Chiara Ferragni sabe remover polémicas donde no debería haberlas y recordarnos, al apretar un par de botones en su Instagram, que no somos tan modernos como nos gusta pensar que somos. La influencer italiana enseñó sin querer un pecho en la Mostra de Venecia, cuando se le abrió el escote del vestido, todo el mundo vio que tenía un piercing en el pezón y sirvió la conversación en bandeja. Ahora, hace un guiño a ese equívoco a través de la moda y la utiliza para responder. Ferragni ha posado en sus redes con un total look de Schiaparelli que tiene un protagonista absoluto: sus pezones, escondidos y a la vez señalados por dos broches dorados que despiertan todo tipo de reacciones.
Schiaparelli está renaciendo de sus cenizas bajo la dirección de Daniel Roseberry y con Lady Gaga como embajadora de lujo, y lleva varias colecciones integrando un guiño al surrealismo como firma inconfundible: la abstracción de las diferentes partes del cuerpo, que se convierten en collares, en broches o en corsés que sugieren tanto como esconden. La misma lógica que impregnaba el vestido con el que Bella Hadid arrasaba en el Festival de Cannes caracteriza el look de calle de Ferragni: señalar a través de las joyas lo que se considera vulgar mostrar de forma directa. El pezón se equipara a una boca o a un pulmón y su molde se convierte en prenda.
¿Rebelión contra la censura?
La llamada a liberar el cuerpo femenino, desexualizando los pechos o desestigmatizando la lactancia, por ejemplo, coincide en el tiempo con la prohibición omnipresente del pezón de la mujer. Redes sociales como Instagram o Tumblr obligan a taparlo y las 'pezoneras digitales', a falta de otro nombre, se han convertido en el pan de cada día: las chicas suben desnudos a su Instagram, algunos erotizantes y otros tan cotidianos como una foto dando de mamar a un bebé, y emborronan, pixelan o tapan con un emoji este límite arbitrario para la exposición femenina. Una forma suave de censura que ya hay quien aprovecha como reclamo publicitario, como sucedió con el poster de Madres paralelas, lo nuevo de Almodóvar, prohibido (y después aceptado como excepción a la norma) por llevar por bandera esta imagen, tan natural como provocadora.
No es de extrañar, entonces, que la moda reivindique para sí esta forma de jugar con los límites de forma subversiva. El broche con forma de pezón de Schiaparelli, que conocimos en su colección de primavera 2021, ya lo había llevado la actriz Tracee Ellis Ross a los premios People's Choice Awards de 2020. Sobre un traje sastre oversized, eran el toque que rompía con la monotonía de su look y pasaron más o menos desapercibidos. También Hunter Schafer, la actriz y modelo conocida por su trabajo en Euphoria, apareció con ellos en el talk show norteamericano de The Tonight Show With Jimmy Fallon.
Una simple decisión de estilo puede quedarse en eso, o puede convertirse en toda una consigna. Paradójicamente, Cardi B no sabía cuando colocó rubíes de 44 quilates sobre sus pezones en la Met Gala de 2019, que estos se convertirían un año después en una imagen polémica. "El reto era encontrar la forma y el tamaño perfectos para hacerle dos pezones de rubí a Cardi", decía Corina Mihaila Larpin, la diseñadora de joyas de lujo que desde su firma, Stefere, preparó estas pezoneras de piedras preciosas para la artista. Resulta que precisamente estas características del pecho de Cardi B dieron que hablar en octubre de 2020, cuando la cantante se equivocó y subió una foto en topless a sus historias de Instagram.
Cardi B fue tendencia en todas las redes, repletas de memes que bromeaban sobre el tamaño de sus areolas. Tanto así, que ella misma se encendía y respondía a uno de los hombres que se metía con ella. "¿Por qué son tan grandes tus areolas?" "Porque di de mamar a un bebé durante tres meses, los pechos aumentaron de tamaño y los pezones también. No pasa nada, avísame si quieres que dé de mamar a tu padre", replicaba enfadada. Y visibilizaba una realidad que también salta a la vista en gestos como el de Ferragni, que se ajusta perfectamente al canon pese a haber dado a luz hace sólo unos meses: aunque los cuerpos delgados y los pezones pequeños también puedan ser polémicos, los que no se ajustan a la norma siguen en una absoluta oscuridad.
El año del pezón
El pecho ha tenido un lugar protagonista y problemático a lo largo de toda la historia de la moda. Kate Moss, una de las responsables de la tendencia de marcaje del pezón en los años 90 y precursora accidental del nude dress —que, como demostraba Megan Fox, sigue conservando un lugar prominente en el armario de las famosas—, decía en años posteriores que no se sentía cómoda cuando comenzaron a pedirle que desfilase top less. Liberación y sexualización, provocación y vanguardia, van siempre de la mano en una eterna tensión que no termina de resolverse.
Pero 2014 fue un año crucial en lo que a la reincorporación del pezón en la pasarela y en la calle se refiere. La activista Lina Esco estrenaba la película Libera el pezón, Free The Nipple, y creaba todo un movimiento que buscaba eliminar 'la diferencia de trato' del pecho femenino en la moda y las costumbres. En años posteriores, firmas como Saint Laurent o Jean Paul Gaultier —que incorporaba el slogan más de dos décadas después del famoso desfile de 1992 en el que Madonna mostraba completamente sus pechos— hacían del pezón un punto de interés.
Artistas famosas como Rihanna y Miley Cyrus recurrían al nude dress, las transparencias o el desnudo parcial y convertían el pezón en su seña de estilo. Miley Cyrus se jactaba recientemente de haber "inventado las pezoneras de pegatina" en 2013, un año antes del Free The Nipple, cuando llevó dos estrellas colocadas bajo una camiseta transparente. En su espectáculo de la primavera de 2015, Tom Ford se lanzaba a diseñar pezoneras enjoyadas que enmarcaba dentro de transparencias o sobre escotes cortados por debajo del pecho.
Así que el enjoyamiento del pezón no es nuevo, y su reivindicación metalizada tampoco: Beyoncé ya tuvo cierto impacto cuando dio comienzo al tour Mrs Carter con un concierto en Belgrado, Serbia, en el que embelleció un molde de su torso con adornos metálicos y brillantes sin dejar nada a la imaginación. El pecho se muestra, se censura, se sugiere y se señala, se viste y se destapa en un ciclo que nunca para. Esta temporada, en la alfombra roja, Schiaparelli gana y los escotes arrasan.