España lleva nueve días en la llamada nueva normalidad, momento en el que dejó atrás el estado de alarma por completo tras la crisis sanitaria decretada por el coronavirus. Algunas comunidades como Galicia, País Vasco y Cantabria abandonaron antes de tiempo esta medida excepcional que ha durado casi tres meses. Precisamente en la capital de esta última región, Santander, se ha declarado un brote en un bloque de edificios que, por el momento, ha detectado 14 positivos. Hasta el momento, solo una persona, una mujer de 89 años, ha tenido que ser ingresada mientras que el resto permanecerán en sus domicilios durante al menos diez días.
No es el único foco de los que el Ministerio de Sanidad se ha hecho eco -hay casi una treintena de ellos en activo-, pero llama la atención por ser el primero definido como 'confinamiento quirúrgico'. El propio ministro de Sanidad, Salvador Illa, comentó que no veía necesario aplicar de nuevo un aislamiento total a todo el país si en otoño se detectaba una nueva oleada de casos. De hecho, era partidario de aplicar esta fórmula, que consiste principalmente en aislar colectivos, edificios y zonas expuestas al contagio.
En qué consiste un 'confinamiento quirúrgico'...
En La Mañana de TVE, la directora de Salud Pública de Cantabria, Paloma Navas, ha explicado cómo están trabajando para mantener a raya el brote en la calle Nicolás Salmerón. De momento "está abierto. Hasta que no terminemos la investigación, no habrá terminado nuestro trabajo". Para ello, se han practicado más de 300 PCR en el edificio afectado -en el que hay 80 vecinos confinados-, pero también se han realizado en los comercios cercanos, en otros bloques de viviendas y hasta en establecimientos algo más alejados del núcleo principal afectado.
El día a día de estos convivientes se limita a quedarse en casa. Solo pueden salir por situaciones estrictamente necesarias, como puede ser ir al médico. El desplazamiento a los supermercados no está permitido y son sus redes familiares o amistades las que se acercan a facilitarles alimentos. En caso de no ser posible, Navas ha recordado que los servicios sociales también están realizando estas labores.
Lo que más llama la atención de esta reclusión es la presencia de los cuerpos policiales. Ante ello, la directora cántabra ha detallado que se han requerido sus servicios porque era una “situación especial, un poco diferente” a lo que ha sido la cuarentena al uso. Es más, ha recordado que durante el confinamiento se restringió la movilidad de toda la población de Santander, por lo que ahora se ha hecho porque "era más fácil no solo para controlar, sino para proteger a los vecinos".
Aunque estos últimos son los que deben estar inexcusablemente aislados, Navas ha afirmado que también lo están familiares y conocidos que han tenido un "contacto estrecho" con alguno de los contagiados. Para ser calificado como tal, la directora los ha definido como personas que han estado en contacto con otra u otras "a una distancia pequeña más de 15 minutos sin mascarilla". Este seguimiento es de vital importancia, pues supone poner límites al avance del brote, del que no se conocen nuevos casos.
... y qué ocurre cuando no se cumple
La actuación de la policía está siendo clave, especialmente para controlar a los principales afectados. Pero, ¿hay sanciones si no se cumple el aislamiento? Tal y como ha recordado Navas, si no se cumplen con estas restricciones, las personas "pueden incurrir en un delito de salud pública".
En el caso de los contactos estrechos, es de vital importancia la colaboración de los ciudadanos, que la directora cántabra ha calificado como buena. El ordenamiento jurídico está presente y si desde Salud Pública se deciden medidas cautelares en el caso de que se incumplan las directrices, estas serán ratificadas por un juez.
En ese sentido, el portavoz del equipo de Gobierno de Santander, Javier Ceruti, ha destacado en declaraciones recogidas por Europa Press que lo importante es "demostrar que se gestiona bien, que el brote está localizado y eso permite que siga la vida con tranquilidad y seguridad en una ciudad que ha destacado por el bajísimo número de contagios y de afectados durante toda la crisis".
El papel de los rastreadores
Para que la contención de un brote se desarrolle con éxito es esencial la actuación de los rastreadores. En el caso de Santander, un grupo de 25 personas ha sido el encargado de localizar a los contagiados y a sus contactos estrechos -que suelen variar con la edad de las personas, pero son entre ocho y 12- para concertarles citas y que de esta forma se sometieran a las pruebas. La mayor parte de ellas han sido negativas, pero a lo largo de la semana se seguirán practicando para evitar que se "escapen" casos, tal y como han informado desde Salud Pública.
Por el momento no se ha identificado el foco de contagio concreto. El consejero de Sanidad de Cantabria, Juan Miguel Rodríguez, aseguraba que "por los estudios epidemiológicos que se han realizado (...) hay algunos casos que coincidían en las zonas comunes". No obstante, otros vecinos afirmaban no haber usado, por ejemplo, el ascensor, por lo que las autoridades sanitarias continúan investigando el medio de conexión.
Además, recuerdan que la primera persona que acude al médico no tiene por qué ser la que se ha haya infectado primero, sino la que antes presenta síntomas, de ahí que también se esté elaborando un mapa de síntomas, para así conocer cómo está actuando el brote.
Una alternativa para los focos puntuales
Después de que el Ministerio de Sanidad confirmara que España dejaba atrás el pico de la pandemia del país para adentrarse en un nuevo escenario, los 'confinamientos quirúrgicos' suponen un respiro para las autoridades sanitarias regionales, tras el colapso vivido en algunas comunidades durante lo peor de la crisis.
En el caso de Santander, la mayor parte de los casos diagnosticados, salvo uno, son leves, lo que concuerda con lo que explicó el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), Fernando Simón, hace unas semanas. En los momentos más críticos, las comunidades solo podían detectar los casos más graves y a los fallecidos. Ahora, con una situación mucho más controlada, se localizan más y estos suelen ser no graves. De hecho, el porcentaje de asintomáticos ha subido en las últimas semanas del 40 % al 60 %, "lo que quiere decir que, si mantenemos este descenso [de casos], probablemente la transmisión irá bajando", explicaba Simón.
Por ello, que en España se detecten muchos brotes no es necesariamente sinónimo de malas noticias, ya que quiere decir que los organismos están reaccionando de forma rápida y efectiva para neutralizarlos. Esto es sinónimo de "vigilancia permanente", y más cuando la Unión Europea, y por ende el país, se prepara para la apertura de fronteras.