Mucho se habló en la primavera del 2020 sobre el supuesto ‘baby boom’ que desencadenaría la crisis del coronavirus y hasta se le llegó a dar nombre a los hijos de ese fenómeno, los 'coronaboomers'. Sin embargo, la débil posibilidad de que las circunstancias sanitarias dieran un impulso a la deprimida natalidad de España se ha ido desvaneciendo con el paso de los meses, hasta el punto de que los expertos en demografía y fecundidad ya descartan por completo que se vaya a producir un incremento de nacimientos este año.
“No va a haber un ‘baby boom’, sino un ‘baby bust', es decir, un declive de la fecundidad bastante fuerte. Las estimaciones que hay hablan de una caída entre el 8 % y el 9 % de la fecundidad debido a la COVID-19. Probablemente, vayamos a tener un declive superior al que se dio con la crisis de 2008“, pronostica en una conversación con RTVE.es el director del Instituto de Economía, Geografía y Demografía del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Diego Ramiro.
Teniendo en cuenta que la tasa de fecundidad --el número medio de hijos por mujer en edad fértil— era de 1,23 en 2019, tras un descenso con respecto al año anterior, el nuevo mazazo a este indicador puede ser significativo porque hará descender aún más la cifra de nacimientos en una población muy envejecida.
“Podríamos alcanzar, por primera vez en nuestra historia, una tasa de fecundidad por debajo del 1“
"Mi hipótesis es que la caída de los nacimientos será de traca, muy notable. Llevamos 30 años con una fecundidad bajísima. Si caen un 25 % los nacimientos, como las primeras estadísticas de algunos hospitales están apuntando, podríamos alcanzar, por primera vez en nuestra historia, una tasa de fecundidad por debajo del 1. Esto, en pocas décadas, acabaría reduciendo la población muchísimo", selaña el también demógrafo e investigador Albert Esteve, director del Centre d’Estudis Demográfics (CED).
Los nacimientos, en caída libre
La historia revela que situaciones extremas como las vividas durante conflictos bélicos o en cuarentenas por razones sanitarias provocaron, tras el periodo de contención, una “explosión de natalidad”. De hecho, el término ‘baby boom’ empezó a usarse en los años cuarenta del siglo XX a raíz del aumento en el número de nacimientos tras la Segunda Guerra Mundial y hasta el año 1964.
Esto es algo que, en cambio, no ven probable los expertos que ocurra en España porque la sociedad es ahora radicalmente distinta y las razones por las que antaño se tenían hijos han cambiado por completo. También son diferentes las expectativas de la mujer en sociedad y los ideales de los futuros padres, quienes a día de hoy disponen de medidas para "planificar" la fecundidad hasta que llegue el momento "idóneo".
"No nos hemos preocupado de este problema antes porque, paradójicamente, los nacimientos habían seguido aumentando en España. Los políticos no reparaban en la fecundidad, no veían que el aumento de niños era fictico. Los 'babyboomers' eran muchos y, por pocos hijos que tuvieran, generaban muchos nacimientos. Esto se dio hasta el 2008 o 2009, cuando los nacimientos también crecían gracias a la inmigración. Ahora no tenemos ni lo uno ni lo otro. Cada vez tenemos menos gente en edad de ser padres y la fecundidad está por los suelos", analiza Esteve, quien cree que la estructura poblacional conducirá durante años a unas estadísticas con más defunciones que nacimientos.
Problemas "estructurales" agravados por la pandemia
Aún no hay estadísticas oficiales sobre el impacto de la COVID en la natalidad porque los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística el pasado 26 de enero se corresponden con el primer semestre de 2020 y, por tanto, con embarazos pre-pandemia. No obstante, esos datos ya revelan un descenso del 4,2 % en el número de nacimientos respecto al mismo periodo del año anterior, mientras que las defunciones aumentaron un 19,6 %.
El crecimiento vegetativo de la población presentó un saldo negativo de 94.326 personas durante esa primera mitad del año.
Ramiro, que forma parte del departamento de Población del CSIC, apunta que en Italia se conocieron las primeras estadísticas sobre la repercusión del COVID en los nacimientos la pasada semana y, según las cifras publicadas por la agencia italiana de estadísticas ISTAT, se desplomaron un 21,6 % en diciembre de 2020, justo nueve meses después del confinamiento.
Cuando el INE publique los datos del segundo semestre de 2020 y, sobre todo, los de los primeros meses de 2021, será posible aproximarse la incidencia en España. De momento, lo único que hay son estimaciones y pronósticos negativos.
“Hay cuestiones estructurales que tienen que ver con la precariedad laboral, el paro juvenil, la conciliación y las desigualdades de género que se han agravado en este contexto y que no nos hacen ser muy optimistas", admite la socióloga y profesora de la Universidad Pública de Navarra Begoña Elizalde-San Miguel, cuya labor investigadora se centra en la transformación de las familias desde un enfoque demográfico y de igualdad de género.
Ella explica que la "bajísima fecundidad de España" se debe, en parte, a que hay un porcentaje de mujeres que, sencillamente, no quieren tener hijos; el problema está en quienes sí lo desean y no pueden, lo que define como "brecha entre fecundidad deseada y fecundidad real".
Eso es, a juicio de Esteve, lo más "preocupante" del análisis, el hecho de que España no esté aprovechando las "oportunidades reproductivas" que tiene: "Si vas a la encuestas del INE de 2018, ves que hoy el ideal de las parejas es tener dos hijos, y las mujeres que quieren ser madres dicen que les gustaría serlo entre los 27, 28 o 29 años. Cuando vas a mirar los datos reales ves que no reflejan ese deseo de la población", lamenta el investigador, autor del informe 'La infecundidad en España: ¡tic-tac, tic-tac, tic-tac!!!’
"El descenso de la fecundidad ahora asusta, pero no nos damos cuenta de que las casusas principales, la precariedad y las carencias en políticas familiares y de conciliación ya estaban. Esto es lo que nos indica el fracaso como sociedad, el no poner las condiciones mínimas para que la gente tenga los hijos que quiera tener", opina Elizalde-San Miguel, convencida de la necesidad de tomar medidas cuanto antes.
Planes de maternidad prorrogados
Por el momento hay pocos estudios que evidencien que los planes de paternidad o maternidad de muchas parejas o mujeres solteras se han parado en seco por la pandemia, aunque, en Europa, el informe “El deseo de ser padres en los tiempos de la COVID-19: una visión de la situación en Italia”, publicado en el Journal of Psychosomatic Obstetrics & Gynecology el pasado año, ya adelantaba esa realidad.
“Va a su poner que muchas parejas no lleguen nunca a tener un segundo hijo o que, incluso, no tengan ninguno“
Los investigadores consultaron a 1482 personas, de las que 268 reconocieron que planeaban ser padres antes de la pandemia y 100 aseguraron haber cambiado de idea, con argumentos relacionados con las dificultades económicas o las posibles consecuencias para la salud que podía tener un embarazo en esas circunstancias sanitarias.
“Sí que muchas parejas están retrasando su decisión de tener un hijo y esto, cuando la edad media a la que se tienen hijos en España es tan alta (por encima de 32), va a su poner que muchas parejas no lleguen nunca a tener un segundo hijo o que, incluso, no tengan ninguno”, apunta Ramiro.
Los últimos datos del INE también muestran una caída del 60,8 % de los matrimonios en el primer semestre de 2020 con respecto al mismo periodo, lo que tampoco invita a hacer predicciones positivas. No porque el casamiento sea determinante a la hora de procrear, precisa Esteve, sino por lo que evidencia en cuanto al freno que la situación pone a los planes de muchas parejas.
Del mismo modo, los movimientos migratorios, que son un factor de rejuvenecimiento de las poblaciones, también cayeron un 28,9 % en comparación con 2019, y, previsiblemente, lo seguirán haciendo debido a la actual crisis.
La incertidumbre, el gran freno: "Nuestros cuerpos no esperan"
Las razones que están detrás detrás del inminente descenso de la natalidad enmarcado en la pandemia son múltiples, pero es la inseguridad económica la que se alza como principal obstáculo para las parejas en la decisión de traer o no un hijo al mundo. No hay que obviar, recuerdan los expertos, el hecho de que buena parte de las mujeres en edad fértil pertenecen a una generación castigada por dos crisis.
“Muchos se preguntan: ¿cómo vamos a ser padres si a lo mejor perdemos el trabajo?“
“A medida que van pasando los meses, la situación de incertidumbre y de precariedad es una constante y eso evidentemente genera un impacto en la decisión. Muchos se preguntan: ¿cómo vamos a ser padres si a lo mejor perdemos el trabajo o está en riesgo el alquiler de nuestra vivienda?”, dice Sonia Encinas, sexóloga, 'coach' de mujeres y experta en maternidad.
En su opinión, también pueden afectar la situación social, el aumento en los niveles de estrés y la falta de contacto físico, factores que “pasan factura en las relaciones de pareja y hacen que la vida íntima se vean resentida”, aunque incide en que la incertidumbre es ahora el mayor enemigo de la fecundidad.
“Muchas mujeres me han escrito y me dicen que tienen ganas de ser madres, pero que no sienten que sea el momento, no lo era antes por la precariedad del sistema, pero ven que ahora mucho menos. Esto a muchas les genera una gran ansiedad porque la biología va en contra. Podemos asumir una maternidad cada vez más madura, pero nuestros cuerpos no esperan ni entienden de problemas económicos”, opina Encinas, que admite haberse encontrado con muchas familias “frustradas” por este motivo.
También está convencida de que algunas parejas estarán prorrogando el embarazo por el temor al contagio, por las consecuencias que pudiera tener la COVID-19 en los bebés o por las circunstancias hospitalarias, que hacen aún más difícil el “parto respetado” que muchas mujeres demandan.
"Yo misma, si quisiera volver a quedarme embarazada ahora, me pensaría mucho si hacerlo en estas circunstancias...", confiesa.
El "parón" de la reproducción asistida dejará huella en las estadísticas
Esperar un tiempo hasta que llegue el ansiado cambio de escenario puede no ser determinante en chicas jóvenes, pero habrá algunas mujeres mayores de 35 años que estén aplazando la búsqueda de hijos y se vean abocadas en el futuro próximo al "bucle" de la infertilidad, algo que está muy ligado a otro factor que, con seguridad, afectará al índice de natalidad en 2021, el "parón" de los procesos de reproducción asistida durante la primera ola y el retraso que desencadenó.
"Los nacimientos por reproducción asistida constituyen el 9 % de la natalidad en España. Cuando se conozcan las estadísticas de natalidad mes a mes, ese porcentaje se va a notar seguro", sostiene el presidente de la Sociedad Española de Fertilidad, el doctor Luis Martínez Navarro, quien indica que todavía hay retrasos en las listas de espera de algunos centros.
"Hay gente que puede prorrogar su maternidad porque es joven, pero otros no. A nosotros nos llegaban mujeres que tenían 40 años cuando saltó la pandemia. No les puedes decir 'espérate dos años a que esto pase'", añade Martínez.
En el análisis que el doctor hace sobre las posibles consecuencias de la pandemia en la reproducción, aporta un dato que está muy en línea con lo pronosticado por los demógrafos. En el hospital donde trabaja, el Virgen de las Nieves de Granada, hubo una caída de más del 25 % en el número total de partos en diciembre: "Y eso que, hasta dentro de unos meses, no podremos evaluar cómo han bajado los partos derivados del cierre, que fue desde finales de marzo y hasta mayo, cuando ya se recuperó la actividad", apunta.