Si algo nos enseñaron las manoplas de Bernie Sanders es que nada se hace viral con la facilidad de una buena prenda de ganchillo: da igual si estamos en un contexto político o en el mayor evento deportivo de lo que llevamos de década, los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020. El protagonista de este fin de semana en las redes ha sido Tom Daley, el saltador británico que ha ganado el oro junto a su compañero, Matty Lee, en la plataforma de 10 metros. Primero lo fue por el mensaje que lanzó tras su victoria, cuando se declaró "increíblemente orgulloso de ser gay y campeón olímpico" y quiso mandar todo su apoyo e inspiración a los jóvenes LGTB.
Y después lo ha sido por el gesto, natural y sencillo, con el que ha enternecido a toda la red: mientras prestaba atención a la competición de natación, Daley estaba tejiendo en las gradas. En un año en el que más que nunca se está hablando de la gestión de la presión y de los nervios en la arena olímpica, el deportista, que a sus 27 años es un veterano en la modalidad de salto sincronizado de diez metros, ha confesado que es su afición por el punto y el croché lo que más le ha ayudado a navegar las tensiones del deporte competitivo.
Cuando la cuenta oficial de los Juegos Olímpicos se hizo eco de tan tierna estampa, Tom Daley se hizo viral inmediatamente. Y esta mañana ha vuelto a serlo porque ha repetido, esta vez tejiendo un impresionante jersey de temática deportiva. En los ratos libres que le deja el entrenamiento, Tom Daley, que también tiene un canal de YouTube desde el que documenta sus rutinas, su vida y, en los últimos días, su aventura olímpica, mantiene una cuenta de Instagram que se llama @madewithlovebytomdaley ('hecho con amor, de Tom Daley') en la que exhibe todo lo que teje y conecta con otros aficionados de esta actividad, muchos de ellos completamente ajenos al deporte.
Un 'bolsillito' para su medalla de oro o un jersey solidario
Una de las últimas piezas de la que ha presumido orgulloso es de la solución que ha encontrado para proteger su medalla durante el viaje: "Normalmente no publico cosas que no tienen que ver con el punto en esta cuenta", empieza el deportista en el vídeo, consciente de que muchos de sus seguidores aficionados al ganchillo y el croché no siguen de cerca su carrera olímpica. "Pero mi compañero Matty y yo ganamos las Olimpiadas ayer", dice como si tal cosa, "y quería venir y decir que lo único que me ha mantenido sano durante todo este proceso ha sido mi amor por el punto, y el croché, y todo lo relacionado con tejer. Así que gracias a todos por seguirme aquí, y no sólo eso, sino que esta mañana hice un bolsillito para que no se me rayase la medalla. Aquí está, cabe perfectamente y tengo la bandera del Reino Unido en un lado y la bandera de Japón en el otro", explica.
Lo hace por amor al arte pero, también, por motivos solidarios: su creación más popular últimamente ha sido el jersey arcoiris con el que, además de apoyar indirectamente el orgullo, el saltador ha recaudado fondos para una asociación dedicada al tratamiento y prevención de los tumores cerebrales, a través de un crowdfunding en el que ha recaudado 5787 libras (unos 6,767 euros) en catorce días. También hace chalecos, vestidos, cubresofás, mantas para niños o jerseis para los perros de sus amigos. ¡Normal que en las redes la gente se muera de amor!
Tokyo 2020, las Olimpiadas del cambio
Tom Daley y el abrazo que está recibiendo al mostrarse tal y como es en estos Juegos parece parte del termómetro que indica que, en Tokyo 2020, algo está cambiando: una nadadora como Ona Carbonell puede reclamar su derecho a conciliar, una gimnasta, como Simone Biles, puede reivindicar el cuidado de su salud mental y un saltador como Tom Daley puede conquistar con su brillante personalidad en los descansos que le deja el deporte: "Ahora hay más atletas LGTB que en ningunos otros Juegos Olímpicos y ahora pienso en cuando salí del armario en 2013, y en cuando era más joven y siempre pensaba que era el único y el diferente y que nunca iba a ser lo suficientemente bueno que la sociedad esperaba de mí", decía en su discurso de aceptación el joven Tom Daley. Ahora, otros lo ven y toman nota: en los Juegos Olímpicos también hay sitio para ellos.