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Estes es el catálogo de los monstruos más temidos a lo largo de la Historia

Noticia   el Condensador de fluzo
Susana Abad
4 min.

¿Te suena el monstruo del lago Ness? Seguramente hayas visto alguna fotografía o hayas oído hablar de la leyenda de este monstruo que habitaba el fondo del lago escocés, pero ¿sabías que no está solo? En el Condensador de FluzoJavier Traité nos trae una lista de falsos monstruos de río que han sido a la vez objeto de terror y reclamo turístico.

Comencemos cruzando el Atlántico. Nos vamos a Estados Unidos, en concreto hasta el río La Chute, que desemboca en el lago George, en Nueva York. Allí tuvieron su propio monstruo: Georgie.  ¿Y qué era? Pues se trataba de una broma que se le ocurrió en 1904 al pintor Harry Watrous. A Watrous le gustaba pescar en el lago, y tenía cierto pique con un veterano de la Guerra Civil, el coronel William d’Alton Mann, para ver quién sacaba el pescado más grande. El coronel engañó a Waltrous con un pez de mentira, así que este decidió gastarle una broma.

Cogió un enorme tronco y le construyó una cabeza de dragón. Lo ató a una cuerda y la pasó por un ancla para mover el monstruo a voluntad mientras él se escondía. El resultado fue que no solo d’Alton, sino toda la gente de la zona empezó a reportar avistamientos de la criatura y el monstruo del lago George devino una leyenda.

Pero Javier Traité asegura que las bromas no suelen ser la única manera en que comienzan a reportarse avistamientos de monstruos fluviales. Durante siglos, hemos creído ver criaturas terribles bajo las aguas.

Situémonos en Suecia, en el gran lago Storsjön. Una leyenda de 1635 cuenta que dos trolls, Jata y Kata, se pusieron a cocinar en un caldero a orillas del lago. La sorpresa vino cuando del caldero salió un extraño animal con cuerpo de serpiente negra y cabeza de gato, que se metió en el lago, al que llamaron Storsjöodjuret.

Desde entonces se han reportado innumerables avistamientos, sobre todo desde el siglo XIX, momento cumbre de la leyenda, pues implicó al rey Oscar II,  quien creó una compañía especial para capturarla. Prepararon varias trampas, como un embarcadero con una luz eléctrica para atraerlo y un arponero noruego esperando a la bestia. También fabricaron tijeras y cepos enormes, contrataron un barco ballenero que recorriera el lago con linternas… Y aunque nada de eso diera resultado, los residentes locales no se desanimaron, hasta el punto de que en 1986 se prohibió en el condado capturar, herir o matar a los monstruos de los grandes lagos, o dañar sus huevos si los encontraban.

¿Y han sido los monstruos lacustres un invento moderno? Javier Traité explica que nada más lejos de la verdad. Los monstruos acuáticos son atemporales; se encuentran por toda la historia.

En la Edad Media,  se hablaba de los gusanos Lagarfljót, culebras gigantes de los lagos. Incluso existe un antecedente medieval para el monstruo del lago Ness.  El abad de Iona, Adómnan, escribió en el siglo VI una Vida de San Columba, en la que explicaba los milagros del santo que cristianizó Escocia. Andaba San Columba por la tierra de los pictos cuando vieron a un grupo de gente enterrando a un hombre que, decían, se había metido en el río Ness, y le había atrapado y matado una gran bestia acuática. San Columba hizo a uno de sus seguidores tirarse al agua para atraer a la bestia, a la cual el santo hizo la señal de la cruz. Así, se cuenta, consiguió alejar al monstruo, hazaña que le proporcionó gran fama.

Y no solo se trata de dragones y serpientes, cuenta Javier Traité. En Escocia temían que saliera del agua otro monstruo con una forma poco usual: el caballo. Eran los kelpies, caballos demoníacos que salían del río para secuestrar a la gente, una figura que nos encontramos en otras partes de Europa y del mundo con otro nombre. Es curioso que los monstruos que aparecen en las aguas siempre responden a las expectativas de la época.  Y es que cuando se creía en demonios y seres mágicos y se viajaba a caballo, la gente imaginaba serpientes y caballos sobrenaturales.

¿Y creemos nosotros en monstruos? Bueno, con el descubrimiento de fósiles de dinosaurios en el siglo XIX comprendimos la existencia de épocas habitadas por seres extrañísimos hoy extintos, pero hay quien cree que estos monstruos falsos podrían corresponderse con un ser prehistórico que ha conseguido sobrevivir. Concluye Javier Traité señalando que, aunque al final todos estos monstruos sean bulos, las historias fantásticas nos han acompañado y nos acompañarán siempre, durante toda la Historia.

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