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¿Por qué en España somos tan receptivos a vacunarnos?

ÁLVARO CABALLERO
7 min.

Mientras que Estados Unidos ha tenido que ofrecer dinero en efectivo o cerveza gratis a quien se vacune contra el coronavirus, y Francia ha obligado a los sanitarios a inmunizarse, en España la población no ha necesitado incentivos. Aunque en los últimos días ha descendido la velocidad de pinchazos, nuestro país es uno de los que más ha vacunado en todo el mundo con más de un 70% de la población inmunizada. El 100% de los mayores de 80 han recibido la pauta completa, lejos de la media de la Unión Europea, del 85%.

Lo mismo ocurre en todas las franjas. Entre los menores, es el país que más ha vacunado de toda la UE y está por encima de la media entre el resto de edades, según datos del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC). A nivel mundial, supera a países que comenzaron a vacunar a gran velocidad, como Israel, Reino Unido o Estados Unidos. Pero ¿por qué está teniendo tanto éxito la campaña de vacunación? Los expertos apuntan a varias causas, desde cuestiones de carácter y fuertes vínculos intergeneracionales a la confianza en un sistema de salud universal y cercano al paciente.

"Los españoles somos personas muy solidarias y gregarias, en el sentido de que entendemos que hay cosas que hay que hacer no por uno mismo, sino por lo demás", responde a RTVE.es Manuel Franco, epidemiólogo y profesor de la Universidad de Alcalá de Henares y la Johns Hopkins. El ejemplo, antes de las vacunas, es del de los trasplantes, "donde España es líder desde hace décadas con números estratosféricos comparados con otros países".

Otra de las causas es la existencia de "un programa vacunal muy asentado" desde hace años, apunta Jaime Pérez Martín, miembro de la junta directiva la Asociación Española de Vacunología. La tasa de vacunación entre niños contra enfermedades como la poliomielitis, la hepatitis B o el meningococo es altísima y se mantiene estable por encima del 97% en los últimos años.

Esto se debe, apunta Pérez, a que "la colaboración de pediatría, enfermería pediátrica y los programas de salud pública han constituido programas de vacunación muy firmes". Cuando llegó la vacuna del coronavirus, solo había que seguir con el buen ritmo anterior, que se evidencia también en campañas exitosas como las de la gripe.

Confianza en un sistema de salud "público y universal"

Con una pandemia que se cebó especialmente con los mayores, en España toma importancia otro factor. "Las relaciones familiares son muy importantes. Abuelos, hijos y nietos tienen una relación bastante constante, no se produce el día de acción de gracias, sino de forma generalizada", explica el portavoz de la AEV.

La responsabilidad hacia nuestros familiares mayores, cree, ha motivado también a muchos jóvenes a vacunarse. Coincide con él Franco, que señala que "somos un país muy familiar, hasta cierto punto católico en su cultura, y eso prevalece".

La población tiene una muy buena relación con el sistema sanitario, porque es un sistema de sanidad pública y universal en el que se puede confiar habitualmente

Pero la elevada aceptación de las vacunas viene de antes. "La población tiene una muy buena relación con el sistema sanitario, porque es un sistema de sanidad pública y universal en el que se puede confiar habitualmente", asegura Daniel López Acuña, epidemiólogo y exdirectivo de la OMS.

En el modelo sanitario español "hay una comunicación continua y fluida con los centros de salud", defiende Acuña. "Desde los 80 se hizo un esfuerzo por aproximar la atención primaria a la ciudadanía y si algo nos ha quedado claro en esta pandemia es lo necesario que es reforzar la atención primaria con mayor proximidad a la población. El tema no reside únicamente en los hospitales".

En España "no hay movimientos antivacunas"

Mientras que en otros países, como Francia o Alemania, las manifestaciones antivacunas han sido multitudinarias y el movimiento está extendido entre parte de la sociedad, en España "no hay movimientos antivacunas", subraya Pérez. Su influencia es marginal, comenta, ya que entre aquellos que no se han vacunado aún la razón es más "que no tienen prisa" y no que estén en contra de la inyección.

Cuando el CIS preguntó por primera vez en noviembre del año pasado sobre la receptividad hacia la vacuna saltaron las alarmas. El 44% aseguró que no estaría dispuesto a vacunarse inmediatamente una vez se aprobara, por encima del 40% que sí que lo haría. Sin embargo, conforme avanzaba la campaña aumentó la confianza hacia los fármacos, incluso con los retrasos y polémicas con AstraZeneca. En mayo el 82,2% de los españoles estaba dispuesto a vacunarse y solo un 6,2% la rechazan.

14 horas - Los que quedan por vacunar: negacionistas y perezosos - Escuchar

Por comparar con un país cercano, en Alemania una encuesta reveló que en julio casi el 30% de la población no se quería vacunar en ningún caso, muy por encima del 17% que se negaba en marzo. Allí, partidos de extrema derecha como Alternativa por Alemania ha usado el miedo a la vacuna como combustible político, algo que no ha ocurrido en España.

"Aquí puede haber habido personas de forma individual que la hayan cuestionado, pero ningún partido lo ha hecho de forma generalizada. En Estados Unidos es flagrante lo que está ocurriendo: hubo un momento en el que parecía que si te vacunabas eras demócrata y si no, republicano", explica Pérez. "Piensas, 'madre mía, cómo estamos de bien'", bromea.

Se ha conseguido un 80% en todas las cohortes. Si no tenemos inmunidad vamos a estar cerca

Franco reivindica la necesidad de "entender quién no se está vacunando y por qué". "Es importante que escuchemos a los que no se vacunan o los que tienen dudas", defiende, especialmente cuando las nuevas variantes apuntan a que la inmunidad de grupo no se conseguirá con el 70% de la población vacunada, por lo que habría que vacunar a más gente de la prevista.

Pérez insiste en que la ansiada inmunidad de grupo "es una cuestión progresiva, no es o tengo el 70% o nada". Cree que será necesario vacunar al menos al 80% para conseguir una "inmunidad más potente", y se muestra confiado en poder alcanzar este umbral. "Se ha conseguido un 80% en todas las cohortes. Si no tenemos inmunidad vamos a estar cerca", prevé.

Más allá del 70%: el tramo más difícil

Aunque hasta ahora la velocidad de vacunación ha sido rápida, queda por ver qué ocurrirá con la parte más difícil, la que tiene "menos prisa". Hasta ahora, afirma Pérez, en cuanto se abría un grupo de edad se llegaba al 70% de esa franja en poco tiempo, a veces en tan solo dos semanas, pero el 30% restante era más lento.

"La campaña ha evolucionado muy rápido porque cuando a se veía que ese grupo iba lento se abría al siguiente. Ahora ya no nos quedan grupos por abrir". La mayoría de comunidades ya ha abierto la franja de los menores entre 12 y 18 años, la última posible. La campaña, afirman desde la AEV, "se va a enlentecer" por la combinación de dos factores: "Estamos en agosto, donde mucha gente está fuera de su residencia habitual, y la mayoría de gente con verdadera urgencia con vacunarse ya lo ha hecho".

¿Hará falta entonces incentivos como los que han implantado nuestros vecinos europeos? "Con el 90% de mayores de 40 ya vacunados, a lo mejor el incentivo podría ser pedir el certificado de vacunación en muchos sitios para dar ese último empujón", responde Pérez.

Lo más probable es que en España no tengamos que llegar a la parte coercitiva o la obligatoriedad de la vacuna

Acuña cree que "lo más probable es que en España no tengamos que llegar a la parte coercitiva o la obligatoriedad de la vacuna", sino que los esfuerzos se deberán dirigir hacia la concienciación de los que duden sobre el suero.

"Las medidas que ha tomado Macron de hacer la vacuna obligatoria en el sector sanitario es porque había un alto porcentaje del sector sanitario en Francia que no se había vacunado. Pero ese no es el problema en España. El problema es de las actitudes como botellones y grandes aglomeraciones", subraya.

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