Mientras en Asia la epidemia podría encontrarse en su ocaso, en América, tanto del Norte como del Sur, el Covid-19 está en su despertar. Las cifras alarmantes de contagios y muertes en EE.,UU, contrastan con otras todavía muy inferiores en el subcontinente americano donde, sin embargo, crece con rapidez.
Detener la transmisión y protegerse para lo que venga siguen siendo en estos momentos una de las prioridades, máxime después del aviso a navegantes que ha supuesto la experiencia de la pandemia en Asia y el Viejo Continente.
Pero si estos no estaban preparados para una pandemia, Latinoamérica tiene una posición de mayor desventaja.
Diferencias Norte-Sur
Pero frente al vecino rico del norte, América del Sur tiene dificultades mucho mayores a la hora de afrontarlo. El Covid-19 coloca a los países de Hispanoamérica en un escenario de emergencia sanitaria difícil de resolver y saca a la luz las debilidades de una región en permanente convalecencia social, económica y política.
Las circunstancias estacionales tampoco ayudan. El Cono Sur está ya en el otoño austral y va camino del invierno, hacia temperaturas más bajas que, según los expertos, favorecen la permanencia del virus.
El Covid-19 ha desplazado cualquier otro tema de la agenda política. La lucha contra la epidemia es hoy la prioridad de cualquier gobierno latinoamericano. Pero estar en el primer lugar de las preocupaciones no es sinónimo de contar con los medios para hacerlo. Por el contrario, la precariedad de recursos y de personal preparado es un rasgo común a todos los países de la región.
Penuria de material sanitario
La repentina demanda hace que, incluso teniendo dinero para pagarla, resulte muy difícil de abastecer, tanto en tiempo como en garantía de calidad del producto. Se calcula que el 85% de los hospitales de todo el mundo sufre problemas de abastecimiento frente a la presión de casos de Covid-19.
Los países latinoamericanos, últimos en ser tragados por la pandemia, son también los últimos en la cola para la compra de material médico imprescindible: respiradores mecánicos, batas, guantes, mascarillas... Las dificultades, la dura competencia, cuando no, prácticas poco limpias, afectan incluso a los países ricos como los europeos.
Este es el temor de responsables gubernamentales como el ministro de Salud de Perú, Víctor Zamora, que mira con lupa cada paso en el trayecto de sus encargos y ante una situación de "sálvese quien pueda" que practican gobiernos de las dos orillas.
Sin auxilio de los organismos supranacionales
Las grandes organizaciones supranacionales de la región tampoco están a la altura del desafío del Covid-19 y por lo tanto no cabe esperar su auxilio. Desde Unasur y su consejo Sudamericano de Defensa, hasta la OEA, las capacidades son limitadas cuando no nulas.
La OPS (Organización Panamericana de la Salud dependiente de la OMS) que ha prometido envío de ayuda a poblaciones especialmente frágiles como las de Haití y Venezuela, alertaba el martes 7 de abril de la aceleración de la pandemia en el continente e instaba a los gobiernos a dar respuesta a la misma velocidad de la expansión
Una urgencia difícil de atender y que hace que también en Latinoamérica, como antes en África, sea bienvenida la ayuda sanitaria de China, más allá de la filantropía, una forma de "diplomacia blanda" que no es ajena a la geopolítica.
El contagio del Covid-19 a la economía
Bajo el efecto de la pandemia, nadie sabe cómo evolucionará la situación ni por países ni a nivel global, pero los pronósticos y las primeras cifras de su impacto en la economía son pesimistas. Según un informe de la OIT, la Organización Internacional del Trabajo, se estima que en Latinoamérica y Caribe, el Covid-19 provocará la desaparición de 14 millones de empleos.
Una destrucción sin precedentes que no incluye sin embargo a los trabajadores informales -vendedores ambulantes, limpiadores, cartoneros, etc.- que en Latinoamérica representan el 54% de toda la fuerza de trabajo y serán los más perjudicados tanto por el deterioro general de la economía como por el confinamiento y la falta de medidas de protección social.
La economía de México, la segunda más importante de Latinoamérica, se contraerá un 4% en 2020, según estimaciones del propio gobierno mexicano, en un país que cuenta además con un 57% de empleos informales.
Tampoco las cosas pintan mejor para Argentina, donde el 47% de los trabajadores vive de la economía sumergida y que, incluso antes del coronavirus, luchaba ya con una economía en recesión y una deuda en proceso de reestructuración.
Para analizar cómo se desarrollan los efectos del coronavirus en la economía regional, la sección de la OIT para Latinoamérica inicia una serie de mesas virtuales de diálogo a partir del 14 de abril.
Y el petróleo cae en el peor momento
A la crisis económica provocada por el parón de la producción, se suma en Hispanoamérica la dependencia de un mercado exterior que ha dejado de demandar materias primas.
Entre ellas, el petróleo que ha pasado de 50 dólares el barril a finales de febrero a cotizar en torno a los 25$. En este caso, los más afectados por el desplome son Colombia, Ecuador y Venezuela. México y Brasil, también pero menos gracias a tener sus economías más diversificadas.
Para los expertos, el derrumbe de precios del petróleo llega en el peor momento. La guerra de precios y mercados entre los países productores se ha visto acentuada por un frenazo en la producción y la actividad económica que hace caer en picado la demanda.
El Covid-19, forja de líderes...
Teniendo en cuenta el carácter tradicionalmente presidencialista de los gobiernos latinoamericanos, el Covid-19 expone a sus líderes políticos a una prueba de estrés con desenlace incierto, que puede acentuar o disminuir su popularidad.
En el caso de Argentina, muy polarizada desde hace más de una década, entre Kirchneristas y antikirchneristas, el nuevo presidente, el peronista Alberto Fernández, ha conseguido hacer del Covid-19 un elemento aglutinador. Según las últimas encuestas, la gestión del Covid-19 de Fernández ha conseguido cerrar lo que se ha venido llamando "la grieta" entre ambos bandos y conseguir el apoyo de sectores hasta ahora fieles a su adversario político, el ex presidente Mauricio Macri.
La epidemia de coronavirus ha sido un balón de oxígeno también para el presidente chileno, Sebastián Piñera, muy cuestionado por la ola de descontento social. Del 9% de apoyo en octubre de 2019, Piñera ha escalado hoy hasta un 25%, incluso habiendo perdido 18 puntos respecto a la encuesta anterior realizada por también por Plaza Pública de la consultora Cadem.
También salen reforzados, de momento, el peruano Martin Vizcarraal que algunos se refieren ya como "un presidente a la altura de la crisis". Ha mejorado también el apoyo popular al colombiano Iván Duque, un tecnócrata que no ha dudado en imponer medidas drásticas y tempranas.
... y de anti líderes
En contrapartida, los dos grandes gigantes latinoamericanos, México y Brasil, han sido los más reticentes a tomar medidas radicales contra la pandemia.
Pese a encarnar posiciones radicalmente opuestas, en la izquierda política el mexicano López Obrador y en la derecha, el brasileño Bolsonaro, ambos han mirado a otro lado, obligando a la población a tomarles la delantera para autoprotegerse.
Uno y otro han sido criticados dentro y fuera de sus fronteras por su gestión irresponsable de la pandemia y por poner en peligro la vida de las personas. Brasil ocupa ya el primer lugar por número de muertos en la región. Aunque todavía es pronto, las previsiones apuntan a que sea México el país que rivalice con Brasil en víctimas mortales.