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Madrid Fashion Week | Teresa Helbig: así se hace un buen desfile, y una buena colección

RAFAEL MUÑOZ(@MUNOZ_RAFA)
4 min.

Dice Teresa Helbig que ha dedicado su colección a Ana Bolena, pero se queda corta. Es curranta, inquieta, emprendedora y muy buena en su trabajo, en el que siempre busca la excelencia. No va de estrella, al contrario. Te la cruzas en este oscuro backstage y pasa desapercibida, vestida de negro, vestida de no-color. Luego, en el probador, se crece. El equipo da los últimos retoques junto a su familia, todos están allí, llegados de distintas partes. Son un todo, son su fuerza. La misma que emplea para diseñar, para crear, para contar lo que han hecho: lo que se ve y lo que no se ve. Esta colección es especial, se escapa de lo que hasta ahora ha hecho Helbig, pero sin perder su esencia y su identidad. Que sus fanáticas seguidoras no se asusten: los códigos e iconos de la casa siguen presentes, y más cuidados que nunca, pero es que lo nuevo es una maravilla. ¡Y cómo nos gusta lo nuevo!

Recrear o revisitar la historia es complicado y no siempre sale bien. Rendir homenaje a un personaje, a su figura o a lo que representa es, a veces, un marrón. Pero la catalana tiene talento y sabe que para triunfar en esta profesión hay que hacer lo que cantaba Rocío Jurado: "Lo que hace falta es reaños y ganas de trabajar". A su labor de investigación se suma la labor de reconstrucción, a veces después de un trabajo de deconstrucción. No es un trabalenguas. Ella abre el armario de Ana Bolena, lo estudia, se lo lleva a su terreno, lo rehace y lo sublima.

Desfile de Teresa Helbig EFE

El armario de Ana Bolena

El famoso escote cuadrado que llevaba Ana Bolena, que hemos visto en cuadros y películas, abre el desfile con un vestido blanco de piqué. Es perfecto para la joya: Helbig reinterpreta el icónico colgante con la B, cambiando las perlas con metal. Marca de la casa. Hay un retrato idealizado de la mujer de Enrique VIII en el que lleva el cuello con volantes de encaje y tul del siglo XVII y todas las camisas de la colección hacen un guiño a esta prenda. Teresa las combina con conjuntos cañeros en cuero y tachuelas, o con poderosas capas en negro que resultan fabulosas. En contraste, vemos delicados vestidos de tul, pero que no engañen: por fuera parecen frágiles, pero por dentro llevan un gran trabajo. Hay vestidos en tonos crudos, pero llaman poderosamente la atención lo que van en gasa o con encaje, a veces en rosa, a veces en verde, a veces con los dos colores. Tienen un aire historicista, pero sin caer en lo evidente.

Desfile de Teresa Helbig EFE

Furor por los chalecos

Los chalecos saltan a escena, y casi recuerdan más a Enrique VIII, los vemos sobre la piel, en negro o con un damero de piel muy bien trabajado, jugando con dos alturas de pelo para aportar profundidad a la prenda. Todo lo contrario, o no, de las piezas en nylon negro, tejido que Helbig desarrolla con ganas: aporta frescura a la colección y resta intensidad al conjunto. Lo usa con mimosos conjuntos de dos piezas o en la parte superior de un vestido de tirantes que luego lleva el cuerpo muy decorado, con bordados y aplicaciones. La tendencia no es el derroche, es rebajar la intensidad; como hace Pablo Erroz.

La elegancia más sensual

Hay una camisa muy Helbig, pero ahora se lleva con una minifalda de escamas de cuero y tul. Se cruza en la pasarela con un vestido verde, con fruncidos en las mangas, otro guiño sutil a la época Bolena. Los vestidos finales suben de intensidad y sensualidad, con atrevidos cortes laterales que son ventanas al placer. Pino Montesdeoca, la bella modelo veterana, ha llevado un abrigo y un conjunto de falda y chaqueta, ambos con una manga muy original, una reinterpretación de la manga afrancesada. Igual que el minivestido dorado con mangas de lazitos, otro guiño 'con historia'. Este es un ejemplo de cómo debe hacerse un desfile y de cómo se tiene que hacer una colección. Repito: dice Teresa Helbig que ha dedicado su colección a Ana Bolena, pero se queda corta. Su colección es un homenaje a todas las mujeres Helbig que lo fueron antes que ella, aunque no pudiesen expresarlo y disfrutarlo.

Al desfile asistieron Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, y su esposa Begoña Gómez. Ambos invitados por la diseñadora, no por Ifema. Por eso se sentaron en el banco de invitados, junto a Luz Casal y Macarena Gómez. Yolanda Díaz, que fue invitada por Ifema, fue al desfile de Hannibal Laguna y se sentó en la grada de autoridades. Y todo en un día intenso, con los desfiles de Otrrura, Isabel Sanchís, Roberto Torretta y Duarte.

Desfile de Teresa Helbig EFE

Desfile de Teresa Helbig EFE

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