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"Si para el virus no hay fronteras, tampoco debe haberlas para las vacunas"

SAMUEL A. PILAR
5 min.

Cuando se habla de enfermedades infecciosas, el riesgo de una persona es siempre el riesgo de todas, por lo que la inmunización colectiva se convierte en un objetivo obligatorio. Este ha sido el principio que ha guiado el debate virtual El reto de la vacunación global, que ha contado con la participación de dos de las virólogas españolas más importantes: Margarita del Val e Isabel Sola, y que ha estado moderado por el oncólogo Mariano Barbacid.

La colaboración de la ciencia, las empresas farmacéuticas y los diferentes gobiernos ha permitido el desarrollo de vacunas en un tiempo récord: menos de un año. El objetivo más acuciante se ha logrado, pero ahora se impone un nuevo reto: vacunar a un porcentaje muy amplio de la población mundial en el menor tiempo posible. Hasta que no se consiga, el virus continuará conviviendo con el ser humano y tendrá una mayor probabilidad de mutar, poniendo en peligro la inmunidad conseguida y, en general, cualquier avance contra la pandemia.

Margarita del Val: Vacunar a toda la población mundial es el único camino para controlar la pandemia.

"Si para el virus no hay fronteras, tampoco debe haberlas para la vacunación, y eso supone múltiples desafíos", ha asegurado Isabel Sola, codirectora del Laboratorio de Coronavirus del Centro Nacional de Biotecnología (CSIC). "Cuando comenzaba la pandemia, veíamos la vacuna como la solución final al problema, y un año después tenemos ya varias vacunas. Ese primer desafío lo hemos alcanzado con éxito, pero ahora aparecen las segundas derivadas", ha reflexionado.

Margarita del Val, directora del Laboratorio de Inmunología Viral del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CSIC), ha puesto un ejemplo concreto del reto titánico al que se enfrenta la sociedad: "Todos los años, se vacuna a 400.000 niños en España, pero vacunar a toda la población española supone 100 veces más con los mismos recursos. Y eso solo en España, porque hay que tener en cuenta que hay que vacunar a toda la población mundial".

Solidaridad, pero también realismo

Que los países más pobres puedan disponer de las vacunas va a depender en gran medida de la solidaridad de los países con mayores ingresos, que deberán compartir una parte de sus reservas. Por ejemplo, España, al igual que el resto de los miembros de la Unión Europea, dispondrá en principio de dosis para inmunizar a prácticamente dos veces su población. El Gobierno español ya ha confirmado que destinará este exceso a los países con menos ingresos.

Pero, más allá de un acto de generosidad, esta contribución de los países con mayores recursos se antoja necesaria. "Es solidaridad pero también realismo, porque es el único camino para controlar la pandemia”, ha manifestado sobre este punto Margarita del Val.

La Organización Mundial de la Salud, en colaboración con la Alianza para la Vacunación (GAVI) y la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias (CEPI), han puesto en marcha un mecanismo de financiación denominado COVAX, creado específicamente para asegurar que los países más pobres también tengan acceso a las vacunas contra el coronavirus. Su objetivo mas inmediato es disponer de dosis para cubrir el 3,3% de la población de 145 países antes de junio. COVAX permitirá que la mayor parte de estas economías de ingresos bajos y medios accedan a unas dosis que de otra manera serían inalcanzables.

Un cortafuegos contra las mutaciones

Los expertos explican que la aparición de múltiples variantes a lo largo del mundo -como la británica, la brasileña, la sudafricana o la californiana- se debe al elevado número de infecciones, lo que está dando al virus una mayor facilidad para mutar y para que esas mutaciones prosperen. Aplicar el cortafuegos de la vacunas cuanto antes es fundamental para disminuir las probabilidades de mutación.

"El virus es un blanco en movimiento, no es estático, y la aparición de nuevas variantes supone un desafío para las vacunas", ha explicado Isabel Sola, quien ha señalado uno de los puntos clave que marcarán las campañas de vacunación a medio y largo plazo: la inmunidad. "Las vacunas son seguras y eficaces, pero todavía hay dudas sobre la clase de inmunidad que proporcionan. Sobre todo, cuánto dura. Y esto es lo que va a marcar la vacunación masiva", ha dicho.

Isabel Sola: La aparición de nuevas variantes supone un desafío para las vacunas.

Pero también ha advertido de la importancia de aprovechar al máximo las vacunas ya disponibles, "que no son perfectas pero tienen unos niveles de eficacia por encima de lo esperado". Preguntada sobre si habría que esperar en ciertos casos a disponer de vacunas más eficaces, ha respondido que "es fundamental contener al virus, y por eso hay que emplear las vacunas que ya tenemos".

"A este ritmo, necesitaríamos cuatro o cinco años para vacunar a toda la población mundial. No podemos renunciar a las vacunas que ya tenemos, que son suficientemente seguras y eficaces", ha asegurado al respecto.

La solución "perfecta" para los virus

Margarita del Val, quien ha calificado a las vacunas como "la solución perfecta para los virus, porque no se desarrolla enfermedad", ha explicado que hace diez años se vacunaba "drásticamente menos" que ahora, porque había menos fábricas destinadas a la producción de estos fármacos.

Según ha contado, el impulso de la última década ha venido de la mano de la alianza GAVI y de grandes donantes, por lo que se han incrementado la cantidad de centros de producción, "lo que hará posible que lleguen más vacunas en el futuro". "Con más fábricas, habrá menos limitación de dosis a nivel mundial, y esto será importante para el control global de la pandemia actual", ha concluido.

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