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Menos población, menos parejas y menos niños: el saldo social de la crisis sanitaria

ROCÍO BLANCO
7 min.

Menos población, menos parejas y menos niños: es el saldo social que nos dejará esta crisis sanitaria del coronavirus, imposible aún de cuantificar pero que los expertos consideran inevitable.

La cifra de fallecidos -más de 26.000- seguirá aumentando en los próximos meses. Este largo confinamiento provocará divorcios y rupturas sentimentales, ya sea por el exceso de convivencia o por el obligado distanciamiento. Y la incertidumbre y la crisis económica que se avecina harán caer la natalidad, que ya es una de las más bajas del mundo.

Antonio Izquierdo, catedrático de Sociología de la Universidad de A Coruña lo explicaba en declaraciones a EFE: "Yo creo que la natalidad se va a desplomar, porque en medio de la incertidumbre no se tienen hijos". Incertidumbre sobre cómo será la vida en la "nueva normalidad". Y, sobre todo, incertidumbre económica.

"Lo que los terapeutas de pareja vemos después de largas convivencias, como las vacaciones, son más divorcios. Septiembre es el mes de las separaciones. En estas semanas ha habido muchos casos de coger la maleta e irse a casa de los padres", nos cuenta Nayara Malnero, psicóloga y sexóloga. "Todo conflicto y crisis nos lleva a la acción. Habrá más divorcios, sin duda".

A 1 de enero de 2020 había subido ligeramente la población en España -más de 400.000 nuevos inscritos en el censo, una subida del 0,9%-, pero lo hizo sobre todo gracias a la llegada de extranjeros. La tendencia se invertirá cuando se levante el estado de alarma: la crisis volverá a expulsar a los trabajadores extranjeros, como sucedió en 2008, y se frenaría de nuevo la tendencia a ganar población.

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"Exceso de convivencia"

Más de veinte millones de españoles viven en pareja: ocupan más de la mitad de las viviendas del país. En China, el único país que tiene datos sobre cómo es la vida después del confinamiento, hubo una "avalancha de divorcios" en el mes de marzo, según los medios internacionales.

Nayara Malnero nos cuenta que su trabajo como terapeuta no es evitar que las parejas se rompan: "Mi misión es que sean felices, y a veces lo mejor es separarse, sobre todo en parejas que ves muy claro cómo se tratan, cómo se faltan al respeto". Pone sobre la mesa un problema: la situacion social y económica dificulta estas separaciones: "Muchos se plantean dejar a su pareja pero se echan atrás porque no tienene dónde ir". Pero también ha visto casos de separación inmediata para no afrontar semanas de convivencia.

Muchos se plantean dejar a su pareja pero se echan atrás porque no tienene dónde ir

Ahora atiende telemáticamente la consulta que tiene en Gijón, y ha notado un "aumento considerable" de nuevos pacientes: "Normalmente acudimos a terapia cuando ya estamos muy mal, solemos ir tarde, la decisión ya está tomada y no lo queremos ver. Ahora tenemos tiempo para pensar, meditar nuestra situación y ver cómo es la otra persona".

No estamos acostumbrados a convivir las 24 horas con nuestra pareja durante tantos días. El trabajo y el ocio no nos sirven como refugio, y necesitamos mantener nuestra parcela privada, a pesar del confinamiento. "Yo estoy viendo muchos problemas explosividad: no sabemos gestionar las emociones y la ansiendad y explotamos con el otro, todo son reproches y discusiones".

La segunda razón de consulta son "los problemas sexuales. Relacionados con el deseo, el problema de la erección es un clásico. Puede ser algo temporal por las circunstancias: con esta situación estamos pensando más en sobrevivir que en el sexo", resumen Malnero.

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Recetas para la convivencia

Esta sexóloga es muy activa en redes sociales y cuenta que, desde que comenzó el estado de alarma, sus seguidores le preguntan sobre todo dos cosas: cómo sobrellevar tanto tiempo juntos y cómo mantener una relación en la distancia: "También hay parejas a las que les ha pillado separados, o estaban conociéndose y aún no convivían".

Su receta para el primer problema es "no ser extremistas, no ir de cero a cien. Es una situaicón excepcional puede tener un lado positivo. Hay que tener paciencia y ver si te aguantas a ti mismo como para aguantar al otro".

Y para el segundo ya está escribiendo un libro sobre cibersexo y recomienda vívamente probar "los efectos terapéuticos de los juguetes sexuales".

Para la estadística quedará también el desplome en el número de bodas celebradas durante estos meses: las restricciones han obligado cancelar la celebración y muchos prefieren esperar a que se recupere la normalidad para casarse.

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"La natalidad se va a desplomar"

Más tiempo juntos, poco que hacer... Algunos aventuraban un nuevo "baby-boom" nueve meses después del confinamiento. Pero los expertos manejan datos poco alentadores.

En 2018 hubo 372.777 nacimientos en España. En el primer semestre de 2019 menos de la mitad, 170.000, el dato más bajo de la serie histórica. Cada bebé cuenta en la estadística y hace unos días el doctor Luis Martínez, presidente de la Sociedad española de Fertilidad (SEF), advertía de que el cierre de las clínicas y unidades de reproducción asistida afectará a la tasa de este año y del siguiente: "100.000 tratamientos se han dejado de hacer cada mes, es una pérdida de unos 3.000 nacimientos al mes". Aunque las clínicas han podido reanudar su actividad, son casi dos meses de parón que no podrán recuperarse.

Hace unos meses Pau Miret, investigador del Centro de Estudios Demográficos (CED) de la Universidad Autónoma de Barcelona, explicaba en RTVE.es que "la natalidad es una tendencia paralela a los ciclos económicos" y, por eso, "que continúe el decrecimiento de la natalidad quiere decir que continúa creciendo la precariedad". Y viceversa. La previsión económica tras la emergencia sanitaria es la de un nuevo ciclo de crisis que ya se ha dejado ver en los datos del paro del mes de abril: un 8% más que en marzo. Y golpea más fuerte a los más jóvenes, que en muchos casos no pueden emanciparse y mucho menos pensar en tener hijos.

El complejo momento social hará que muchas parejas frenen sus planes de ser padres, como explica el catedrático de Sociología de la Universidad de A Coruña Antonio Izquierdo a EFE: "Yo creo que la natalidad se va a desplomar, porque en medio de la incertidumbre no se tienen hijos. El principal factor que garantiza una fecundidad sostenida es la seguridad económica, y no la va a haber".

Creo que la natalidad se va a desplomar, porque en medio de la incertidumbre no se tienen hijos

En declaraciones a esta agencia Alejandro Macarrón, director de la Fundación Renacimiento Demográfico, corroboraba el agumento : "Si predomina el miedo al futuro no nacerán más niños de lo normal, sino menos. En cambio, si prevalece una vuelta a un espíritu de mayor aprecio por la vida que representan los niños, podría haber un cierto 'baby boom', aunque otra cosa es que sea duradero".

Un "efecto rebote" a una situación de peligro que la terapeuta Nayara Malnero cree improbable: "Es verdad que todo conflicto y crisis nos lleva a la acción. Por lo que veo en consulta habrá más divorcios, sin duda. El debate sobre tener hijos es muy habitual, y en muchos casos se zanja porque es insostenible economicamente".

Más fallecidos, más emigrados

El Sistema de Monitorización de la Mortalidad diaria (MoMo) estima que entre el 17 de marzo y el 2 de mayo se ha producido un exceso de mortalidad de un 59%. Son los más de 26.000 muertos que hasta ahora se ha cobrado el COVID-19, claramente concentados en los mayores de 65 años. La curva ya desciende, pero aún no sabemos si habrá repuntes. La mortalidad podría incrementarse este año entre un 10 y un 20%, según avance la pandemia.

En el año 2018 se produjeron en España 427.721 defunciones y 372.777 nacimientos. El saldo es negativo desde hace años, pero llevamos cuatro aumentado nuestra población porque se ha recuperado el flujo de inmigrates. Algo que, según ha contado Antonio Izquierdo a EFE, cambiará de nuevo por la inseguridad laboral: "Con la brutal destrucción de empleo va a haber más concurrencia entre los nativos y los extranjeros; el 'nosotros primero' va a estar funcionando".

No solo no vendrán, sino que, dada la situación internacional, prefieran regresar a sus países de origen. España terminará 2020 con menos población, más parejas rotas y menos nacimientos: un desierto demográfico que tardará en recuperarse.

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