Moderna, la biotecnológica que está detrás de uno de los primeros sueros contra la COVID-19, ha anunciado este martes que planea desarrollar vacunas contra 15 virus y bacterias emergentes o desatendidos para limitar los riesgos de una nueva pandemia.
Fundada y dirigida por el francés Stéphane Bancel, Moderna busca ahora centrarse en los patógenos identificados como aquellos con mayores riesgos para la salud pública, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Coalición para la Innovación en la Preparación ante las Epidemias (CEPI).
En concreto, se pretende avanzar en el desarrollo de vacunas para 2025 contra la chikungunya, la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, el dengue, el ébola, la malaria y la tuberculosis.
La biotecnológica está especializada en la innovadora tecnología del ARN mensajero y ya trabaja en vacunas contra determinados virus, como el VIH y el Zika.
Una biblioteca de vacunas
No se trata de llevar a cabo una investigación para cada una de ellas hasta que se comercialice la vacuna, ha dicho el director general, Stéphane Bancel, en una entrevista con la agencia de noticias AFP. De hecho, la empresa quiere impulsar el desarrollo de estas posibles vacunas hasta los primeros ensayos clínicos en humanos.
Con ello, el objetivo es establecer una especie de biblioteca de vacunas que, en caso de aparición de una pandemia de uno u otro de estos patógenos, estén listas para ser extraídas y entrar en la fase 3 de los ensayos clínicos, la última etapa antes de su comercialización. Esto ahorrará varios meses de tiempo: "Nos permite avanzar más rápido".
Moderna cuenta con la colaboración de laboratorios públicos y privados a través de "mRNA Access", un programa que permite a los investigadores de todo el mundo utilizar su plataforma tecnológica de ARN mensajero para proseguir sus investigaciones sobre enfermedades infecciosas emergentes en sus propios laboratorios.
La CEPI anunció el año pasado un proyecto de 3.500 millones de dólares para acelerar el desarrollo de nuevas vacunas.