Cuando Josep Font llegó a la casa fundada por Jesús del Pozo cambió el nombre por Delpozo y dejó muy claro que la intención era internacionalizar la firma. El primer desfile, realizado en agosto de 2012, se celebró en Madrid para hacer un respetuoso guiño al modisto cuando se cumplía un año de su muerte. Justo después la casa comenzó a escribir una nueva página de su historia: mantuvo el taller de Madrid pero desde febrero de 2013 a septiembre de 2017 ha presentado sus colecciones en Nueva York.
Ahora todo el equipo pretende conquistar Londres. Es un cambio importante y, sabiendo la forma de trabajar de Font y su equipo, se trata de una decisión meditada. Quizá influye que la pasarela neoyorquina está masificada y marcada por el poder de las celebrities que eclipsan a modelos y diseñadores, ya que no dudan en aceptar colaboraciones con firmas globales e incluso se animan a coger la aguja.
"Nos apetecía hacerlo aquí, por cambiar y porque es una ciudad que me encanta. Londres nos quiere mucho y el mercado británico es muy bueno para nosotros", cuenta Josep Font en una entrevista a EFE remarcando que el éxito de su trabajo en la capital británica, donde tiene tienda propia, y goza del cariño de las estrellas del cine inglés. Además, hay que destacar la cercanía con España y el auge que ha cogido en estos últimos años la pasarela de Londres.
El estilo de la colección, marcada por el cambio de localización y de público, también ha mutado y Font juega con una silueta mucho más fluida que se nota especialmente en un vestido, que casi parece un caftán, decorado con topos azules de una ligereza visual impactante.
Las prendas van menos estructuradas y la silueta ‘se controla’ marcando la cintura con elegantes cinturones decorados con una enorme flor. Las faldas permiten que se vea el tobillo, una coquetería que Font se permite por puro capricho para enfatizar el aire femenino que recorre la propuesta para el otoño e invierno de 2018 a 2019. Algo que se aprecia en los cuerpos de los vestidos, con drapeados sensuales o jardines de plumas que acarician la piel.
Un trabajo que, de nuevo, hilvana dos fuentes de inspiración. Font toma como referencia una fotografía de National Gepgraphic de nenúfares y flores de loto hecha en los años treinta que nunca se ha publicado y que Font guardaba en su memoria desde que la vio por primera vez.
Cuenta el modisto que siempre supo que “tenía que hacer algo relacionado con ella" y por eso vemos ahora escotes con formas orgánicas que recuerdan a la hoja del nenúfar. Otra de las inspiraciones de Font es la obra de Ines Longevial, una pintora que firma patchowork de pinceladas intensas y de colores vibrantes. Un estilo que el modisto ha trasladado a la colección. “Me gusta mucho como pinta y su forma de mezclar los colores”, dice, y por eso vemos elegantísimos marino y camel pero también azul tiza, amarillo canario y unos rosas alegres que se mezclan con rojos, una combinación brutal con la que solo los grandes aciertas. Acierta Font como acertaba Yves Saint Laurent.
Las pasarelas, especialmente en Madrid, aburren con el tedioso apego a los vestidos de fiesta y son pocos los creadores que saben hacer un abrigo de invierno. Font los domina con maestría y talento y no faltan en sus colecciones que siempre incluyen prendas para vestir de día y de noche. Ahora vemos abrigos en alpaca de tono camel con cuello que se desmonta (detalle que se repite en otras prendas) o en potentes rosas coral con patrón asimétrico.
Seducen las capas de tweed con motivo de pata de gallo en amarillo y beige, un dibujo que vemos agrandado y deconstruido utilizado también en prendas sde punto. No faltan sus fabulosos jerséis y entre ellos destacan los que llevan bordados de fantasía, en este caso con delicados estanques en el que flotan flores de loto de lentejuela y cristal, o los que tienen un efecto cashmere que llevan cristales fijados con calor.
Esta paleta de tonos vibrantes y alegres que sorprende en una colección invernal. “Existe una manía de vestir de oscuro en invierno, cuando el color favorece muchísimo en esa época", alega.
Los complementos, como siempre, se cuidan al máximo y junto a los cinturones vemos bolsos en piel que recrean las formas de esas flores loto que nunca llegaron a secarse en la memoria de Font.