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¿Por qué los test de coronavirus pueden dar 'falsos' negativos o resultados no concluyentes?

SAMUEL A. PILAR
6 min.

El positivo en el test de coronavirus de Carmen Calvo, después de que una prueba anterior hubiese ofrecido un resultado negativo no concluyente, puede poner en duda la fiabilidad de estas herramientas de detección. Sin embargo, desde el ámbito sanitario explican que casos como el de la vicepresidenta del Gobierno, aunque poco frecuentes, son más habituales de lo que se puede creer.

Las pruebas diagnósticas que han venido realizando mayoritariamente hasta ahora -las mismas a las que se ha sometido Carmen Calvo- son del tipo PCR, con una capacidad muy alta de detectar positivos y negativos. Aunque en los últimos días, el Ministerio de Sanidad ha comenzado a implantar unos nuevos test de diagnóstico rápido, más sencillos y ágiles, en línea con otros países como Corea del Sur o Alemania.

En cuanto a las primeras, a veces no proporcionan datos concluyentes, y entonces se solicita una repetición de la prueba. "Hoy por hoy, los test PCR tienen también limitaciones diagnósticas, pero son los de referencia con los que se clasifica a los pacientes", explica a RTVE.es Julio García Rodríguez, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC). "Permiten detectar dos o tres marcadores, o genes diana del virus, aunque a veces sucede que solo aparece un marcador y cuando nos pasa eso lo que intentamos es pedir una nueva muestra, porque es lo que llamamos 'no concluyente' o también 'indeterminado'".

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Contaminación, extracción deficiente o escasa carga viral

Según explica el microbiólogo, esta indeterminación puede deberse a diferentes factores, como por ejemplo que haya existido una contaminación, ya que habitualmente "se procesan muchísimas muestras".

Sin embargo, la razón más habitual, tal y como apunta, es que no se haya extraído bien la muestra. "Generalmente, los problemas de la PCR son por la muestra, ya que esta se saca a través de la fosa nasal, pero no todos los profesionales sanitarios llegan hasta el fondo, y hay que hacerlo adecuadamente", manifiesta.

"Es un proceso molesto para el paciente, y si no le resulta molesto es porque no se está haciendo bien", prosigue, "hay que llegar hasta la nasofaringe -a través de la nariz- y nosotros también lo hacemos en orofaringe -a través de la garganta-. Si no se extrae bien la muestra, el resultado puede ser no concluyente o falsamente negativo".

García Rodríguez también apunta a un tercer factor que puede influir en la capacidad diagnóstica: "a veces, cuando se hace el test demasiado precozmente o demasiado tardíamente, la persona no está eliminando suficientes virus y la carga viral no es suficiente".

También, según aclara, hay veces en las que estos test no son tan efectivos: "cuando estamos en una situación en la que ya el 80% de los pacientes que vas a estudiar son positivos, el diagnóstico con PCR aporta poco, y lo que hay que hacer es un diagnóstico clínico y con radiología". Por esta razón en China hubo un momento en el que se dejaron de hacer PCR y se empezó a diagnosticar con radiología, con TAC, debido a que la enfermedad COVID-19 desarrolla un patrón muy característico en los pulmones de los enfermos. "Todavía no estamos en esa fase, pero es muy probable que lleguemos", adelanta.

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Diferencias entre PCR y test rápidos

La PCR, siglas en inglés de ‘Reacción en Cadena de la Polimerasa’, es el diagnóstico estándar. Se trata de una prueba que permite detectar un fragmento del material genético de los patógenos, su ácido nucleico (ARN), cuya presencia revela la enfermedad. Durante las últimas semanas, este test se ha estado empleando para referenciar positivos en la epidemia del coronavirus SARS-CoV-2.

En cuanto a los test rápidos, existen dos tipos: unos que detectan proteínas, los antígenos del virus; y otros que detectan los anticuerpos que el sistema inmune de las personas produce frente al virus. Además de la rapidez, estos test presentan otra ventaja muy importante en un momento de epidemia como el actual, ya que pueden realizarse en el domicilio de los casos sospechosos, siempre supervisados por un profesional sanitario.

"Los test PCR son más lentos, porque requieren un procesamiento más complejo y en la actualidad, como mínimo, llevan entre tres y cuatro horas", detalla Julio García Rodríguez.

"Los test rápidos tienen el formato de las pruebas de embarazo, pero en lugar de poner orina, se pone moco nasal o muestra de orofaringe en el caso de los que detectan antígenos; o sangre o suero del paciente en los que detectan anticuerpos", apunta. En este tipo de pruebas, se tarda aproximadamente quince minutos en obtener el resultado.

Limitaciones de los test rápidos

Los test rápidos, en sus dos variantes, también presentan limitaciones diagnósticas. Por ejemplo, las pruebas que se basan en anticuerpos no son las más indicadas para detectar precozmente una enfermedad. "Estos test comienzan a ser útiles a partir de las dos semanas desde que uno se infecta, aunque con un poco de suerte alguno puede ser útil a partir de los diez días", explica García Rodríguez, "cuando estamos seguros de que el 100% de la población ha fabricado anticuerpos es en torno a las dos semanas desde que se infecta, más o menos".

"Por tanto, estos test no son los más aconsejables para hacer el diagnóstico de una infección de solo tres días de evolución", valora, "en esos casos lo ideal serían los de antígeno".

Sin embargo, en cuanto a los test rápidos basados en antígenos, matiza que "hoy por hoy desconocemos su utilidad real, porque no los hemos evaluado, nos faltan datos, hay artículos publicados en la literatura científica que indican que su utilidad es muy alta, pero nuestra obligación siempre es, ante lo nuevo que vamos a probar, hacer una prueba para comprobarlo realmente, porque una cosa es lo que está escrito en un papel y otra cosa es la vida real".

"Entendemos que haya nerviosismo general y la gente esté deseando que se obtengan conclusiones, pero tenemos que hacerlo con tranquilidad, con un estudio controlado con las muestras de nuestros pacientes para ver cuál realmente puede ser útil, y actualmente no lo tenemos claro porque faltan esos estudios", concluye el microbiólogo. En cualquier caso, siempre, ante la duda de poder estar contagiado pese a un primer test negativo la receta es la misma: aislamiento.

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