El ecuador ya es cosa del pasado, y en este punto de la competición cada puntada pesa más que nunca. La exigencia crece, la tensión se palpa y, aunque el taller sigue siendo un espacio de aprendizaje, ya nadie es un principiante. Los aprendices han de demostrar que no solo dominan la aguja, sino que también saben brillar bajo presión. Esta semana, la moda se mezcló con el teatro clásico, el arte flamenco y el apasionante universo digital. Pero, como siempre, la aguja tiene su propia ley y alguien tuvo que decir adiós al taller de Maestros de la Costura Celebrity. Te lo contamos.
Costura a escena: Shakespeare toma el taller
La costura es un arte, pero también un espectáculo. Bajo esta premisa, la primera prueba convirtió el taller en un auténtico escenario. Los aprendices tuvieron que diseñar y confeccionar sus propios trajes a medida para la función de fin de curso, Sueño de una noche de verano de Shakespeare. Como toda comedia de enredos que se precie, el reparto de papeles estuvo lleno de sorpresas.
La directora de esta peculiar obra no fue otra que la ganadora de MasterChef Celebrity 9 Inés Hernand, que con su desparpajo habitual asignó los roles: Carmen Farala se convirtió en Titania, Edu Casanova en Oberón, Edu Soto en Filóstrato, Pilar Rubio en Hermia, Canco Rodríguez en Puk, Laura Sánchez en Hipólita, Óscar Higares en Teseo y Terremoto de Alcorcón en Telaraña. En el desarrollo del cosido pudimos ver cómo el nivel ha crecido de forma significativa desde el inicio de la edición. De hecho, Inés Hernand bautizó a los aprendices según su nivel tal y como hizo en MasterChef con sus famosa división entre el rascuachismo y la élite. Con los aprendices hizo lo mismo “Tijerillas, alfileteros y patrones. Que me gusta a mi una palabra polisémica” dijo desde la barandilla. Sin embargo, Caprile se lo dejó claro y le confesó que aquí más que patrones, “hay dos patronas muy claras”.
El resultado fue una prueba divertidísima, con interpretaciones que iban de lo más regio a la pura comicidad. Pero más allá del espectáculo, el jurado valoró la confección. Carmen Farala volvió a brillar con una ejecución impecable, asegurándose el primer puesto. Terre, con un diseño tan original como funcional, se quedó a las puertas de la victoria. Eduardo Casanova nos emocionó reconciliándose con el lazo. Laura Sánchez nos atravesó con su flecha y una confección prácticamente perfecta y Pilar Rubio nos sorprendió sacando todo su humor a relucir. Dijo en su valoración: “Soy Hermia y tengo una hernia. Soy muy bajita, pero cuando veo un hombre me pongo tiesa y parezco la virgen maría aunque de virgen tengo poco”. Sin duda, una de las pruebas más memorables de la edición.
Jerez y la magia de Lola Flores
Si hay un nombre que representa arte, pasión y temperamento en estado puro, ese es el de Lola Flores. La prueba de exteriores llevó a los aprendices a Jerez de la Frontera, la tierra de la Faraona, donde su legado sigue más vivo que nunca. Allí, de la mano de Tomás García, su modista de confianza, y Mariola Orellana, su representante y guardiana de su memoria, los aprendices se sumergieron en el universo estético de Lola, ese en el que el vestuario es mucho más que moda: es identidad, fuerza y movimiento.
Para rendirle tributo, los aspirantes tuvieron que replicar dos de sus icónicas batas de cola, piezas diseñadas no solo para deslumbrar, sino también para acompañar cada uno de sus movimientos en el escenario. Una de ellas no era nueva para Laura Sánchez, que ya la había exhibido en su propia exposición sobre moda flamenca.
El azar decidió la formación de equipos con un sistema muy flamenco: cada aprendiz escogió una peineta al azar para descubrir si se uniría al equipo verde o al naranja. Laura Sánchez asumió el liderazgo del equipo verde, rodeándose de Óscar Higares, Eduardo Casanova y Carmen Farala. En el equipo naranja, Terre repitió como jefa de taller acompañada en su equipo por Canco Rodríguez, Pilar Rubio y Edu Soto.
Desde el primer momento la elección de tejidos marcó el destino de la prueba. Laura y los suyos optaron por una gasa demasiado delicada y un terciopelo elástico que, aunque elegante, no tenía la estructura necesaria para una bailaora. Por su parte, Terre y su equipo supieron escoger materiales más adecuados, asegurándose de que su bata de cola no solo luciera espectacular, sino que también pudiera cumplir su función sobre un tablao.
Pero si había alguien a quien la suerte le había dejado una bomba de relojería en las manos, esa era Carmen Farala. Como ganadora de la primera prueba, recibió un mandil negro con una decisión crucial: quedárselo o entregárselo a otro aprendiz. En un gesto valiente, decidió asumir ella misma el riesgo sabiendo que independientemente de lo que hiciera, iría esta semana al foso.
La prueba avanzó entre volantes, cortes y capas de tela que parecían no terminar nunca. Mientras Laura guiaba a su equipo con firmeza y un orden germánico también se enfrentaba a las consecuencias de su arriesgada elección textil. A pesar del esfuerzo, su bata de cola no logró el efecto deseado. El equipo naranja, en cambio, supo sortear los obstáculos y acabó imponiéndose, no por una confección impecable, sino por haber comprendido lo esencial: una bata de cola no es solo una pieza vistosa, es una herramienta de expresión en movimiento.
Finalmente, entre lágrimas de frustración por lo que significaba la prueba para ella, Laura Sánchez tuvo que asumir que el equipo verde iría a la prueba de eliminación y que, por tanto el equipo naranja había ganado el reto continuando una semana más en la competición.
Moda, redes y un adiós inesperado
La última prueba de la noche trajo consigo un reto a la altura de los tiempos: diseñar una prenda pensada para triunfar en una campaña de e-commerce. No solo había que coser, también había que entender la imagen, el impacto y la narrativa visual que triunfa en el universo digital.
Los aprendices trabajaron codo con codo con cuatro estrellas de TikTok: Marina Rivers, Vyperr, Marta Díaz y RoRo. Óscar Higares diseñó para RoRo, Eduardo Casanova para Marina, Laura Sánchez para Vypper y Carmen Farala para Marta Díaz. Ante la dificultad del reto, Oscar se animó a pedir el imperdible al inicio del cosido y pidió la ayuda de Pilar Rubio, una de las aspirantes más fuertes. El actor y extorero se encontró con un obstáculo inesperado: a RoRo no le convenció el color de su prenda y tuvo que empezar de cero, perdiendo un tiempo valiosísimo y lamentablemente, desperdiciando su ventaja.
Por su parte, Eduardo Casanova apostó por un diseño demasiado ambicioso, lo que le pasó factura en la ejecución. Laura Sánchez, en cambio, tuvo una visión clara desde el principio y presentó un mono vaquero muy digno. Sin embargo, quien verdaderamente brilló al entender la prueba perfectamente fue Carmen Farala. Su conjunto de tweed encajó a la perfección con Marta Díaz y se convirtió en el diseño estrella de la prueba.
Pero si hubo un momento inesperado, fue cuando María Escoté, en un arranque de inspiración y homenaje a la moda digital, decidió unirse a la prueba. Confeccionó un conjunto espectacular de malla azul y minifalda de plumas, que Marta Díaz no dudó en lucir.
Al final, la sentencia fue dolorosa. Oscar Higares, valiente, honesto y con una evolución impecable, se convirtió en el sexto expulsado. La emoción inundó el taller, porque su marcha dejó claro que en Maestros de la Costura Celebrity nadie está a salvo y que la moda, como la vida, es impredecible.