La estampa del coronavirus y carreteras de camino a sus pueblos de origen. “Nos echan los propietarios de nuestras viviendas y nuestros patrones”, explica Shivkumari, de 50 años, a Associated Press. Lleva su equipaje en un hatillo en la cabeza.
"El problema estos días", explica a RTVE.es Jaume Sanllorente, “es que, desde que el primer ministro anunció la semana pasada que había 21 días de cierre absoluto del país, está habiendo unos movimientos migratorios exagerados de muchísimas personas que salen de la ciudad para ir a sus pueblos.
Son personas que viven al día y piensan que al menos en su pueblo eso no les va a suponer el coste de vida que tiene tan elevado una ciudad como Bombay. Pero estos éxodos, estos movimientos brutales de personas, hacen pensar que entre estos grupos de miles de personas hay alguien contagiado. El resultado de esto puede ser brutal.”
El confinamiento en los 'Slums'
Jaume dirige la ONG Sonrisas de Bombay, que trabaja en las zonas más deprimidas de la megalópoli india con proyectos de apoyo a niños y niñas de familias sin hogar. Según Sanllorente, "el confinamiento está afectando mucho a las comunidades de los slums, las zonas de chabolas, de la ciudad de Bombay. Primero, porque estamos hablando de que estén confinados en unas casas de pocos metros cuadrados donde pueden vivir hacinadas nueve, diez y once personas. En segundo lugar, hay muchísima desinformación.
En las comunidades, estos días, nos hemos encontrado con todo tipo de creencias. Desde que si estando alcoholizados podían sobrevivir al virus o no tenerlo; al rumor de que era un virus de personas ricas, de blancos, o de chinos, y que no les iba a afectar. Actualmente estamos trabajando mucho para que esta información les pueda llegar vía mensajes de voz, vía tener unos mensajes que se puedan distribuir por móvil a toda la comunidad", señala Sanllorente.
Para los niños, el problema más urgente –además de la alimentación- es la enseñanza. Como nos explica el director de esta ONG, “los parvularios están cerrados, los proyectos escolares están cerrados. Es muy fácil decir vamos a crear un sistema de educación online y el niño o la niña podrá seguir recibiendo una educación. Pero, ¿qué sucede cuando estas casas no tienen ni luz ni conexión a internet? O lo más grave, ¿qué sucede si no hay casa, si esa familia está viviendo en la calle?".
Los pobres en el mundo rico
También en los países desarrollados el coronavirus está impactando con especial dureza en los hogares pobres, como recuerda Andrés Conde, director de Save the Children España. Aporta tres razones. La primera es económica: "Pensemos que muchas de estas familias viven de la economía informal en la cual la interrupción del trabajo significa la pérdida total de los ingresos familiares. Además, estas familias no van a poder ser beneficiarias de ayudas públicas por esa situación de informalidad económica en la que viven".
En segundo lugar, porque se produce una "ruptura del proceso educativo de los niños y las niñas. Sabemos por datos oficiales que el 42% de los niños y las niñas en situación de pobreza no tiene medios tecnológicos en casa de ningún tipo, con lo cual la continuidad a distancia de su proceso educativo es completamente inviable".
Y, en tercer lugar, considera Conde, porque se produce un "aumento del estrés familiar provocado por el confinamiento. Entendamos que, para las familias en situación de pobreza, en muchas ocasiones confinamiento es hacinamiento. Son familias grandes que viven en espacios muy reducidos y en un porcentaje muy elevado conviviendo con personas ajenas al núcleo familiar. Esto multiplica las posibilidades de conflicto."
En opinión de esta ONG, el Gobierno debe, por un lado, "asegurar la alimentación adecuada de los niños y las niñas en situación de pobreza. Para eso son imprescindibles transferencias en efectivo a las familias que viven en esta situación. Puede ser a través de una renta básica, o puede ser a través de rentas mínimas que existen ya como instrumento en diferentes comunidades autónomas".
Y, al mismo tiempo, "facilitar la educación a distancia para los niños y niñas que no tienen acceso a ella. Hay que darles conectividad, dispositivos, para asegurar que ni un solo niño ve interrumpido su acceso a la educación por las circunstancias que estamos viviendo".
Bomba social
La acción de los gobiernos se hace imprescindible, opina también el presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja, el italiano Francesco Rocca, quien después de visitar la ciudad de Bérgamo afirmó que "tenemos mucha gente que vive muy marginada, en el llamado agujero negro de la sociedad".
En los barrios más difíciles de las ciudades más grandes me temo que tendremos problemas sociales en unas pocas semanas”. Para Rocca, "esta es una bomba social que puede explotar en cualquier momento, porque no tienen ninguna manera de obtener ingresos”.
Según el responsable de Cruz Roja, de no actuar en ese frente con urgencia, las mayores ciudades de Occidente podrían vivir problemas de convulsión social “en unas pocas semanas".