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La hostelería reclama más ayudas ante los rebrotes: "Están siendo una puñalada mortal"

SANTIAGO RIESCO PÉREZ
6 min.

Los rebrotes de coronavirus se suceden por toda España y, con ellos, las medidas para contener la pandemia en un equilibrio complicado con la salvaguarda de la economía. El sector hostelero es uno de los que más está sufriendo: aforos limitados que permitan la distancia mínima de seguridad, restricciones horarias en locales de ocio nocturno, medidas higiénicas excepcionales, incluso el cierre de bares y restaurantes en municipios como el murciano de Totana o los ocho comprendidos en la región ilerdense del Segriá, includa Lleida, su capital.

Los empresarios de la hostelería en España calculan que este año, a consecuencia de la pandemia, echarán el cierre 65.000 bares y restaurantes en nuestro país, que dejarán sin empleo en torno a un millón de personas.

La asociación de la patronal hostelera cree que es necesario "ampliar" las coberturas, tal y como se hizo durante el estado de alarma, para proteger el empleo entre los trabajadores por cuenta ajena y los autónomos. "La limitación de recursos no puede ser excusa para apoyar a las empresas y defender el empleo, puesto que las comunidades autónomas disponen de fondos de aplicación al refuerzo del sistema y a medidas sanitarias", han defendido los responsables de Hostelería de España en un comunicado.

En su mensaje apelan a las autoridades a "destinar parte de esos fondos" a ayudas que permitan "preservar" los puestos de trabajo en cuanto se adopten medidas que restrinjan la actividad. Los hosteleros han insistido en que el sector se ha visto afectado al "máximo" por esta crisis, ya que a las medidas de seguridad adoptadas, se ha sumado el miedo del consumidor.

"No había intención de cerrar"

Si no hubiera sido por la pandemia, hubiéramos continuado. .. no había intención de cerrar”, explica Pedro Solanellas, socio del restaurante Celleret del Segre en Lleida, un amplio restaurante de aire rústico especializado en arroces y recetas caseras ubicado en el centro de la capital catalana. El local de Solanellas es uno de los 65.000 negocios hosteleros que, según la patronal Hostelería de España, desaparecerán este año.

Si no hubiera sido por la pandemia, hubiéramos continuado

"La pandemia ha coincidido en el tiempo con la jubilación y hemos aprovechado”, explica el empresario. En el Celleret del Segre había cinco trabajadores fijos más los eventuales que contrataban para servir eventos, “una media de diez personas cada fin de semana”, calcula Solanellas. Son 15 familias con nombre y apellido que forman parte de los “entre 900.000 y 1,1 millones de puestos de trabajo, entre directos e indirectos” que la patronal calcula se perderán en el sector debido a la grave crisis económica derivada de la pandemia.

"Ayer vendí cuatro cafés"

Jesús Vélez Rubio es el propietario del restaurante Casa María en Totana, Murcia. Lleva trabajando en la hostelería desde los 14 años y nunca ha vivido una situación similar. “Nosotros tenemos un restaurante enfocado para trabajar en el interior, en el local, pero al no poder meter a nadie dentro nos afecta muchísimo”, explica Vélez Rubio por teléfono. “Ayer vendí cuatro cafés. Pero no puedo dar de comer, aunque me llame gente”, se lamenta el empresario.

Ayer vendí cuatro cafés. Pero no puedo dar de comer, aunque me llame gente

Casa María cuenta con una pequeña terraza con carta propia que abría los fines de semana de verano. “No podemos dar de comer fuera, ni aunque ponga sombra porque aquí tenemos unos 38 ó 39 grados y no es agradable para el cliente ni para nosotros”, aclara Vélez Rubio. “En el restaurante estoy por si llama alguien, por cortesía”.

Jesús y su mujer tenían un par de camareros fijos y contrataban eventuales para atender los eventos. “La puñalada mortal fue la primera vez que nos cerraron en Semana Santa”, recuerda el empresario, “y luego la cancelación de los eventos, de las comuniones”. De las nueve celebraciones que tenía cerradas para el mes de mayo, tan sólo se han mantenido tres que se han celebrado en julio.

Los hosteleros calculan que la pandemia acabará con 65.000 bares y restaurantes. ISTOCK

“La gente quiere divertirse y si no les dejan que entren en los locales a celebrar, lo harán en botellones o macrofiestas”, apunta desde su restaurante vacío en Totana este empresario dolido con las medidas que están sufriendo los hosteleros: “Fuimos los primeros que cerramos y los últimos que abrimos”.

“El Ayuntamiento tenía previsto dar una ayuda de 1.000 euros, pero al final han destinado una cantidad fija para todos y, dependiendo de cuántos la solicitemos, se repartirá a lo que toque”, explica Vélez Rubio después de contar que gracias a los ERTE, a las ayudas de “600 y pico euros a los autónomos”, la exención de las cuotas de la seguridad social y la flexibilización de los pagos de los préstamos en la entidad financiera van capeando el temporal.

"A la gente le da miedo entrar"

Ramón Cruz lleva 28 años trabajando en el restaurante Gele, en Santander. Es el encargado. “Estamos al 50%. En verano dábamos 70 comidas diarias y ahora andamos por las 35 ó 40”, explica a RTVE.es. El Gele es un mesón de dos pisos fundado en 1964 y decorado con madera vista que sirve especialidades de Cantabria. Un clásico ubicado muy cerca del paseo Pereda.

“Este restaurante es un sitio de vinos con cuatro filas esperando en la barra, pero a la gente le da miedo entrar y prefiere estar en la terraza aunque no haya distancia de seguridad”, explica Ramón, al tiempo que saluda a alguien sin tapar el auricular del teléfono. El Gele lleva 56 años abiertos y tiene una parroquia fiel. “Hay clientes que viene todos los fines de semana del año y me llaman para decirme que les da miedo salir, y yo les digo que lo más seguro e higiénico ahora mismo es un restaurante", argumenta Ramón, tras explicar que han pasado de siete a cuatro mesas en cada comedor para mantener la distancia social.

El sitio más seguro ahora mismo es un restaurante

En Cantabria han estado dando ayudas a los bares y restaurantes con menos de nueve trabajadores. Aquí, contando al jefe, somos 11 personas en la plantilla”, explica Cruz. Ahora mismo el Gele tiene seis trabajadores cada día y saca a tres del ERTE, por horas, los fines de semana. “El mayor problema va a venir en septiembre-octubre cuando quiten los ERTE”, vaticina el hostelero.

Desde Casa María, en Totana, su propietario, repite con insistencia que “es una situación incierta”. El encargado del restaurante Gele, en Santander, se agarra a un clavo ardiendo: “abierto, al menos, entra alguien, cerrado ya sería el fin”. Y desde el Celleret del Segre, a punto de echar el cierre por jubilación, uno de los socios sentencia con la sabiduría que dan los años: “Me preocupa más la salud que la economía, aunque hay que tratar de perder lo menos posible”.

Pedro Solanellas, desde Cataluña, coincide con sus colegas de Cantabria y Murcia: “La hostelería es el sector más afectado; de momento tenemos el ERTE -que es un buen paraguas- pero en principio en septiembre se termina y no soy optimista con la pandemia”.

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