La historia de Enrique Morente y Aurora Carbonell se parece mucho a la Romeo y Julieta, pero en este caso el final fue feliz, al menos durante muchos años. Se conocieron en Madrid, cuando ella era una adolescente de 16 años, y empezaron a salir a escondidas, para que no se enterasen sus padres, porque ella era gitana y Enrique era payo. Estaban tan enamorados que cuando él tuvo que volver a Granada no lo dudó y se escaparon juntos. Y eso, para su raza, es como estar casados. La primera noche la pasaron en un banco, bajo las estrellas, junto a la Alhambra. Y ya no se movió de Granada. Dos años después nació Estrella. Aurora quería una niña con el pelo negro y liso como el suyo, para peinarla con 'moñitas', diademitas, lacitos..."Pero salí yo con la cabeza llena de rizos dorados como mi padre. ¡Por lo visto, durante años solo me pudo peinar como a Enrique Morente!", dice la cantante en su cuenta de Instagram, junto a una foto que recuerda su infancia. Una infancia con dos vidas: una en el colegio, con los niños de su edad y otra en los tablaos, bailando en las actuaciones de su padre. Aurora, la vigilaba de cerca, dando palmas, jaleando a su pequeña.
El talento que le corre por las venas
Quizá pensaron que sería bailaora, como la madre. Aurora es heredera de una saga con mucho arte, Los Montoyita, que vienen de Valladolid. Es hija del guitarrista Pepe Carbonell, 'Montoyita' y hermana de otro guitarrista 'Montoyita', Antonio Carbonell (en 1996 representó a España en Eurovisión) y Victoria, 'la Globo', bailaora como ella (Aurora era conocida como 'la Pelota'). Además, es prima de los Ketama y de Enrique Heredia, 'el Negri', cantante de La Barbería del Sur. Aurora durante años se dedicó más a la familia que al baile. Tras Estrella llegaron Soleá y José Enrique, 'Kiki'. La boda de Estrella con el torero Javier Conde hizo muy popular a la mayor de los hijos, y lo mismo ocurre ahora con Kiki, carne de la prensa rosa por su relación con Sara Carbonero.
Aurora Carbonell y Enrique Morente formaron una familia que se mantuvo muy unida, en la cocina y en el escenario. Eran una piña y por eso la muerte del cantaor fue un golpe tan duro. La tragedia desmoronó sus vidas y les partió el corazón. Morente murió el 13 de diciembre de 2010 por las lesiones derivadas de una hemorragia y la familia denunció al cirujano que le operó 'presunta' negligencia. Aurora se guardó el dolor y las palabras durante años, solo el paso pudo sanar las heridas y todavía con dolor pudo hablar de la ausencia de su marido. "A mi marido lo abandonaron y, cuando llegué, ya no estaba. Queremos que nos digan de una vez qué pasó desde la una y cuarto de la mañana hasta las cuatro. Estuvo solo y nadie le atendió", dijo en el juzgado, en el que ella y su yerno, Javier Conde, declararon. Toda la familia unida en el dolor, peleó pidiendo justicia, nunca venganza. Pero perdieron la batalla y en 2013 se archivó la causa penal porque el juez estimó que no se había justificado "debidamente" la existencia de delito.
El arte como salvación
Aurora Carbonell bailó durante años sobre los escenarios, muchas veces junto a su hermana Victoria. Luego siguió dando rienda suelta a su creatividad, pero lo hizo en la intimidad, a solas con los pinceles. Sus cuadros, cargados de sentimiento, llegaron a exponerse en el Teatro Español, justo enfrente del Villa Rosa, el tablao en el que tantas noches había duende, el de su padre, José Carbonel, el 'Montoyita', y el de toda la gran familia del flamenco.
Una deuda saldada
Fue en 2013, tres años después de la tragedia. La exposición, titulada 'La Aurora de Morente, fue una deuda saldada con el cantaor, ya que Aurora le prometió que algún día mostraría lo que había hecho. "El arte me salvó la vida", dijo en la inauguración. "Es una obra virgen, nacida del alma. Hecha para calmar y aliviar mi dolor por la ausencia inesperada de mi compañero". Para muchos fue una gran sorpresa, porque no sabían nada. Y los primeros sorprendidos fueron sus hijos. "No sé de dónde lo ha sacado", decía con los ojos como platos Estrella, la mayor.
Ahora cuida de ellos, cuando se dejan, y les repite que nunca olviden quién fue su padre. "En esta casa todo se hace a través de Enrique Morente", dice en el documental que emite el programa Imprescindibles de RTVE. "¡Qué suerte habéis tenido de tener este padre, que os inculcara el arte desde chiquititos!", escuchan Estrella, Soleá y Kiki, que recogen el legado del padre, pero también el talento, la creatividad y el arte de los Carbonell, ese que corre por sus venas y que viaja de generación a generación.