Cine
La crudeza del pasado

Carlos Saura retrata en 'Los golfos' un Madrid irreconocible: pobreza y barro

RAQUEL ELICES
5 min.

Despierta Madrid en las corralas mugrientas de los arrabales. El humo de las chimeneas se funde con el polvo de barro que asfalta las calles, mientras dos mujeres cantan coplillas a cambio de limosna a las puertas del mercado de Legazpi. Es el año 1959, la cámara de Carlos Saura plasma sobre aquellas escenas naturales el retrato desencantado de una generación perdida en Los Golfos (1959), la ópera prima del cineasta, que acaba de cumplir 90 años, y que se emite este viernes en Historia de nuestro cine.

Considerada una de las películas fundamentales de nuestra cinematografía, Los golfos presenta una amarga fotografía de personajes vencidos y sin futuro que sobreviven como pueden en una capital tan funesta, como llena de oportunidades. Con un rodaje realizado cien por cien en espacio reales, tal y como se avisa en los primeros créditos de la película, la ciudad de Madrid desempeña un papel esencial, tanto desde el punto de vista estético, como narrativo.

Madrid, finales de los 50

La película nace de una clara voluntad realista. Inspirado por la novela El Jarama (1955), de Rafael Sánchez Ferlosio, Saura quiso mostrar también el perfil de la juventud del momento, algo novedoso en el cine de aquella época. Buscaba hacerlo desde los lugares en los que habitualmente se movían aquellos jóvenes. “Lo más importante para Saura era mostrar las cosas tal cual eran. Eso también se perfila ya desde el guion que parte de una idea sacada de un reportaje sobre el mercado de Legazpi”, cuenta el crítico de cine Luis G. Pagés en el coloquio de Historia de Nuestro Cine.

Historia de nuestro cine - Los Golfos (Presentación) - ver ahora

Aquel reportaje periodístico, firmado por el Premio Nacional de Literatura y gran cronista de Madrid, Daniel Sueiro, evidenciaba a trabajadores míseros, precarios y mal pagados que, como los protagonistas de Los golfos, acaban cometiendo pequeños hurtos y trapicheos para poder sobrevivir. Mostrar el contexto vital, económico y social en el que vivían aquellos jóvenes era el objetivo de Saura, siguiendo la estela de títulos como Los farsantes (1963), de Mario Camus -con el que Saura firma el guion de Los golfos-, Los olvidados (1950), de Buñuel, e incluso Rocco y sus hermanos (1960), de Luchino Visconti.

El mercado de Legazpi, los arrabales de la Elipa, el Matadero de Madrid o las colonias del Pico Pañuelo son algunos de los escenarios reales, de finales de los 50, que aparecen en Los golfos y que confieren con un valor casi documental a la película. Testigo de la mirada fotográfica de Saura, la cinta muestra una ciudad irreconocible, muy alejada de la gran urbe cosmopolita en la que Madrid se ha convertido hoy día, y sirve de archivo para la memoria de la ciudad.

Un viaje en el tiempo en el que nos sumergimos a continuación, a través de las escenas más icónicas de Los golfos, y que nos llevan a aquel Madrid de 1959.

Barrio y mercado de Legazpi

Salida del metro Legazpi en 'Los golfos' (1959)

El mercado de Legazpi aparece en la película como un lugar de tránsito entre lo que viene de fuera (frutas, legumbres ... ) y que va a penetrar Madrid. Para Juan, el protagonista que quiere sueña con triunfar como torero, constituye un lugar de acceso a la ciudad, como si el trabajo representara una de las opciones que tienen los golfos para escapar de su situación económico y marginal.

Antiguo Mercado de Legazpi de verduras y legumbres

En las primeras escenas de la película vemos perfectamente la salida del metro de Legazpi en la que sería una de las estampas habituales del Paseo de las Delicias, en la que aún existía el tranvía. Camiones cargando y descargando las verduras, hombres y mujeres con cestos de mimbre en la cabeza, que se dirigían al mercado de Legazpi que tan bien retrató Daniel Sueiro.

Arrabales de La Elipa y Ciudad Lineal

Arrabal Ciudad Lineal, 1959

Por aquel entonces, lo que hoy conocemos como el distrito de Ciudad Lineal, estaba lleno de esqueletos con andamios y grúas. Una zona en la que se mezclaba chabolas con nuevas edificaciones y que tenía como punto neurálgico de actividad la central eléctrica que abastecía a la zona de suministro y que aparece en un par de escenas en Los golfos.

Central eléctrica de Ciudad Lineal, 1959

Otro lugar símbolico es el puente de Daroca, actualmente atravesado por parques y carreteras, entonces era un barrizal por el que transitaban jóvenes marginados como Julián, Juan y Paco y en donde se veía a muchas buscavidas como la protagonista femenina a la que da vida aquí la actriz María Mayer.

Puente Daroca, La Elipa, 1959

¿Un baño en el Manzanares?

Puente del Ferrocarril, río Manzanares a su paso por El Pardo

No todo es barro y chabolismo en Los golfos. Carlos Saura también retrató con gran belleza una naturaleza intacta y agradable que hoy día nos parece casi imposible en un Madrid abarrotado por asfalto y cemento. También resulta sorprendente el baño que los protagonistas se dan en el río Manzanares a su paso por El Pardo, bajo el puente del Ferrocarril. Un escenario que hoy en día puede visitarse, cosa muy distinta es la de darse un chapuzón.

Matadero y colonia Pico del pañuelo

Matadero y colonia Pico del Pañuelo, 1959

El Paseo de la chopera es uno de los escenarios más reconocibles de la película. Una calle que se muestra durante la persecución a Paco y que deja ver las traseras de Matadero y algunos de los edificios de la colonia conocida como Pico del pañuelo. Una serie de edificios diseñados específicamente para los trabajadores del propio Matadero y en el Mercado Municipal de Frutas y Verduras de Legazpi.

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