Las oficinas tradicionales, con largas hileras de mesas y despachos, serán una de las víctimas de la pandemia, en beneficio de las viviendas. Cuando se cumple algo más de un año desde la irrupción del teletrabajo, apenas un 4 % de los trabajadores desea volver a trabajar todos los días en la oficina, según un estudio realizado por el IESE y Savills Aguirre Newman, mientras que la inmensa mayoría, casi un 70 % de los encuestados, apuesta por una fórmula híbrida que combine la presencialidad con el trabajo a distancia. Esto ha llevado a los trabajadores a darle una mayor importancia al hogar, a primar el confort por encima del diseño y a adaptar los espacios a una nueva rutina que tiene visos de quedarse, al menos de momento.
Solo en el primer trimestre del año, más de 2.146.000 personas en España -el 11,2 % de los ocupados- trabajó desde su propio domicilio más de la mitad de los días, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Antes de la llegada de la COVID-19, el teletrabajo apenas era habitual para el 4,8 % de la población ocupada, pero que a raíz del confinamiento alcanzó su máximo en el segundo trimestre de 2020, llegando triplicarse hasta el 16,2 %.
El auge de esta modalidad laboral ha hecho que la vivienda haya ganado poco a poco terreno a la oficina y que se haya cuestionado incluso su utilidad. “Nos encontramos en un momento de transformación en el que la oficina debe reconvertirse con el objetivo de ser atractiva para que el trabajador quiera volver a ella”, explica a RTVE.es la arquitecta y marketing manager de Vitra en España y Portugal, Amparo Martínez, quien insiste en que es necesario dejar atrás esa visión de la oficina colmena “muy enfocada al trabajo productivo”.
Sin embargo, el mismo estudio del IESE y Savills Aguirre Newman revela que solo un 12 % de los encuestados trabajaría en remoto todos los días. A pesar de que los que se decantan por esta opción señalan que el teletrabajo facilita el cuidado de la familia (61 %), permite ahorrar dinero en transporte (48 %) y practicar algún deporte o hobby (48 %), lo cierto es que la necesidad de desconectar y entablar relaciones personales tiene un mayor peso entre los empleados.
Replantear los espacios
Así, ahora que el teletrabajo tiene visos de convivir a corto y medio plazo, al menos a través de esta modalidad híbrida por la que apuestan las empresas, la necesidad de adaptar los espacios ha cobrado protagonismo en los últimos meses. “En estos momentos existe un auge de las reformas porque mucha gente se ha dado cuenta de las carencias que tiene su hogar”, señala Martínez, quien cree que ahora se apuesta por “un replanteamiento de la compartimentación del hogar, teniendo sobre todo en cuenta la privacidad y el espacio”.
En la misma línea, el arquitecto y socio de Luitom Interiorismo, Luis Sánchez, nos explica que una de las soluciones más habituales es transformar alguna habitación de la casa en espacio del teletrabajo. “Una propuesta que, si volvemos al presencialismo en la oficina, se puede readaptar, al contrario que la compra de una nueva vivienda lejos de la sede de la empresa”, apunta. Por ejemplo, Sánchez alude a reconvertir el famoso cuarto de invitados que se reservaba en las casas, y que ya está desapareciendo.
No obstante, ambos expertos recuerdan que todo depende de muchos condicionantes, como por ejemplo el tamaño de la vivienda o el número de convivientes. “Hay que aceptarse a la situación y ser realistas. En el caso de disponer de poco espacio, hay tendencias que de alguna forma ya existían y que ahora se pueden potenciar, como aprovechar la luz natural”, apunta la arquitecta.
De hecho, a la hora de elegir el lugar de trabajo en casa, desde Luitom Interiorismo recuerdan que una buena iluminación ayudará a no tener que forzar la vista y a ahorrar energía. En caso de que no sea posible, otra alternativa es utilizar elementos que simulen al máximo la luz del sol, que aporten un toque cálido y funcional, como un flexo de sobremesa y una luz ambiente. “Y también que no sea no sitio que siempre te obligue a mirar a la pared, sino que puedas levantar la vista y alternar en tener la vista pegada al ordenador y a media distancia para descansar los ojos”, expone Sánchez.
La importancia de elegir el sitio correcto
En este sentido, el vicepresidente de la Sociedad Española de Oftalmología (SEO), el profesor José Manuel Benítez del Castillo, advierte de la importancia de elegir el lugar de teletrabajo correcto de cara a tener una buena higiene ocular durante el teletrabajo y huir, fundamentalmente, del ojo seco. “Con el parpadeo producimos lágrima y se evita este problema, pero hay que tener en cuenta que al mirar de lejos parpadeamos 15 veces/minuto y delante de la pantalla lo hacemos menos de 4”, nos cuenta.
Por ello, el profesor recomienda evitar reflejos en la pantalla, tanto de luz natural como artificial, pues esto reduciría aún más el número de parpadeos. “La luz natural es lo ideal, pero se puede trabajar bien con luz artificial, mientras no tengamos reflejos”, explica. Asimismo, insta a aquellas personas que lo necesiten a utilizar “la corrección óptica adecuada a media distancia”, preferiblemente gafas. “Las lentillas producen ojo seco y las gafas, en cambio, lo previenen pues al usarlas se evapora un 40 % menos de lágrima”, sostiene. Y alinear el extremo superior de la pantalla con la línea recta que dibuja nuestra mirada o por debajo, pero nunca superarla. “Cuando miramos hacia arriba el ojo está muy abierto y se nos seca más. Por el contrario, si el ojo está entornado se seca menos”, recalca.
En su opinión, para desarrollar el teletrabajo en óptimas condiciones también es necesario “vigilar que el ambiente no esté muy seco, ni haya mucha calefacción, en cuyo caso se podría utilizar un humidificador”; además recomienda evitar que nuestra mesa esté justo debajo de una corriente de aire, ya sea frío o caliente. Y otro consejo: “seguir la regla 20-20-20: cada 20 minutos, descansar 20 segundos, mirando a 20 pies (5 metros)”. “En conclusión, lo bueno de trabajar desde casa es que podemos adaptar el puesto a nuestras necesidades y evitar incomodidades como la mascarilla, las corrientes de aire o los reflejos, entre otras, que pueden secarnos más los ojos”, explica.
Adaptar el mobiliario
Cuando la casa no tiene opciones de espacios nuevos ni es posible reutilizar un dormitorio, la búsqueda de mobiliario que permita tener un espacio de trabajo fijo se presenta como una opción más accesible para los empleados. “El uso de escritorios polivalentes con espacio suficiente para poner la impresora, el ordenador y un pequeño archivo, o los muebles desplegables, que ocupan el mínimo espacio, están en pleno auge”, sostiene Sánchez.
“Hay un factor añadido que es el confort. Antes se compraba la típica butaca icónica más representativa y ahora se prueba, se piensa en cómo se va a utilizar, en cuándo, si se reclina… todas estas variables no se tenían en cuenta de la misma manera. Esto ocurre en el mobiliario, pero también en el resto de estancias, porque ahora pasamos más tiempo en ellas: queremos que sean más cómodas en todos los sentidos”, recalca Martínez.
Además, los expertos consultados insisten en la necesidad de separar los usos y funciones de los espacios, en la medida que sea posible. “Al tener que convivir mucha gente en los mismos espacios, y compartir mobiliario para los mismos usos, no hay una desconexión tecnológica y psicológica del trabajo”, apunta la arquitecta de Vitra.
Los que apuestan por cambiar de piso
Esta necesidad de desconexión ha llevado a muchos trabajadores a plantearse incluso un cambio de vivienda. “Muchos se decantaron por esta opción porque echaban de menos espacios exteriores y también interiores donde poder conciliar teletrabajo con vida personal”, señala el director de Estudios de Pisos.com, Ferran Font, que apunta además a que esto ha derivado en una alteración en la manera de buscar vivienda.
“El teletrabajo ha provocado que la gente que buscaba antes por precio, ubicación y características haya cambiado el orden de estos aspectos y ahora buscan obviamente por precio, pero las características han pasado por delante de la ubicación, por lo que la demanda se ha empezado a trasladar a poblaciones que limitan con las grandes capitales”, apunta. De hecho, según los datos que manejan desde Pisos.com, la concentración de la actividad en las capitales durante 2020 creció de una manera ligera, pero las áreas fuera de las grandes ciudades la audiencia se incrementó en un 19 %.
En ciudades como Madrid o Barcelona la actividad cayó un 10 % y el teletrabajo “ha sido uno de los factores principales en que esa demanda haya migrado a zonas que están limitando con la gran capital”, recalca Font, quien sostiene que habrá que esperar a medio o largo plazo para comprobar si se mantiene esta tendencia. De ser así, si el teletrabajo queda instaurado, el director de Estudios de Pisos.com considera que esto “hará replantear también cómo el mercado genera una nueva oferta, lo cual tendrá un gran impacto en los ayuntamientos, en los profesionales que se dedican a la generación de vivienda o en los servicios públicos”.