Reino Unido vive uno de los periodos políticos más convulsos de su historia reciente por el Brexit. Este mismo lunes, la primera ministra británica, Theresa May, ha reconocido que no contaba con los apoyos necesarios y ha decidido posponer la votación sobre el acuerdo con Bruselas prevista para el martes en el Parlamento. El texto iba a ser rechazado, entre otros, por los 257 diputados de la oposición del Partido Laborista, que se niega a autorizar "el peor acuerdo posible" para el país.
En el sistema político británico, la oposición forma su gabinete en la sombra con sus propios ministros, como alternativa al gabinete del Gobierno. Barry Gardiner es el ministro de Comercio Internacional en la sombra del Partido Laborista y un estrecho colaborador del líder de la oposición, Jeremy Corbyn.
RTVE.es ha entrevistado a Barry Gardiner sobre la postura de los laboristas horas antes de que May haya decidido volver a Bruselas para evitar la previsible derrota parlamentaria. Nada está descartado: ni un segundo referéndum, ni la cancelación del divorcio.
Pregunta: ¿Por qué va a votar el Partido Laborista en contra del acuerdo de Theresa May?
Respuesta: Porque ha generado un enorme problema constitucional en el Reino Unido: con el backstop [el plan de seguridad para evitar la polémica frontera física en Irlanda], la diferencia entre Irlanda del Norte y el resto del Reino Unido aumentaría con el tiempo y los cambios normativos en los dos lugares. Irlanda del Norte quedaría atrapada en las normas de la Unión Europea (UE), y el resto del país no.
Durante el periodo transitorio, la UE podría negociar un nuevo acuerdo comercial perjudicial para Londres pero beneficioso para Bruselas. Para negociar un acuerdo comercial con un país tercero -como por ejemplo Estados Unidos-, el Reino Unido tendría que abrir sus mercados bajo las normas impuestas por el texto, pero no tendríamos reciprocidad de derechos con la UE. Esta es una posición enormemente peligrosa para el país.
Además, este acuerdo no nos permite volver al nivel de derechos que tenemos actualmente (laborales, regulatorios, de seguridad). Es una cuestión de equiparación del nivel de derechos: alguien que acuda a un tribunal porque siente que han desaparecido sus derechos laborales tiene muy difícil ganar el caso porque el acuerdo no incluye ninguna garantía que proteja los derechos individuales.
P: Jeremy Corbyn dijo en la primera sesión de debate en el Parlamento que este acuerdo "nos costará nuestra voz y nuestro veto y dista mucho de recuperar el control". ¿Qué alternativa plantea el laborismo para un buen acuerdo?
R: Lo que queremos es un acuerdo que asegure los derechos de todos los ciudadanos y que evite que la Unión Europea proteja los derechos de los europeos y deje los nuestros atrás. Queremos estar al mismo nivel, no queremos ver al Reino Unido convertido en una economía inferior y eso tampoco interesa a la UE. La derecha británica habla de bajar las normas regulatorias porque creen que esto supondría una ventaja comercial en nuestro país al reducir el coste de la producción. Nosotros no creemos en esto, queremos subirlas.
Proponemos una nueva unión aduanera entre el Reino Unido y la Unión Europea: ya no que el Reino Unido participe en la existente, sino una nueva en la que tanto la UE como el Reino Unido tengamos algo que decir sobre cualquier acuerdo comercial futuro que decidamos negociar. Eso respeta el resultado del referéndum. Los británicos querían recuperar su futuro, no ser legislados.
Salir de la Unión Europea no implica acatar sus leyes. Nuestra opción respeta las preocupaciones de los votantes en el referéndum pero garantiza que no nos veamos obligados a ir en contra de los intereses de nuestro país en cualquier acuerdo comercial futuro.
P: Pero la Unión Europea dice que esta es la única opción y que no puede ser renegociada. El propio negociador jefe de la UE para el Brexit
R: La clave aquí es lo ocurrido con el Tratado de Lisboa: dijeron una y otra vez que esta era la única opción, que nadie podía cambiarlo. Pero en cuanto Francia, Holanda e Irlanda dijeron que no era lo suficientemente bueno, se cambió. Por supuesto que en una negociación se dice 'no, esta es mi decisión final, no voy a hacer nada más', hasta que alguien va y dice que así no hay acuerdo. Existe la posibilidad de renegociar, lo sabemos porque el primer ministro de Lituania ha dicho que la comisión del Consejo Europeo está estudiando precisamente qué harían si el Reino Unido vuelve y dice que quiere cambiar el acuerdo.
No tiene sentido decir que esta es la única opción. No es la única opción. Debemos comportarnos como adultos, sabemos que no es la única opción y estamos actuando de forma acorde.
P: Como todas las opciones están abiertas, si el acuerdo es rechazado y su partido no consigue forzar elecciones, ¿harán campaña por un segundo referéndum tal y como sugirió su compañero John Mcdonell la pasada semana?
R: Primero, no está claro que haya una votación esta semana. El Gobierno tiene tanto miedo a perder la votación que ahora están hablando de posponerlo. [Finalmente, así lo ha hecho]. Si Theresa May pierde la votación, ya no está en capacidad de liderar una mayoría en el Parlamento sobre la legislación más importante en nuestro país de los últimos 50 años. En tal caso, lo más apropiado es que dimita. No creo que vaya a dimitir y por eso pediríamos elecciones. John fue muy claro en su entrevista con la BBC al señalar como "inevitable" la opción de una moción de censura, pero no un segundo referéndum [como tituló la cadena. La periodista le preguntó si era inevitable que el Partido Laborista pidiese un segundo referéndum y Mcdonell respondió que sí, que toda las opciones están bajo la mesa].
No podemos garantizar que consiguiéramos elecciones, ni siquiera que ganásemos una moción de censura. Si esto fracasa, ya hemos dicho que no descartamos nada, incluido, por supuesto, un segundo referéndum. Este Gobierno ha creado un desastre en nuestro país y si el Parlamento no es capaz de resolver este punto muerto de otra manera y la única consecuencia es un escenario en el que no hay acuerdo, claro que no se puede descartar nada para evitar esta opción.
P: En ese caso, ¿qué pregunta formularían a los ciudadanos: permanecer o salir de la Unión Europea, o apoyar o rechazar el acuerdo de May?
R: Nuestro gabinete en la sombra todavía no ha tomado la decisión sobre este asunto. Pero no es nuestra opción preferida porque, con nuestra legislación, tendríamos que esperar siete meses para celebrar un referéndum - a no ser que se cambiara-, y entonces ya estaríamos fuera. [Reino Unido sale de la Unión Europea el 29 de marzo de 2019].
Los que piden una votación o un segundo referéndum no han hecho las cuentas, esto solo se podría llevar a cabo si se cambian los estatutos para el proceso para organizar un referéndum. Las elecciones son relativamente rápidas, se pueden celebrar en unas cuatro semanas. Para que el pueblo elija debe haber elecciones, no un segundo referéndum.
P: El Tribunal Europeo decide este lunes si
R: Nosotros respetamos el resultado del referéndum. Ahora mismo, nuestra oferta al Gobierno es ayudarles a conseguir una salida de la Unión Europea que nos mantenga en una nueva unión aduanera en la que tengamos voz y que nos garantice que nuestra paridad y derechos están al mismo nivel que los de la Unión Europea. Si hubiera elecciones, llevaríamos un programa electoral en el que daríamos los pasos a seguir, pero no estamos en este punto. No hemos expuesto nuestra política para unas elecciones.
Hay que entender que las cosas se mueven tan rápido en el Reino Unido ahora mismo… Nunca un Gobierno ha sido acusado de desacato. Nuestra Constitución está sumida en una crisis absoluta por el fracaso del Gobierno para negociar y cada día buscamos nuevas respuestas a nuevas situaciones.
P: Si el Gobierno decide que haya una segunda votación en el Parlamento, ¿votarán en contra solo para sacar a Theresa May del Gobierno, incluso si la consecuencia es un Brexit sin acuerdo?
R: Estamos respondiendo a lo que ocurre conforme pasa. Lo más estúpido que podríamos hacer ahora es desvelar nuestra estrategia para algo que todavía no ha ocurrido, porque perderíamos la posición para llevarla a cabo. Por eso digo que vamos respondiendo a nuevas situaciones, ya no cada día, sino cada hora que pasa.
El Partido Laborista hizo campaña a favor de la permanencia, queríamos quedarnos en la Unión Europea. Somos un partido fuertemente internacionalista, la solidaridad internacional está en el alma de nuestro partido. Sí, tenemos nuestras críticas a la UE, no creemos que haya funcionado como la perfecta institución política y administrativa y nos preocupan muchos procesos en la UE. Pero apoyamos la Carta Social europea. Somos un partido democrático y entendemos que los británicos dijeron lo contrario al votar a favor del Brexit.
P: Entiendo que no puede revelar la estrategia de su partido. Pero Theresa May dice que este es el único acuerdo posible, lo mismo dice la Unión Europea. Por el momento, la situación apunta a que el voto laborista en contra conducirá a un divorcio abrupto sin acuerdo con Bruselas. Tampoco se puede renegociar sin prolongar el artículo 50, que expira en marzo.
R: La postura de Theresa May consiste en una opción binaria entre un mal acuerdo o ningún acuerdo. El argumento de que 'hay que aceptar un mal acuerdo porque las consecuencias serán peores', no da un argumento sólido. Esto en realidad es un chantaje. Ella negoció esto, su Gobierno activó el artículo 50 antes de estar preparado, nos han precipitado hacia esta situación, no se han preparado adecuadamente para el Brexit ni para las negociaciones, y ahora quieren que nosotros desde la oposición laborista los rescatemos.
Lo siento, no es nuestro problema, no pueden pedirnos nuestro apoyo porque si no las consecuencias de semejante lío serán peores. Creemos que no es inevitable salir sin acuerdo, acabamos de hablar de la opción de revocar el artículo 50 y la Unión Europea dice que podríamos dar marcha atrás unilateralmente. Uno no está divorciado hasta que está divorciado, pregúnteselo a un divorciado. Una de las partes podría cambiar de opinión en cualquier momento. Creemos que esta es la situación, así que aquí nada es inevitable. Estamos en un nuevo terreno constitucional, no solo en el Reino Unido, sino también en la Unión Europea, porque nunca un Estado miembro ha intentado salir. Estamos intentando crear una forma de salida que mantenga una estrecha relación así que, en este punto, no se puede tomar nada por definitivo.