En el documental de Lazos de sangre hemos podido conocer a una Sara Montiel oculta hasta ahora. Conocíamos a la mujer sensual, a la tigresa que arrasaba entre los hombres, a la actriz que conquistó Hollywood y la voz que nos embelesaba. Pero se hace menos hincapié en la fuerza que tenía, en su personalidad atrapante y el símbolo en el que se convirtió.
Una mujer moderna en la época franquista
Sara Montiel no era princesa ni tenía un gran poder en España, sin embargo se enfrentó al mísmisimo Franco rechazando su invitación a cantar en su fiesta de Navidad. ¿Fue una locura? Probablemente; pero cargada de valor. Así era Sara, una mujer valiente que era capaz de enfrentarse al máximo poder de su país.
El cine por delante de todo
Aunque parezca una tontería comparado con plantarle cara al dictador, Sara se enfrentó a su segundo marido cuando le ordenó que dejara el cine por él. De hecho, ese fue el motivo por el que el matrimonio se separó. Dejar a la persona que amas no es una tarea fácil; pero la manchega siempre tuvo claras sus prioridades, y el cine siempre iría por delante de todos los hombres.
Seguramente ella no lo llamaría "feminismo", por aquel entonces este término no era tan habitual como en la actualidad; pero en hechos prácticos fue toda una pionera en el ámbito.
Icono gay
Pronto se convirtió en abanderada de la homosexualidad. Sara Montiel y el mundo gay se volvieron inseparables, ella era capaz de eliminar la marginalidad, lo importante era pertenecer a su universo, después de eso lo demás carecía de sentido. De hecho, volvía a enfrentarse a Franco cada vez que acudía al cuartel a pedir que dejasen salir a los homosexuales que habían detenido. Les defendía a capa y espada, y por eso ellos le devolvieron todo el amor al convertirla en el icono de la comunidad gay. Incluso llegó a ser pregonera de las Fiestas del Orgullo Gay, algo que le hizo mucha ilusión.
Sara Montiel, símbolo de la comunidad gay