El próximo mes de diciembre se cumplen 25 años de la publicación del disco Omega de Enrique Morente, y aunque sea imposible responder si se trata del mejor disco español de la historia –fundamentalmente dependerá del gusto de cada uno-, hay muchos motivos por los que podríamos considerarlo así. Los vamos a condensar en cinco:
1. El concepto
Inventó algo realmente nuevo, un sonido que nunca se había escuchado, que además procedía de dos tradiciones musicales muy alejadas como son la española y la norteamericana. Enrique Morente lo contaba en una entrevista: a él le importaba más el concepto que la propia ejecución, ya que ese concepto podría ser utilizado por los demás en el futuro.
2. Más allá del flamenco
No empleaba unos ingredientes cualesquiera, todos tienen un peso cultural e histórico abrumador, con legiones de amantes incondicionales de ellos en estado puro. Si hablásemos de pintura, es como si hubiese metido en una coctelera a Velázquez, Picasso, Hopper y Pollock. ¿Qué podría salir mal? Todo. ¿Qué puntos en común tienen Velázquez y Hopper? ¿El flamenco y Leonard Cohen? Solo Enrique Morente se pudo dar cuenta de que Federico García Lorca era ese nexo (Picasso en nuestro ejemplo pictórico). Pero, por si fuera poco, dio otro triple salto mortal y sin red, incluyendo las guitarras distorsionantes y la batería del grupo granadino Lagartija Nick (un poquito de action painting de Pollock para aliñar nuestro lienzo).
3. La gestación del disco
La historia de la gestación del disco contiene mucha épica. No sabían del todo hacia dónde iban. Seguían una intuición que podía haberles llevado al fracaso, a la irrelevancia o a la decepción de sus fieles. Enrique Morente tenía 54 años cuando se publicó el disco, y a esa edad pocos creadores siguen rompiendo esquemas. La mayoría repiten la fórmula del éxito con pequeñas variaciones. Morente, sin embargo, desde casi cero (salvo por algún escarceo previo con Lorca) creó un nuevo ecosistema sonoro y llegó a la cima de su carrera. Y todo ello con una figura bienhechora y generosa de fondo que empapa todo de una trascendencia aún mayor: Leonard Cohen.
4. Su éxito
Aunque los inicios fueron complicados, finalmente el disco acabó cosechando un éxito incontestable tanto de crítica como de público. Y entre otras cosas, permitió que un flamenco, Enrique Morente, fuera la estrella del festival alternativo más importante de España, el de Benicàssim.
5. Final feliz
Este cuento tiene un principio y un final magníficos. El estreno por sorpresa en el Teatro Albéniz de Madrid ante un público que iba a ver al Enrique cantaor –en el marco de un festival flamenco- y los insultos y hasta casi violencia cuando les soltaron allí el “ruido” de los Lagartija es insuperable. También lo son los frutos que ha dado con el tiempo el universo Omega: varias reediciones y nuevas versiones, un exitoso documental, un libro y varias giras nacionales e internacionales. Pese a lo oscuro de algunas de las canciones del disco, esta parece una película de Hollywood de las que acaban bien.