En la película del mismo título (la de Charlton Heston), la acción se situaba en el año 2022... en un futuro aciago y apocalíptico. Lori Meyers buscan también el futuro con cada uno de sus discos: y en este disco logran mantener una esencia melódica y enfundar a las canciones un traje espacial con un nuevo punto de partida. Procuran la segunda escucha. Plantean al oyente el reto de reconocer el sendero marcado.
Si Cronolánea no fue ni por asomo Hostal Pimodán II, aquí no hay una segunda parte del disco de "Luces de Neón". Esas luces dejan de ser válvulas analógicas y comienzan a ser Leds que iluminan el revival ochentudo reconstruido en las melodías marca de la casa.
El salto al mainstream
Cuando el destino nos alcance simboliza el paso hacia las audiencias masivas de Lori Meyers, algo compatible con su coherencia compositiva (entiéndase por hacer lo que siempre han querido en ese momento), que abre su futuro ante una nueva jugada en el tablero de la creatividad que solo ellos sabrán cómo resolver.
Aunque ahora hay mucha más gente siguiendo la partida. Que no les tiemble el brazo. Ni la cabeza.