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En los últimos meses, varios casos de presuntos acosos, agresiones sexuales y relaciones con prostitutas que afectan a relevantes políticos españoles están removiendo todo el espectro político y social. Los partidos, ¿cómo están en cuanto a igualdad? ¿El machismo sigue marcando la toma de decisiones? ¿Cuánto queda por hacer? Objetivo igualdad ha lanzado estas preguntas a dos políticas y dos expertas en el reportaje Machismo en política.

Objetivo igualdad - Programa 162: Machismo en política
Si en la sociedad hay machismo, la política también es machista. Es una afirmación en la que han coincidido la expresidenta del Congreso Meritxell Batet, la eurodiputada Rosa Estaràs, la socióloga y politóloga Cristina Monge y la investigadora doctoral Isabel Mastrodoménico. Sin embargo, cada una aporta matices.
"Legislativamente hemos avanzado muchísimo. La sociedad también ha cambiado y cosas que cuando yo nací eran normales, hoy serían absolutamente impensables, como que las mujeres no podíamos contratar, por ejemplo", manifiesta Batet, quien también llama la atención sobre la falta de mujeres en los puestos más altos del Ibex 35, las grandes empresas tecnológicas o en el poder judicial. "El 67% de las personas que aprueban la oposición a juezas son mujeres. Creo que en el Tribunal Supremo debería haber también al menos ese 67%", subraya.
“La toma de decisiones en algunos sectores sigue siendo muy masculina“
Cristina Monge cree que la toma de decisiones en algunos sectores sigue siendo muy masculina, incluso en aquellos ámbitos en los que cada día hay más mujeres. "Tenemos vicepresidentas del Gobierno, diputadas y ministras. Se podría pensar que quizá eso hace que esas mujeres no sufran el machismo, pero no es así. También ellas sufren esas discriminaciones que hay en el conjunto de la sociedad", opina.
"Y con ustedes, la representante del sexo femenino"
La diputada por el grupo PPE en el Parlamento Europeo y vicepresidenta de la Comisión de Igualdad, Rosa Estaràs, ocupa altos cargos políticos desde los años 90. Sobre sus comienzos, apunta que "se notaba que quedaba mucho trabajo por hacer" en cuanto a avances en igualdad y cuenta dos anécdotas. Siendo vicepresidenta del Govern balear con unos 28 años, le dedicaron un reportaje sobre sus cambios de peinado. "Creo que sigue pasando porque hay mucho estereotipo, pero con menor intensidad", remata Estaràs.
También recuerda que, en una reunión con el sector turístico, presentaron a su compañero como "honorable señor conseller de Turismo". Cuando le dieron la palabra a ella la introdujeron de esta manera: "Y con ustedes, la representante del sexo femenino".
Por su parte, Meritxell Batet recuerda que ha recibido comentarios condescendientes y trato diferente por ser mujer. "No es admisible que un presidente del Congreso tenga un trato diferenciado dependiendo si es mujer o si es hombre. O que la falta de respeto sea mayor si eres mujer que si eres hombre", defiende.
Asimismo, recuerda haber vivido alguna situación en la que se ha sentido intimidada por el propio volumen del interlocutor con el que estaba hablando. "El hecho de que haga un movimiento brusco hacia ti o que se te eche encima, de alguna manera es mucho más intimidatorio que si tú tienes el mismo volumen que la otra persona", cuenta.
"La bandera de la igualdad entra por presión social"
Para Isabel Mastrodoménico: "La bandera de la igualdad o del feminismo dentro de los partidos políticos entra por una presión social". La investigadora ha observado que bastantes partidos empiezan a identificarse con estas propuestas políticas. "El problema es hasta qué punto están decididos a realmente aplicarlas, asumiendo que la única forma de conseguir que sean exitosas pasa por un cambio de su estructura y un cambio de toda la estructura social. Es una apuesta muy larga y muy arriesgada", afirma.
La socióloga y politóloga Cristina Monge cree que a excepción de la ultraderecha, todos los partidos hacen suyos los postulados de igualdad, en algunos casos, y de feminismo en otros. No obstante, ve que las dificultades residen en el ámbito de lo informal, como las comidas para preparar una reunión o las conversaciones de carácter más privado, "que siguen manteniendo y reproduciendo clichés y formas de relación parecidas a los viejos estereotipos de siempre".
“Las reuniones informales hacen que te promociones mucho menos. Significa estar más tiempo fuera de casa“
En ese sentido, Rosa Estaràs está de acuerdo en que "muchas cosas se gestan en reuniones informales y de pasillo" en el Parlamento Europeo. "Tú en esas reuniones no estás porque estás permanentemente mirando el reloj, porque no hay corresponsabilidad en tu casa. Provoca que te promociones mucho menos porque significa estar más tiempo fuera de casa". Así, propone "cambiar el modelo para que todos, de manera corresponsable, trabajemos en casa y trabajemos fuera".
Batet remata: "Cuando normalicemos que puede haber tanto un presidente como una presidenta del gobierno o que en el Tribunal Supremo haya más mujeres que hombres sin ningún tipo de problema, ahí es cuando empezará a producirse ese cambio en la sociedad".