La transparencia total se presenta como la clave para que las pruebas de solvencia realizadas a la banca europea surtan el deseado efecto sedante sobre los mercados.
"La sensación de que se trata de dosificar la información sería más perjudicial que saber que hay ciertos bancos que necesitan capital", explica Emilio Ontiveros, catedrático y presidente de Analistas Financieros Internacionales (AFI).
"No sería bueno que saliese todo bien"
Para este especialista, "tienen que aparecer bancos que necesiten fortalecer sus recursos propios. Eso puede darles más credibilidad a los análisis. Lo que no sería bueno es que saliera que todo está bien". Añade que "eso generaría un efecto de decepción tremendo" en los mercados, con el consiguiente riesgo de nuevos castigos en la Bolsa al conjunto del sector bancario.
Así, insiste Ontiveros, se debería evitar lo que se hace en algunos casos con los análisis médicos que, "por temor a producir un trauma en la familia del enfermo, se dosifica la información".
A pocas horas de publicarse todos los resultados, cada entidad ya conoce los suyos, pero desconoce los de sus competidores. Todo el proceso está controlado por las autoridades supervisoras de cada país, por el Comité de Supervisores Bancarios Europeos (CEBS) y por el Banco Central Europeo (BCE), con lo que -en teoría- los bancos no pueden manipular datos ni ocultar información.
"Si publicas, tienes que publicarlo todo: todos los resultados y toda la metodología", insiste Juan Laborda, analistay profesor del Instituto de Estudios Bursátiles, quien se declara "bastante escéptico" ante estas pruebas, sobre todo, por el momento elegido para realizarlas.
Un simple "lavado de cara"
Laborda opina que "se tenían que haber hecho cuando la economía estaba en una situación de estrés y había claros riesgos de quiebra. En esos momentos, los bancos están mal y no pueden mentir porque pueden ser intervenidos. Ahí es cuando un banco central tiene fuerza, porque los bancos están en problemas y necesitan el apoyo público".
"Pero eso no se hizo en su momento y, ahora que la sensación de que todo está mal ha pasado... ¿para qué lo van a hacer?", concluye. Por eso, a juicio de este analista, "se trata cosméticamente de mostrar que la situación es buena. Es un lavado de cara, un paripé para tranquilizar al mercado".
"Dudo mucho que el Banco Central Europeo vaya a decir que un banco concreto está en riesgo de quiebra", advierte Laborda, ya que eso tendría "consecuencias graves y muy complicadas", con castigos a sus cotizaciones y "colas de gente para sacar su dinero".
Este analista cree que puede apuntarse que ciertas entidades atraviesan dificultades, pero "no van a decir que un banco está mal". Pone como ejemplo lo sucedido cuando la Reserva Federal publicó los test de estrés de las 19 principales entidades de Estados Unidos, en mayo del año pasado. "Allí dijeron que varios bancos estaban en situación 'complicada', pero luego quebraron otros distintos a los señalados, otros que aparentemente estaban bien".
Sin embargo, la clave para muchos analistas está en el grado de exigencia que se haya marcado para definir los escenarios con los que se han ejecutado las simulaciones.
La gravedad de la crisis supuesta en los test, otra clave
Hasta el momento de la publicación, no se detallará la metodología ni el nivel de estrés al que se ha sometido a las 91 entidades europeas, algo diferente a lo ocurrido en Estados Unidos, donde sí se especificaron esas condiciones antes de realizar las pruebas.
Según explica Ontiveros, "en general, se han aplicado escenarios aceptables, con supuestos que se adivinan difíciles de alcanzar en la realidad: no es probable que el PIB de la Unión Europea vaya a retroceder un 3% respecto a las previsiones, tal y como se fija en uno de las simulaciones. Pero algunos analistas están exigiendo más dureza".
El propio Fondo Monetario Internacional (FMI) ha señalado en su informe anual sobre las políticas económicas en la Zona euro que "se mantienen algunas incertidumbres con respecto a la exigencia de los test".
Por eso, el FMI recomienda que "para reducir incertidumbres añadidas e impulsar una mayor voluntad para enfrentarse a los bancos con problemas", las autoridades europeas deberían presentar "una presentación más detallada de las variables y los resultados, posiblemente a nivel de cada entidad". Además, también aconseja ampliar el uso de estos test más allá de las entidades bancarias más grandes.
También se desconoce en qué grado han variado las variables macroeconómicas según cada país. Aunque los tipos de interés son comunes a los miembros de la Eurozona, la tasa de paro o el crecimiento del PIB son diferentes en función del Estado al que pertenece la entidad.
Por eso, en el caso de España, por ejemplo, va a ser importante conocer qué variables se han aplicado para comprobar el comportamiento que tendría en situaciones económicas críticas la ingente masa de inmuebles en manos de los bancos y cajas.