El terremoto que ha sacudido en los últimos días a la política española, con la fallida moción de censura en la Región de Murcia y la convocatoria de elecciones en la Comunidad de Madrid, ha abierto una brecha en el centro derecha, con dos partidos, PP y Ciudadanos en estos momentos, según han asegurado fuentes de la formación naranaja a RTVE.
Cs acusa a Génova de querer "comprar voluntades" entre los integrantes de su partido, en alusión a la marcha al PP del ex secretario de Organización Fran Hervías y a los tres diputados de Murcia que cambiaron de opinión y se negaron a secundar la moción de censura.
El portavoz de Ciudadanos en el Congreso y miembro de la Ejecutiva, Edmundo Bal, ha señalado este domingo que el Partido Popular ha "abierto su caja B" y está dispuesto "a pagar lo que haga falta para comprar a gente de Cs". Bal ha avanzado que, en las próximas semanas, dirigentes de su formación se van "a pasar al partido de Bárcenas, de la caja b, de los sobres, de los que se van de su sede porque está sucia".
El PP "abre sus puertas" a Cs
Mientras, el PP no da por enterrado el acuerdo con Cs, con quien gobierna en coalición en Andalucía, Castilla y León y el Ayuntamiento de Madrid. Según señala en una entrevista a La Razón su secretario general, Teodoro García Egea, las puertas de su partido "están abiertas para unir al PP y a Ciudadanos por la base, sean cargos o sean simpatizantes o votantes".
En ese sentido, García Egea pide a Inés Arrimadas que reflexione sobre las "sinceras" ofertas de unión que le han propuesto pues, según dice, ahora su formación "no es una garantía para nadie", a la vez que echa en cara a la líder de Ciudadanos que haya "traicionado" a los murcianos "echándose en manos de Pedro Sánchez".
A la inestabilidad que provoca el cambio de opinión de los tres diputados disidentes de Cs en Murcia, acusados de transfuguismo tanto por su formación como por el PSOE, se suman las elecciones anticipadas en la Comunidad de Madrid, que se celebrarán el 4 de mayo después de que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid haya desestimado las medidas cautelares que había presentado la Mesa de la Asamblea.
La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, apretó "el botón nuclear" tras conocer la moción que se preparaba en Murcia contra su colega del PP Fernándo López Miras y, argumentando que podría ser la siguiente en caer, se apresuró a romper con Ciudadanos que, vistos los resultados de estos movimientos, parece que erró en el cálculo de las consecuencias.
Arrimadas dará cuenta este lunes ante la Ejecutiva
Todas las miradas están centradas ahora en Inés Arrimadas, que ha visto cómo su estrategia le ha hecho perder su posición en los gobiernos de Madrid y Murcia, lo que se une al reciente descalabro en Cataluña. Será este lunes, durante la reunión de la Ejecutiva de Ciudadanos, cuando la presidenta del partido tenga que rendir cuentas en una convocatoria no prevista pero que se ha precipitado tras los últimos acontecimientos.
Detrás de este encuentro están nombres importantes de Ejecutiva como el vicepresidente de la Junta de Andalucía, Juan Marín; la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís; o el portavoz de Cs en la Cortes valencianas, Toni Cantó.
El giro de Arrimadas y su aproximación al PSOE ha causado estupor en algunos dirigentes del partido. Incluso uno de los fundadores de Cs, Francesc de Carreras, asegura este domino en un artículo en El Confidencial que la formación está "en caída libre" y que su presidenta tiene que asumir las responsabilidades como hizo Albert Rivera, quien dimitió tras su fracaso en las elecciones generales del 10N.
Mientras, uno de los protagonistas de este desencuentro, el ex secretario de Organización Fran Hervías, ha negado a TVE haber participado en las negociaciones para el fracaso de la moción en Murcia y ha justificado su fichaje por el PP al considerar que es el "único proyecto" capaz de ganar a Pedro Sánchez.y ha
Según asegura Hervías en una entrevista en El Mundo, "seguramente, habrá más abandonos de Cs: unos a casa y otros al PP" pues, a su juicio, la formación naranja, bajo la dirección de Arrimadas, se ha convertido "en una muleta más del sanchismo".