Se esperaba que la fragmentación en el Congreso de los Diputados fuera uno de los nuevos escenarios tras las elecciones generales 2015, junto con la ausencia de mayorías claras, y así ha sido con 13 partidos políticos en el hemiciclo (PP, PSOE, Podemos, Ciudadanos, EnComú Podem, Compromís-Podemos, ERC, Democràcia I Llibertat, En Marea, PNV, Unidad Popular-IU, Bildu y Coalición Canaria) y cuatro de ellos con 40 o más diputados.
España se levanta sin presidente del Gobierno claro y ahora comienza el juego de los pactos que, de no llegar a buen puerto, puede desembocar en un escenario de ingobernabilidad, no conocido en España en la actual democracia. Nunca el partido más votado había ganado con tan pocos escaños, los 123 del PP, que ya tenía su suelo en los 156 diputados que consiguió José María Aznar en 1996.
Tras los votos en las urnas, llega la hora de la verdad. ¿Quién va a gobernar? Hay que mojarse y decidir con quién va cada uno, si es que va con alguien, y el poder de la negociación toma ahora el relevo al poder de las urnas. Por primera vez en la actual democracia, puede ser que el presidente del Gobierno no sea el candidato más votado.
Tanto PP y PSOE, por lo menos durante la campaña electoral, han desechado una gran coalición. Las alternativas son un Gobierno en minoría de Mariano Rajoy, vencedor de las elecciones, con el apoyo de Ciudadanos y la abstención del PSOE; una amplia coalición de izquierdas con PSOE, Podemos y Unidad Popular-IU y las marcas territoriales, además de ERC e incluso Bildu; o una tercera opción, la más radical, la repetición de las elecciones generales.
El estado de la cuestión en las primeras horas tras las elecciones es el siguiente:
- Mariano Rajoy intentará negociar la abstención del PSOE, además de la de Ciudadanos, para poder seguir gobernando porque considera que "no queda otra". Los líderes europeos, para quienes no está del todo claro el resultado, esperan que sea capaz de formar un "gobierno estable".
- El PSOE tiene claro que no apoyará la investidura de Rajoy, pero esperará su turno y le dejará intentar formar Gobierno, eludiendo por el momento todo movimiento en torno a liderar un pacto de izquierdas.
- Podemos "no permitirá un gobierno del PP ni por activa ni por pasiva, ni con votos a favor ni con abstención", aunque al mismo tiempo ha asegurado que el PSOE no podrá contar con su apoyo "si no entiende la plurinacionalidad" y no acepta el derecho a decidir, uno de los puntos incluidos en la "hoja de ruta" de Podemos para las negociaciones.
- Para Ciudadanos, "lo más razonable sería que Mariano Rajoy intentara formar gobierno en minoría" y que el PSOE diga cuanto antes si piensa abstenerse para facilitar esa gobernabilidad o intentará formar un gobierno de coalición, que ellos no apoyarían si conlleva la convocatoria de un referéndum independentista en Cataluña.
Los candidatos se comerán el turrón esta Navidad entre reuniones, más o menos discretas, para vislumbrar el futuro Gobierno de España tras unos comicios que han supuesto el fin del bipartidismo tal y como lo conocemos, aunque la ley D'Hont lo mantiene a flote.
¿Cuáles son los pasos a partir de ahora?
Desde este lunes, el Gobierno de Mariano Rajoy, cesado a las 00:00 horas, está en funciones hasta la toma de posesión del nuevo Ejecutivo, en aplicación del artículo 21 de la Ley 50/1997.
Este Gobierno en funciones podrá seguir remitiendo a las Cámaras los escritos que estime oportunos. En este sentido, la vicepresidenta en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, anunció este pasado viernes que el Ejecutivo ha encargado a sus servicios jurídicos un informe jurídico para delimitar con exactitud qué decisiones puede o no tomar.
Una de las fechas claves será el 13 de enero, cuando se constituyan las nuevas Cortes y se conozca la composición de las Mesas del Congreso y del Senado de la XI Legislatura. Una jornada que puede dar alguna pista de por dónde irán los tiros de los pactos, si para entonces los partidos no han definido sus posturas. De hecho, la propia constitución de las Mesas hará necesario llegar a acuerdos por parte de las formaciones políticas.
Dentro del plazo de los quince días siguientes a la celebración de la sesión constitutiva, tendrá lugar la solemne sesión de apertura de la legislatura y, en esos días, aunque sin plazos definidos, el rey llamará a consultas a los representantes de los partidos políticos para elevar una propuesta de candidato a presidente del Gobierno.
A partir de ahí, la Constitución Española establece que el candidato propuesto por el rey será investido presidente si obtiene la confianza de la mayoría absoluta de los diputados en primera votación o la mayoría simple en segunda convocatoria, que será 48 horas después. El rey podrá proponer otros candidatos en caso de no lograr esa mayoría y, si pasados dos meses no se consiguiera la investidura, las Cortes quedarían disueltas y se convocarían nuevas elecciones generales. Escenario nunca planteado en España.
El nacionalismo e independentismo, clave en las negociaciones
Ante la falta de mayorías absolutas, los partidos nacionalistas e independentistas podrían jugar un papel clave en la política de los pactos postelectorales, bien por su abstención o su voto a favor.
Al PP no le vale el apoyo de Ciudadanos, cuyo resultado- 40 escaños- no ha cubierto las expectativas con las que partía de inicio. Juntos suman 163 diputados, solo dos por encima del hipotético bloque de izquierdas.
El bloque de centro derecha necesitaría 13 votos para conseguir la mayoría absoluta y elegir presidente en primera vuelta y eso solo es posible con el voto de los tres principales grupos nacionalistas: el PNV (seis escaños), ERC (nueve escaños) o Democràcia i Llibertat (ocho escaños).
Es improbable que estas fuerzas nacionalistas, especialmente las catalanas, brinden su apoyo para hacer presidente a Mariano Rajoy. Tampco el bloque de izquerdas tiene garantizado ese apoyo.
Podemos, que ha entrado en el Parlamento con 69 diputados, tiene además el inconveniente añadido de que sus diputados no formarán un grupo parlamentario unitario. Su marca en Cataluña (En Comú Podem) ha sido la primera en mojarse y ya ha dicho que sus diputados no investirán al socialista Pedro Sánchez porque para ellos una línea roja es la convocatoria de un referéndum en Cataluña, algo a lo que se apone radicalmente PSOE.
La sombra de la ingobernabilidad planea así en un Congreso de los Diputados que podría tener hasta once grupos parlamentarios.