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¿Por qué personas que no son de riesgo también mueren por coronavirus? La respuesta podría estar en los genes

SAMUEL A. PILAR
5 min.

De entre todas las incógnitas que rodean al nuevo coronavirus, hay una que llama poderosamente la atención a la comunidad científica: ¿cómo es posible un efecto tan desigual entre los pacientes que sufren la COVID-19? Mientras que para la mayoría la enfermedad cursa con síntomas muy leves e incluso de manera asintomática, existe un pequeño grupo con el que el virus se ensaña con especial virulencia.

Los peores diagnósticos coinciden generalmente con personas ancianas o que tienen problemas de salud asociados, como hipertensión, diabetes o enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, en menor proporción, también se reportan casos graves donde los fallecidos son hombres y mujeres jóvenes, aparentemente sanos.

Sin vacuna y sin fármacos antivirales específicos, la única defensa frente al coronavirus es el sistema inmunológico.

Sin vacuna y sin fármacos antivirales específicos, la única defensa que tiene el organismo humano frente al nuevo patógeno es el sistema inmunológico, que lucha para repeler el ataque. Pero en muchos pacientes, normalmente de edad avanzada, este ejército protector se activa hasta tal punto que se desata un proceso inflamatorio conocido como "tormenta de citoquinas", que es una reacción inmunitaria exagerada y potencialmente mortal, puesto que puede conducir a un fallo multiorgánico. Dicho de otra manera, es el sistema inmune el causante de un daño mucho mayor que el originado por el propio patógeno.

El sistema inmune innato, aquel con el que todos nacemos, es la primera barrera que detiene a las infecciones. Quizá eso pueda explicar la levedad de la enfermedad en los niños, para quienes este escudo natural aún no ha sufrido ningún deterioro. Aunque también la explicación puede estar en que el sistema inmune infantil es más inmaduro a nivel general, y esa "tormenta de citoquinas" necesita de una mayor maduración para poder fraguarse. Las condiciones óptimas se darían con el paso de los años, especialmente en la tercera edad.

Entonces, ¿cómo se explica que pacientes jóvenes, que no estaban dentro de ningún grupo de riesgo, enfermen gravemente o mueran por COVID-19? Las conjeturas científicas apuntan hacia una explicación múltiple, en la que entrarían en juego varios factores. Sin embargo, de entre todas las posibles explicaciones, una sobresale por encima de las demás: la predisposición genética.

Entender por qué la enfermedad puede dañar especialmente a estas personas permitiría identificar con antelación a estos pacientes más vulnerables, al mismo tiempo que ayudaría a diseñar nuevos tratamientos farmacológicos más efectivos, incluidas las vacunas.

Proyecto INMUGEN

Siguiendo esta línea de investigación, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha lanzado un estudio genético para identificar el riesgo individual de desarrollar las formas más graves de COVID-19. El trabajo se centrará en los genes de inmunidad innata, que es el sistema de defensas con el que nacen todas las personas.

"El objetivo de nuestro estudio es averiguar por qué algunos pacientes infectados con coronavirus SARS-CoV-2 apenas sufren afectación clínica, mientras que otros desarrollan formas muy graves de la enfermedad COVID-19", explica Anna Planas, investigadora del Instituto de Investigaciones Biomédicas de Barcelona (IIBB), que coordina este proyecto, bautizado como INMUGEN.

Pequeñas variaciones genéticas pueden determinar una capacidad diferente del sistema inmunológico.

Tal y como cuenta Planas, existen pequeñas variaciones genéticas en la población normal que pueden determinar una capacidad diferente del sistema inmunológico para responder a agresiones causadas por ciertas infecciones. "Por ello vamos a estudiar variaciones genéticas enfocándonos hacia genes de inmunidad innata", precisa, "estudiaremos el ADN de pacientes con infección grave y otros con infección leve".

Los investigadores esperan que este proyecto contribuya a encontrar dianas moleculares para posibles tratamientos contra la enfermedad.

Genetistas buscan marcadores que podrían ayudar a predecir la respuesta de una persona frente al virus. iSTOCK

'COVID-19 Host Genetics Initiative', una plataforma colaborativa internacional

Así, igual que ocurre en muchas enfermedades, la variabilidad genética entre unas personas y otras podría estar detrás del impacto tan desigual de la COVID-19. Es lo que también intenta esclarecer The Covid-19 Host Genetics Initiative, una plataforma colaborativa de ámbito internacional cuyo objetivo es poner al servicio de la comunidad científica los resultados de los estudios genéticos realizados en pacientes con coronavirus.

Existen marcadores genéticos que podrían ayudar a predecir la respuesta de una persona frente al virus.

Los genetistas que lo han creado parten de una hipótesis muy sólida: existen marcadores genéticos que podrían ayudar a predecir la respuesta de una persona frente al virus. Para saber si es cierta, se han propuesto analizar una parte del genoma de más de 150.000 personas en todo el mundo. En España, el objetivo es analizar a unas 8.000 personas que han padecido la nueva enfermedad.

Más de cuarenta hospitales y centros de investigación españoles se han sumado a este proyecto, liderado por Pablo Lapunzina, director científico del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Raras (Ciberer) y Ángel Carracedo, de la Universidad de Santiago de Compostela.

El estudio se encuentra aún en fase de financiación, aunque sus promotores esperan conseguir los apoyos necesarios y comenzar el muestreo masivo en solo unos días.

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