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Guerra en Ucrania

Los seis hombres de Putin: arquitectos de la propaganda y la invasión de Ucrania

LAURA GÓMEZ DÍAZ
8 min.

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, es visto como una persona solitaria y la responsabilidad final de la invasión rusa de Ucrania recae sobre él. Sin embargo, cuenta con un equipo formado por excompañeros del KGB, el servicio de inteligencia soviético, y otros miembros de su Gobierno que son completamente leales al presidente.

Siguieron las órdenes de Putin durante la anexión de Crimea y el levantamiento de los separatistas prorrusos en Donetsk y en Lugansk hace ocho años, y ahora -por lealtad o por temor- están a su lado durante la invasión de Ucrania, a pesar de que ha llevado al creciente aislamiento internacional de Rusia. Estos son los seis hombres en quienes se apoya el presidente ruso para controlar el país y mantener a flote su régimen.

Serguéi Shoigu, el modernizador del Ejército

El ministro de Defensa de Rusia, Serguéi Shoigu EFE/EPA/ALEXEI NIKOLSKY/KREMLIN POOL/SPUTNIK

Serguéi Shoigu, de 66 años y nacido en la república budista siberiana de Tuva, que limita con Mongolia, comenzó a trabajar para el expresidente Boris Yeltsin y se hizo cargo de la defensa civil. Inició su carrera política a finales de la era soviética y en 2012 se convirtió en ministro de Defensa.

El ministro es considerado como el responsable de la gran modernización del Ejército ruso y durante el tiempo que lleva en su cargo ha supervisado el Servicio de Inteligencia Militar ruso, también conocido como GRU, acusado de los envenenamientos con agentes nerviosos del exespía ruso Serguéi Skripal en el sur de Inglaterra y del líder opositor Alexéi Navalny en Siberia.

Además, es percibido por Putin como uno de los artífices de la exitosa campaña para la anexión de Crimea en 2014, así como de la estrategia militar rusa en Siria y el apoyo a los rebeldes prorrusos en la región del Donbás, en el este de Ucrania.

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Shoigu es visto como uno de los colaboradores más leales del presidente ruso, con quien hace viajes de pesca y caza durante sus vacaciones.

Desde que comenzó la invasión de Ucrania, el ministro de Defensa se ha convertido en una de las figuras centrales del conflicto. Shoigu fue quien ordenó el despliegue de tropas rusas en la frontera ucraniana y supervisó las maniobras militares conjuntas con Bielorrusia, que sirvieron para prepararse para el ataque.

Nikolái Patrushev, compañero en el KGB

Pocos tienen tanta influencia sobre Putin como el secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Nikolái Patrushev, de 70 años. Conoce al presidente ruso desde la década de los 70, cuando sirvieron en el KGB, el servicio de inteligencia soviético, en Leningrado. Patrushev sucedió más tarde a Putin como jefe del Servicio Federal de Seguridad (FSB) y preside el Consejo de Seguridad desde 2008.

Patrushev ha sido acusado de dar luz verde a asesinatos y otras operaciones ilegales. Según una investigación británica de 2016, “la operación del FSB para matar a Alexander Litvinenko probablemente fue aprobada por el señor Patrushev”. El exespía ruso murió en 2016 tras ser envenenado con polonio en un hotel londinense. También se cree que Patrushev desempeñó un papel clave en el golpe de Estado de 2016 en Montenegro, en un intento para evitar que el país entrara en la OTAN.

En sus entrevistas, Patrushev se ha mostrado como un fiel creyente de que las potencias occidentales buscan acabar con Rusia. En este sentido, en 2015 afirmó al diario ruso Kommersant que pensaba que “Estados Unidos preferiría que Rusia no existiera en absoluto como país”.

Alexander Bortnikov, cerebro y corazón del régimen

Nacido hace 70 años en Perm, en Rusia, Alexander Bortnikov se graduó en 1973 en el Instituto de Ingeniero Ferroviarios de Leningrado y poco después se unió al KGB, donde también sirvió junto al presidente ruso. Desde 2008 asume el cargo de director del Servicio Federal de Seguridad (FSB), reemplazando a Patrushev.

El FSB de Bortnikov es considerado el cerebro y el corazón del régimen de Putin, ya que desempeña un papel clave en el mantenimiento del control del país. Esta organización se encarga de una gran variedad de asuntos, desde la seguridad fronteriza hasta la lucha contra el terrorismo y la contrainteligencia.

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El Servicio Federal de Seguridad también es responsable de las decenas de miles de detenciones y el endurecimiento de las restricciones de la libertad y los derechos de los ciudadanos rusos que se ha acelerado en el último año, particularmente tras el encarcelamiento del opositor Navalny. Durante la invasión de Ucrania, Putin ha recurrido a Bortnikov para obtener información sobre la captura de saboteadores militares rusos. En una reunión del consejo de seguridad, Bortnikov afirmó que sus guardias fronterizos habían capturado a un militar ucraniano, miembro de dos “grupos de sabotaje”, que se había infiltrado en Rusia para causar daños. El Ejército ucraniano negó rápidamente la información, que Occidente calificó como algo inventado.

Serguéi Naryshkin, el tercer espía de Leningrado

El director del Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia, Serguéi Naryshkin REUTERS / Evgenia Novozhenina

El director del Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia, Serguéi Naryshkin, nació hace 67 años en Leningrado. Estudió en el Instituto de Mecánica de Leningrado, en el Instituto Internacional de Gestión de San Petesburgo y en la Escuela Superior del KGB, donde asistió junto a Putin. Naryshkin completa así el trío de espías de Leningrado.

Naryshkin conoció al presidente ruso cuando se entrenaba como espía y trabajó en la embajada soviética en Bruselas en la misma época en la que Putin fue enviado a la ciudad alemana de Dresde. En 2009 fue nombrado presidente de la Comisión de la Verdad Histórica, que “defiende a Rusia contra los falsificadores de la Historia”.

El director del Servicio de Inteligencia Exterior fue humillado públicamente recientemente por el presidente Putin, quien le exigió que “hablara claramente” durante una reunión televisada sobre su apoyo a la independencia de las regiones separatistas del este de Ucrania.

Además, Naryshkin descartó en diciembre de 2021 que Rusia fuera a llevar a cabo una invasión de Ucrania, algo que calificó como una “propaganda maliciosa del Departamento de Estado de Estados Unidos”. “Nada como esto va a suceder”, afirmó.

Valery Gerasimov, inventor de la “guerra híbrida” rusa

El jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas rusas, Valery Gerasimov, (izquierda) y el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigu (derecha) EFE/EPA/ALEKSEY NIKOLSKYI/SPUTNIK KREMLIN

El jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas rusas, Valery Gerasimov, nació en 1955 en Kazan, una de las ciudades más pobladas de Rusia. Gerasimov es un general soviético de la vieja escuela. Sirvió en las divisiones blindadas del Ejército Rojo y fue uno de los comandantes del Ejército del Cáucaso Norte durante la segunda guerra de Chechenia.

Descrito por Shoigu como un “militar de pies a cabeza”, el jefe del Estado Mayor dirigió operaciones en 2014 en Ucrania, en Siria y ahora, de nuevo, en Ucrania. También desempeñó un papel clave en la campaña militar para la anexión de Crimea.

Gerasimov es considerado el inventor de la “guerra híbrida” de Rusia, que combina el uso de armas convencionales con métodos no militares, como la desinformación o ataques cibernéticos.

Serguéi Lavrov, el mensajero

El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov OZAN KOSE / AFP

El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, tiene 71 años. Nació cerca de Moscú y estudió relaciones internacionales antes de trabajar en la embajada de la Unión Soviética en Sri Lanka. Durante 10 años trabajó como enviado de Rusia ante Naciones Unidas hasta 2004, cuando fue nombrado ministro de Asuntos Exteriores, un cargo que ocupa hasta ahora.

Lavrov ha llegado a ser el diplomático de mayor rango de Rusia, pero no se considera que tenga un importante papel en la toma de decisiones. Es más un mensajero que un personaje que ejerza cierta influencia sobre el presidente ruso, Vladímir Putin.

El ministro ha sido el rostro de los esfuerzos diplomáticos de Moscú durante la crisis de Ucrania. Antes de que Rusia iniciara la invasión, Lavrov se reunió en Ginebra con su homólogo estadounidense, Antony Blinken, con el objetivo de reducir las tensiones a través de la vía diplomática, aunque sin éxito.

Blinken y Lavrov califican la reunión como "sincera" y acuerdan continuar contactos

En conversaciones el mes pasado con la ministra de Exteriores británica, Liz Truss, Lavrov le tendió una trampa preguntándole si “reconocería la soberanía de Rusia sobre las regiones de Rostov y Voronezh”. Cuando la ministra respondió que no, a pesar de que ambas regiones forman parte de Rusia, Lavrov señaló la respuesta como una prueba de lo poco preparada que estaba la delegación británica.

Mientras los combates en Ucrania continúan, Lavrov también se ha reunido con el ministro de Exteriores ucraniano, Dimitro Kuleba, sin que hayan conseguido un acuerdo de alto el fuego.

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