El Reino Unido ha alcanzado este martes la cifra de 37.048 muertos con COVID-19 en residencias, centros médicos y domicilios, en medio de una fuerte polémica por el caso de Dominc Cummings, asesor del primer ministro, Boris Johnson, que ha llevado a la dimisión del subsecretario de Estado del Gobierno británico para Escocia, Douglas Ross.
Con un incremento de 134 fallecidos y 2.004 nuevos casos de coronavirus en las últimas 24 horas, Johnson tiene previsto reabrir el próximo lunes los colegios y los mercados al aire libre, y el resto de comercios no esenciales a partir del 15 de junio.
El caso del asesor de Johnson, Dominic Cummings, que se saltó las reglas de confinamiento y que se ha negado a dimitir, asegurando no arrepentirse de nada y defendiendo que obró "de manera razonable", está generando duras críticas e indignación contra el Ejecutivo por parte de la ciudadanía y de políticos de todos los partidos.
Controversia en torno al "caso Cummings"
El subsecretario de Estado para Escocia, Douglas Ross, ha presentado su dimisión al considerar que los argumentos esgrimidos por Cummings "no son compartidos por la mayoría", pese a que "sus intenciones fueran buenas". Además, en su carta de renuncia explica que no puede decirle "de buena fe a sus electores que todos ellos estaban equivocados y que un asesor del Gobierno tenía razón".
"Tengo electores que no se despidieron de sus seres queridos; familias que no han podido hacer duelo juntas; personas que no visitaron a familiares enfermos porque cumplieron con las directrices del Gobierno", lamenta Ross, que recuerda que "no puede haber una regla para aquellas personas involucradas en el diseño de las políticas de salud y otra para el resto de nosotros".
Un portavoz del Ejecutivo ha asegurado que Johnson lamenta la decisión del subsecretario para Escocia. El primer ministro ha mostrado su apoyo a su asesor de comunicación, del que sostiene que se comportó "de manera íntegra, legal y responsable" al buscar ayuda familiar para cuidar a su hijo de cuatro años, movido por su "instinto paternal" y al no tener "otra alternativa".
Dominic Cummings lleva varios días en el centro de la polémica, después de que la prensa destapara que en marzo se desplazó a casa de sus padres en Durham (norte del país), a unos 400 kilómetros de Londres, con su mujer enferma de coronavirus y su hijo, contraviniendo las restricciones del Ejecutivo.