El conflicto palestino-israelí se remonta a varias décadas atrás, pero han sido las medidas impuestas por el Gobierno israelí para obstaculizar el acceso de los palestinos a la Ciudad Vieja de Jerusalén durante el mes sagrado musulmán del Ramadán, una protesta de ultraderechistas israelíes que acabó 100 heridos y los desalojos de familias palestinas de sus viviendas en el barrio de Sheikh Jarrah, las que han elevado las tensiones y provocado una de las olas de enfrentamientos más graves desde la segunda intifada.
Esta intifada comenzó en el año 2000 en la Explanada de las Mezquitas, donde se encuentra la mezquita de Al Aqsa, el tercer lugar más sagrado del islam. Frente a esta mezquita se han registrado este lunes, coincidiendo con la celebración del Día de Jerusalén --en la que los israelíes conmemoran la toma de Jerusalén Este en 1967 durante la Guerra de los Seis Días--, choques entre palestinos y fuerzas de seguridad israelíés en los que han resultado heridos más de 300 palestinos y 12 agentes.
Según ha asegurado en una entrevista concedida a RTVE.es el codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH), Jesús Núñez Villaverde, el primer ministro en funciones, Benjamín Netanyahu, está intentando “crear problemas para no quedarse fuera de juego” y obstaculizar “la posibilidad de que puedan crear un Gobierno que no sea liderado por él”.
¿Por qué ahora este estallido de violencia?
Los enfrentamientos más recientes entre israelíes y palestinos comenzaron en Jerusalén coincidiendo con el inicio del Ramadán el 12 de abril, después de que el Gobierno de Israel impusiera restricciones al mes sagrado de los musulmanes. La Policía israelí bloqueó mediante barricadas el acceso a la plaza de la Puerta de Damasco, la zona donde tradicionalmente los musulmanes se reúnen por la noche durante el mes de Ramadán, algo que los palestinos vieron como una humillación y control israelí sobre sus tradiciones.
Estas restricciones generaron tensión y protestas de los palestinos, en su mayoría musulmanes. Después de varios días de una escalada de incidentes, más de un centenar de palestinos, que protestaban contra una marcha de cientos de ultraderechistas israelíes, resultaron heridos en la noche del 22 de abril en choques con la Policía.
A las medidas restrictivas sobre las reuniones durante el Ramadán también se une la ira de los palestinos por el desalojo de varias familias de sus viviendas en el barrio de Sheikh Jarrah, en Jerusalén Este, para ser ocupadas por los judíos. En un intento por rebajar la tensión, la Justicia israelí ha retrasado su decisión final un mes. “Este barrio fue en los años 50 un proyecto de vivienda social para refugiados palestinos construido por el Estado jordano, que llegó a un trato con esos refugiados palestinos, que ya fueron expulsados de sus tierras originales, en el que afirmaban que si iban a vivir allí y pagaban el alquiler durante tres años, la vivienda sería suya”, ha asegurado en declaraciones a RTVE.es Kristina Kausch, investigadora senior del think tank German Marshall Fund. “El Estado jordano no cumplió con su promesa y no efectuó el cambio de propietarios a nivel legal. Los palestinos no tienen pruebas en papel de que sean propietarios”, ha añadido.
“Las protestas son para apoyar a esas familias, pero es mucho más que eso. Es contra esa política de limpieza étnica que el Estado israelí está llevando a cabo en muchas partes del país, pero especialmente en Jerusalén”, ha recalcado.
Durante este último fin de semana, la tensión en Jerusalén ha crecido con enfrentamientos entre palestinos y las fuerzas de seguridad israelíes en la Explanada de las Mezquitas. Desde el viernes, más de 500 palestinos y alrededor de 30 agentes han resultado heridos.
“Antes de nada hay que decir que todos los días hay violencia en el territorio ocupado palestino. No es nada extraordinario porque, desgraciadamente, la violencia está presente todo el tiempo”, señala en una entrevista a RTVE.es Jesús Núñez Villaverde. “Lo que ocurre en este caso son un par de elementos: desde que ha empezado el mes de Ramadán, Israel ha ido aplicando crecientes medidas para obstaculizar el acceso de los palestinos a la Ciudad Vieja, sobre todo a la puerta de Damasco (…) Por otro lado, lo que ocurrió el viernes en la explanada, que ya era como respuesta a esta tensión que se había acumulado, con una sobreactuación muy clara por parte de la Policía israelí”, ha aseverado.
Núñez Villaverde ha explicado que la violencia es “estructural” y que “las causas estructurales explican las protestas palestinas por la frustración y la desesperación en la que vive esa gente en Jerusalén”. “Les niegan permisos de residencia, están expuestos a que los expulsen de sus hogares, ven que el Ayuntamiento de Jerusalén no tiene presupuesto para atender sus necesidades en los barrios en los que ellos son mayoría, se ven excluidos de la educación, la sanidad… Todo eso genera un caldo de cultivo que basta con el añadido de cerrar la puerta de Damasco cuando empieza el Ramadán y no dejarles entrar a la zona de mezquitas porque temen que pueda haber problemas para los israelíes”, ha detallado.
La tensión en Jerusalén ha llevado a una respuesta desde Gaza, desde donde la organización Hamás ha lanzado misiles “en solidaridad con sus hermanos en Jerusalén”. Esta acción de Hamás “le da a las fuerzas israelíes una excusa para la mano dura, para una respuesta fuerte”, según Kausch. La aviación israelí, como represalia, ha bombardeado la Franja de Gaza. Al menos 20 palestinos han muerto, entre ellos algunos menores de edad.
¿Puede haber una nueva intifada?
El conflicto entre palestinos e israelíes se remonta a décadas atrá y las conocidas como “intifadas” representan la rebelión del pueblo palestino contra la ocupación israelí. La primera se inició en 1987 como protesta por el asesinato de varios palestinos que fueron embestidos por un camión militar de Israel. Los palestinos boicotearon los productos israelíes, llevaron a cabo huelgas en reiteradas ocasiones y dejaron de pagar las tasas e impuestos, mientras que Israel respondió con toques de queda y detenciones masivas. En la primera intifada murieron más de 1.300 palestinos y terminó seis años después con la firma del acuerdo de Paz de Oslo entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestina.
Por su parte, la segunda intifada, recordada como una de las más sangrientas y en la que murieron más de 4.000 palestinos, comenzó en el año 2000 con la visita del entonces líder de la oposición Ariel Sharon al Monte del Templo --término con el que denominan los judíos la Explanada de las Mezquitas--, donde se encuentra la mezquita de Al Aqsa, junto con un abundante grupo de policías. Los palestinos vieron la visita como una representación de la intención de Israel de ocupar ese territorio.
“Hay que tener en cuenta que esta intifada (la segunda) comenzó en septiembre del 2000 precisamente en la misma Explanada de las Mezquitas cuando Ariel Sharon, siendo jefe de la oposición, hizo una visita provocadora al tercer lugar santo del islam”, ha señalado Núñez Villaverde. “Lo que ha ocurrido este fin de semana y lo que pueda ocurrir vuelve a llevarnos a la Explanada de las Mezquitas”, ha recalcado.
La investigadora senior del think tank German Marshall Fund cree que es posible que haya una nueva intifada. “Las últimas intifadas fueron como una olla a presión. Durante décadas los derechos de los palestinos han sido ignorados. Llega un momento en el que esa olla de presión estalla y eso ya ha pasado un par de veces con las anteriores intifadas”, ha indicado.
Zarrouk Murad, profesor del departamento de hispánicas en la Universidad de Casablanca, ha señalado que "no hay que descartar la intifada porque la Franja de Gaza se ha implicado también". "Hubo un enfrentamiento directo entre Hamás e Israel y se está celebrando una marcha desde todas las ciudades de Cisjordania hacia Jerusalén", ha afirmado. "Todo el mundo quiere defender a capa y espada el centro de Jerusalén", ha aseverado.
¿Qué significado tiene la mezquita de Al Aqsa para los palestinos?
Durante el mes sagrado del Ramadán, la mezquita de Al Aqsa ha sido un punto central de los enfrentamientos entre palestinos y las fuerzas de seguridad de Israel en Jerusalén. La mezquita es el tercer lugar más sagrado del islam y se encuentra en la cima de una colina conocida por los musulmanes como Haram al Sharif. Además, para los judíos esta colina es conocida como el Monte del Templo y es el lugar más sagrado del judaísmo.
Jordania asumió la custodia de los lugares sagrados cristianos e islámicos de Jerusalén cuando ocupó Cisjordania y Jerusalén Este en la guerra de 1948. Se le permitió continuar con ese papel después de que las zonas cayeran en manos de Israel en 1967.
“El control, teóricamente, lo tiene Jordania, pero el hecho es que se trata de un territorio ocupado por Israel desde 1967 y es Israel quien determina quién entra y sale y qué se hace y qué no se hace allí”, detalla el codirector IECAH. “Es el tercer lugar santo del islam, después de Medina y la Meca, con eso queda la importancia que tiene. Del mismo modo, el Monte del Templo y el Muro de las Lamentaciones para los judíos es su principal lugar de referencia en término religiosos. Con lo cual allí confluyen. Además, es también una ciudad santa para el cristianismo”, ha añadido.
¿Hay alguien que esté echando leña al fuego para fomentar la violencia?
El primer ministro en funciones israelí, Benjamín Netanyahu, contaba con 28 días para formar Gobierno, algo que no ha logrado hacer y por lo que el presidente del país, Reuvén Rivlin, le encargó la tarea al centrista Yair Lapid.
Núñez Villaverde señala que Netanyahu “está jugando al caos” y que “está poniendo en marcha esta escalada que desemboca en violencia porque se trata de obstaculizar como sea la posibilidad de que puedan crear un Gobierno que no sea liderado por él”. “Está utilizando el tema policial para, de ese modo, incitar todavía más la protesta palestina y, en ese contexto, es todavía más difícil que unos grupos políticos, muy difícilmente conciliables ya por definición, puedan llegar a un acuerdo”, ha subrayado. “Poniendo en juego la seguridad de buena parte de la población israelí, el 20% de los árabes israelíes y los intereses verdaderos de Israel, Netanyahu está intentando como sea crear problemas para no quedarse fuera de juego”, ha manifestado.
"La clase política israelí está acostumbrada a desviar la atención del electorado, a desviar la crisis, buscando un conflicto a veces directo con algunos grupos como Hamás o buscando un conflicto en Líbano. Eso ya forma parte de los genes de clase política israelí, independientemente del color del partido de turno", ha indicado Murad, quien ha destacado que "no se esperaban una reacción tan contundente por parte de los palestinos de Jerusalén".
Sobre el aplazamiento de las elecciones legislativas palestinas, anunciado a finales de abril por el presidente palestino, Mahmud Abás, hasta que Israel permita votar a los residentes de Jerusalén Este, Núñez Villaverde afirma que el presidente “ha utilizado el argumento de que los problemas que Israel estaba poniendo impedían que se pudieran celebrar unas elecciones en condiciones”, pero añade que el retraso es “por el miedo que tienen a perder las elecciones frente Hamás”.