Las mascarillas tipo EPI, entre las que se encuentra las FFP2, solo están recomendadas para profesionales en contacto con la COVID-19 y colectivos vulnerables bajo prescripción médica, pero no para la población en general, ha insistido este jueves el Ministerio de Consumo en un comunicado tras las dudas suscitadas por el reparto en la Comunidad de Madrid de mascarillas similares a las FPP2 a todos los ciudadanos.
Para toda la ciudadanía el Ministerio señala que, siguiendo las recomendaciones de la comunidad científica, aquellas personas sanas y sin contacto con el virus deben utilizar el modelo de mascarilla higiénica, sin renunciar a las recomendaciones sobre distanciamiento físico e higiene. Para aquellas personas que hayan resultado contagiadas, tengan síntomas o sean positivas asintomáticas, se aconseja el uso de las mascarillas quirúrgicas.
Hace dos semanas, el Ministerio de Consumo publicó una guía con claves para la adquisición y uso de mascarillas. De este modo, se busca que la ciudadanía haga una compra y un uso responsable y consciente del producto, que se informe de qué tipos hay en el mercado y de cuál es el más útil para su situación personal, en función de su grado de contacto con el virus.
[Aquí puedes consultar la guía sobre mascarillas publicada por el Ministerio de Consumo
El Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EEUU (CDC) coinciden con esta recomendación del Gobierno de España.
Dificultad para respirar
Consumo recuerda que, en el caso de mascarillas tipo FFP2, es necesario que el usuario sea consciente de que su uso puede dificultar la respiración más que las mascarillas higiénicas o quirúrgicas, por lo que personal no especializado puede tender a tocarlas y recolocarlas continuamente, con el consiguiente riesgo de contaminación.
Por otro lado, al ser material principalmente destinado a profesionales, puede generar una falsa sensación de seguridad, que relaje el mantenimiento del resto de medidas de seguridad y prevención de imprescindible cumplimiento, como son la distancia física y el lavado de manos.
Por último, también pide que se tenga en cuenta que las personas que realizan actividades físicas o algunas personas con dificultades respiratorias pueden no tolerar su uso. Por esa razón, su utilización social, por parte de quienes no son profesionales, debe realizarse con prescripción médica.
Etiqueta con la información obligatoria
Este Ministerio también recuerda que es imprescindible que las mascarillas contengan una etiqueta con la información obligatoria según la legislación aplicable, al menos en castellano. Esto incluye los datos relativos a su reutilización y, si procede, los usos permitidos y número de lavados que pueden hacerse sin que el producto se resienta, así como método de lavado.
En lo referente a su certificación, apunta a que antes de usar una mascarilla EPI, en caso de que incluya el marcado CE, hay que comprobar que está acompañado de los cuatro dígitos que indican la conformidad de un organismo notificado reconocido previsto en el reglamento UE (2016/425).
Las mascarillas de la Comunidad de Madrid, sin homologar por la UE
La Comunidad de Madrid ha admitido que las mascarillas KN95 que reparte desde el pasado lunes entre su población no cuentan con homologación europea, pese a que así lo señala su etiquetado, y está a la espera de que “dos organismos notificados” evalúen la calidad del lote enviado a España por el fabricante, ya que la empresa que las produce, Wenzhou Haoshuo Home Textile, no superó el examen europeo que garantiza la calidad de este material.
También la Asociación de Empresas de Equipos de Protección Indivual (Asepal) ha emitido un informe en el que dice haber detectado casi una veintena de fallos en el cumplimiento de la normativa y concluye que el material “no se ajusta a las condiciones de comercialización establecidas por el Reglamento (UE) 2016/425" respecto al marcado.
Por ejemplo, “el marcado CE no va acompañado de los cuatro dígitos de identificación del organismo notificado”. Es decir, no indica quién ha otorgado el sello.
La Comunidad de Madrid indicó que “las mascarillas que se van a repartir cumplen con la normativa de la Unión Europea”, en una nota de prensa divulgada el pasado domingo, aunque ahora admite que no están homologadas por las instituciones europeas.
"Declaración voluntaria de marcado CE”
En el etiquetado de las mascarillas de la Comunidad de Madrid tampoco se remite al usuario a la “información suministrada por el fabricante”, ni se ven las indicaciones “R” o “NR”, que hacen referencia a que el elemento de protección sea reutilizable o no reutilizable. No detalles sobre condiciones de almacenamiento, uso, limpieza, mantenimiento y desinfección. Tampoco sobre lavado.
La CAM explicó en nota de prensa que la duración de las mascarillas era “de 48 horas seguidas por lo que se puede utilizar en distintas ocasiones a lo largo de varios días cuando se vaya a estar rodeado de otras personas”. Pero en la etiqueta no hay precisión sobre la vida útil del producto y las condiciones en que se puede usar.
Fuentes de la Consejería de Sanidad han señalado que el fabricante “ha hecho una declaración voluntaria de marcado CE”, basándose en sus propios test durante la fabricación y "ha solicitado a dos organismos notificados que procedan a la evaluación de las mascarillas en test de laboratorio del lote que ha venido a España”. Madrid está a la espera de ambas pruebas.
Pese a admitir que el sello CE figura en mascarillas que no cuentan con esta homologación, el Ejecutivo madrileño defiende su calidad asegurando que cumplen con la norma GB 2626:2006, un certificado chino; y argumenta que el etiquetado de sus mascarillas cumple con las normas fijadas por el Gobierno de España en el BOE del pasado 25 de abril.