máximo posible a costa de no controlarlo al cien por cien”. “Lo que está intentando hacer Rusia es reducir el territorio que quiere controlar, pero controlarlo mucho mejor”, asevera.

Por su parte, el profesor Sepúlveda señala que Putin “no se va a sentir en absoluto contento porque le den las pequeñas migajas de la frontera del Donbás”. “Incluso si se alcanzara un alto el fuego y hubiera un reconocimiento explícito por parte del Gobierno ucraniano de la soberanía rusa del Donbás y de Crimea, esto sería simplemente una concesión temporal. Dentro de cinco o diez años volveríamos a la misma historia”, añade.

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