El legado de Gabrielle Chanel está más vivo que nunca. Había ciertos temores sobre el futuro de la casa tras la muerte de Karl Lagerfeld en febrero de 2019. Pero tan solo un año después, Virginie Viard, la mujer que durante años trabajó a la sombra del káiser, ha mantenido el poder y la influencia de la firma y, además, la ha rejuvenecido para que tenga presente y, por supuesto, futuro. La nueva colección es, en palabras de la diseñadora, un impulso muy simple y muy puro. "Hay romanticismo pero sin florituras; hay emociones pero sin lujos”.
Kaia Gerber desfila para Chanel. AFP
Sin lujos tal y como se concebían y entendían antes. Ahora el lujo no se exhibe, se vive. Es una sensación para el que lo hace, es una emoción para el que lo vive. Las prendas tienden a un minimalismo casi conceptual que contrasta con el barroquismo de las joyas, siempre imponentes. Hay mucho blanco, tono puro y limpio que rebaja siempre la intensidad de las colecciones, y mucho negro, haciendo un guiño a Coco pero también a la esencia de la casa. "Ella siempre es una fuente de inspìración", dice Viard.
Chanel desarrolla el punto en distintos estilos. AFP
Golpes de verde pálido y rosa, otro de los emblemas de la casa, acompañan al eterno duo de blanco y negro. Dos tonos que rubrican el trabajo que Viard hace partiendo referencias estéticas conectadas por el mundo de la hípica: desde el caballo de carreras de Gabrielle Chanel, que se llamaba 'Romántica', a la películas Las Ciervas, de Claude Chabrol, un controvertido y trágico triángulo amoroso entre un hombre y dos mujeres. Por eso en el desfile las modelos salían en solitario, de dos en dos o en grupos de tres.
Los pantalones ganan el terreno a los vestidos en Chanel. AFP
Los patrones tienden a la verticalidad, la misma que dibujó Gabrielle en sus siluetas años 20. Lo vemos en los abrigos de doble botonadura que casi rozan el suelo y en las faldas tubo que se combinan con escuetos tops y dejan el ombligo al aire. Casi no hay vestidos, casi todo son casacas que se abren en el bajo y dejan ver botas de mosquetero. Hay prendas que llevan botones automáticos que permiten llevarse abrochadas o abiertas. No le teme Viard a las prendas de aire deportivo, como los pantalones con elastico y las camisetas de tirantes, prendas que se impregnan con un aire ochentero, de princesa del pop.
Chanel se mira en su propio espejo. AFP
Virginie Viard apuesta por un nuevo minimalismo. AFP
Las camisas llevan chorreras, las faldas presumen de volantes y las blusas de encaje tapan lo que se ve con cascadas de joyas, otro guiño a las edades de la casa, a las mujeres Chanel: desde la propia Coco, a Inés de la Fressange y Claudia Schiffer en los 80 e incluso a las nuevas generaciones que representadas por actrices como kristen stewart y Margaret Qualley. Porque el trabajo de Viard sí conecta las distintas juventudes de Chanel con la juventud de 2021, generaciones separadas por el tiempo que tienen muchos puntos en común, como la rebeldía y las ganas de romper con tabúes y códigos sociales obsoletos.
Chanel reinventa las cazadoras jugando con el tejido y color. AFP
Las mosqueteras de Chanel cabalgan sobre la pasarela. AFP
Por eso la ausencia del vestido y la apuesta por otras prendas, algunas sin género. Cazadoras bomber y biker se hacen siguiendo los parámetros de la casa, jugando con los tejidos y los colores. Las perlas que colgaban del cuello de Gabrielle ahora se convierten en la cadena de un bolso. Actualizar el legado de la casa es una nueva forma de ponerlo en valor.
Prouesta para el otoño de 2020 de Chanel. AFP
El furor por el vintage también ha llegado también a los archivos de Chanel. Según Lyst, la plataforma global de búsqueda de moda, las piezas más vendidas son las sneakers CC de ante y tela, el bolso Boy en azul y el bolso Classic Jumbo en negro. Y otro detalle, en la alfombra roja de los Oscar dos de los vestidos que más llamaron la atención fueron los de Penélope Cruz, una reedición de un vestido de 1994, y Margot Robbie, un vestido que la casa lanzó en 1995.
Chanel apuesta por dejar el ombligo al aire. AFP