La primera ministra británica, Theresa May, ha ganado la cuestión de confianzade los 317 diputados del Partido Conservador, de forma que a partir de ahora no podrán volver a presentar una moción en 12 meses y May se puede centrar en negociar el Brexit.
En una breve comparecencia a las puertas de su residencia oficial, May ha reconocido que carece del apoyo de "un importante número de diputados" y ha prometido que los escuchará para ejecutar la "misión renovada" del partido: "Entregar el Brexit que votaron los británico", para lo que ha pedido anteponer el interés nacional y la unidad a las rencillas políticas.
La líder conservadora sale reforzada -ha obtenido más votos que en las primarias de 2016- y dispone ahora de vía libre para retomar su agenda en la cumbre europea de Bruselas que arranca este jueves. Allí buscará alguna garantía que le asegure que la salvaguarda de Irlanda no se convierte en una solución permanentetal y como critican tanto desde sus filas como desde el resto de partidos.
Todo por el Brexit
Los dos años y medio de May al frente del Partido Conservador se han visto eclipsados por el mayor reto al que se podría enfrentar un primer ministro británico: negociar la salida de la Unión Europea May hizo campaña a favor de la permanencia, pero una vez en el cargo prometió entregar el Brexit votado por el 52% de británicos.
A pesar de sus esfuerzos y amenazas -este mismo miércoles amenazaba con cancelar el Brexit si era destituida-, la conservadora no ha recogido el fruto de sus esfuerzos en Bruselas: la mayoría del Parlamento está en contra de su acuerdo y también los 117 tories que han cuestionado su liderazgo este miércoles.
Consciente de la profunda división en las filas conservadoras, May ha hecho una oferta en su último alegato de defensa: renunciará a la reelección en las elecciones de 2022 -si es que no hay antes- con tal de poder entregar ese "Brexit exigido por los británicos" en los próximos meses.
El partido y el Parlamento permanecen divididos
El grupo de euroescépticos, cifrado en un centenar según se rumorea en la prensa británica, podría haber ganado fuerza al alcanzar los 117. Entre ellos destacan el exministro de Exteriores, Boris Johnson, Esther McVey, o Jacob Rees-Mogg, que aunque ha renunciado a disputarle el liderazgo, sigue creyendo que May debe "acudir a la reina y dimitir".
La incógnita ahora recae en el comportamiento de los denominados tories rebeldes. Pueden optar por respetar la doctrina del partido y apoyar a May, o mantener su bloqueo en la Cámara de los Comunes.
May ha salvado el combate del día, pero la batalla final aguarda. Su acuerdo del Brexit será votado en el Parlamento antes del 21 de enero -el líder de la oposición, Jeremy Corbyn, ha pedido a May que convoque la votación en la próxima semana- y su victoria no cambia la aritmética parlamentaria.
De los 315 diputados conservadores en los Comunes, 117 pueden todavía impedir un divorcio abrupto y sentar el camino hacia un Brexit sin acuerdo con Bruselas. Y la oposición laborista espera el momento para lanzar una moción de censura contra la primera ministra, un proceso que contará con el apoyo de los 35 diputados del partido escocés SNP.