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Premios Oscar 2019

Bong Joon-ho, el traidor del género que ha reinventado los Oscar

ESTEBAN RAMÓN
3 min.

Costaba encontrar a Bong Joon-ho en el pasado Festival de Cannes. Cuando salía de la rueda de prensa de Parásitos, la marabunta de periodistas se hacinaba para lograr una foto de DiCaprio, Pitt o Tarantino que entraban en sala de prensa casi al mismo tiempo.

Pero a pocas personas le hará tanta ilusión el triunfo de Parásitos como al propio Tarantino, siempre elogioso con el cineasta surcoreano (“su cine es como el de Spielberg en su mejor época”, dijo hace 10 años). Según el jurado, la Palma de Oro fue unánime. Ahora es otro récord para Parásitos: es la segunda película que gana en Cannes y en los Oscar (tras Marty, en 1955).

Las tres veces que salió a agradecer un Oscar, Bong Joon-ho habló en coreano acompañado de una traductora que cada vez sonreía más. Al recoger el de mejor dirección, se acordó de sus héroes: “Cuando era joven y estudiaba cine, había un dicho que llevaba tallado en el corazón: lo más personal es lo más creativo. La frase es de Martin Scorsese”.

Bong Joon-Ho con el Oscar a mejor guion original. MA/DH

Bong Joon-ho nunca ha ocultado que su cinefilia es universal, incluso nombra a Carlos Saura, Alex de la Iglesia, Paco Plaza o Javier Rebollo, entre sus cineastas favoritos. Pero se define como un cineasta de género al que le gusta romper las normas. Así es Parásitos, un equilibrio imposible entre sátira social, comedia costumbrista y toques de thriller y violencia.

El cineasta surcoreano ha triunfado en los Oscar volviendo a casa y al cine en salas. Con Snowpiercer ya había probado la aventura de rodar en inglés. Y con Okja provocó un cisma en Cannes como la primera película de Netflix seleccionada para la Palma de Oro. Lo mejor de su cine siempre está ligado a Corea del Sur, como Crónicas de un asesino en serie, The host o Mother.

La victoria de Parásitos dibuja un nuevo futuro para los Oscar, los premios más chovinista del cine, que tras el #oscarsowhite aumentaron el número de académicos extranjeros en busca de una mayor diversidad. El triunfo de Parásitos abre la puerta a una verdadera competición: que los Oscar reflejen la diversidad del cine mundial.

Desde que fuese nominada en 1938 La gran ilusión, de Jean Renoir, solo nueve películas en otro idioma habían sido finalistas: Z (1969), Los emigrantes (1972), Gritos y susurros (1973), El cartero y Pablo Neruda (1995), La vida es bella (1998), Tigre y dragón (2000), Amor (2012), Roma (2018). Pero solo Parásitos lo ha logrado, derribando el muro de los subtítulos para siempre.

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